Diversas organizaciones dedicadas a palear la falta de alimentos en Gran Bretaña han advertido que tienen grandes dificultades para responder a una creciente demanda, ello considerando que las cifras muestran que cerca de un 40 por ciento de los habitantes del país han debido disminuir sus compras debido a una inflación galopante.Por C. Larral
Junto a lo anterior, una encuesta de la Oficina Nacional de Estadísticas refiere que el 92 por ciento de los británicos señalan que el aumento en el precio de sus compras de alimentos es importante, y el 41 por ciento tuvo que reducir las compras producto de lo mismo.
Desde el empresariado la explicación ha sido tan fría como increíble, el exjefe de Sainsbury’s (una de las grandes cadenas de supermercados), Justin King señaló que había terminado la “época dorada” de la comida barata en el país y que las personas tendrían que esperar precios más altos, razón por la cual deberían “ajustaban la forma en que priorizan sus presupuestos”. King dijo que los supermercados no podían hacer mucho para ayudar a la gente mediante el abaratamiento de los precios, dado que los beneficios de esos comercios ya eran bajos.
La directora ejecutiva de FareSharer, uno de los bancos de alimentos, Lindsay Boswell, señaló que la demanda es “más alta que nunca”, situación reportada por el 90 por ciento de este tipo de organizaciones benéficas. Nina Parmar, gerente del banco de alimentos Sufra en Brent (Londres), ha dicho que hay un gran aumento en la cantidad de personas que llegan por primera vez: “Durante el último mes y medio, hemos visto un fuerte aumento en la cantidad de clientes, así como un fuerte aumento en la ansiedad que sienten las personas por sus facturas, particularmente la electricidad”, a ello se suma el aumento en los arriendos y la angustia por la subida en las facturas de gas y electricidad programada para octubre.
Esta crisis se desarrolla mientras se celebra el Jubileo por los 70 años de reinado de Isabel II, que contempla más de 15 mil actos públicos y cuatro días festivos, esta festividad es considerada por economistas como una problema, pues si bien aporta a cierta reactivación en el sector turismo y hostelería, repercutirá en mayor inflación, afectando a los sectores más pobres del país.
Recordemos que la fortuna de la familia real británica se estima en 88 mil millones de dólares, por su parte el Times de Londres calcula en 600 millones de dólares el patrimonio personal de Isabel II, cimentada en un vasto catálogo de propiedades en el país, además de joyas y obras de arte, entre otros bienes. El “trabajo” de la reina es financiado con 100 millones de dólares al año por parte del erario público que incluye gastos como dieta, personal, viajes y más .
Mientras el mundo se deshace en conocer los detalles de estas celebraciones, miles de británicos solo piensan en cómo conseguir comida el día de mañana.
-
Fotografía principal: Reuters