Migración y cambio climático: Refugios y mundos de muerte [parte 1 de 2]

Por: Out of the Woods. en libcom.org

Traducido en: alasbarricadas.org

Fotografía: Manifestación de migrantes en Calais, Francia.

El cambio climático podría desplazar a millones de personas, y la política fronteriza es una cuestión de vida o muerte. Este es el primer artículo de dos que analizan la migración climática, los populismos anti-migrantes y las políticas de fronteras.

Habrá muchos, individuos o pueblos, que piensen más o menos conscientemente, que “todo extranjero es un enemigo”. En la mayoría de los casos esta convicción yace en el fondo de las almas como una infección latente; se manifiesta solo en actos intermitentes y desconectados, y no está en el origen de un sistema de pensamiento. Pero cuando éste llega, cuando el dogma inexpresado se convierte en la premisa mayor de un silogismo, entonces, al final de la cadena está el Lager (Campo): Él es un producto de un concepto de mundo llevado a sus últimas consecuencias con una coherencia rigurosa: mientras el concepto subsiste las consecuencias nos amenazan. La historia de los campos de muerte debería ser entendida por todos como una siniestra señal de peligro. [1]

Primo Levi, sobreviviente de Auschwitz, el más infame Lager (Campo), propone que la imposición de la muerte en masa sobre aquellos considerados como ‘otros’ es la conclusión lógica siempre que la confluencia del extraño con el enemigo sea llevada a su fin. Con el auge de los populismos anti-migrantes en los Estados Unidos y Europa, los acontecimientos recientes nos recuerdan que esta ‘infección latente’ permanece con nosotros, incluso si el final de esa cadena todavía parece remoto. De hecho, una letal anti-negritud ha formado un fondo constante, incluso si ha tomado el movimiento alrededor de Black Lives Matter para resaltar el ‘sistema de pensamiento’ detrás de los asesinatos hasta ahora muy fácilmente descartados como ‘azarosos, desconectados’, una razón que se traspone con demasiada facilidad para devaluar las vidas de los migrantes negros.

De modo preocupante, mientras ‘el pueblo’ que adopta esta lógica xenocida es cada vez más evidente, ‘el pueblo’ que podría defender la libertad de movimiento y refugio aún no se ha hecho realidad: permanece sólo como una latencia, vislumbrado en los vastos esfuerzos para apoyar a los migrantes y, por supuesto, en las luchas de los migrantes mismos. [2]

Hay un record de 65 millones de desplazados forzados en el mundo de hoy. Esto es aproximadamente 1 cada 113 personas. [3] La ONU describe nuestra era como una “de desplazamiento masivo sin precedentes”. [4] Esta cifra sólo incluye refugiados y personas desplazadas internamente por conflictos armados. Crecería aún más si fueran incluidas las personas desplazadas por la pobreza, o por desastres ‘naturales’ tales como sequías, tormentas y desertificaciones.

La guerra siria de cuatro años ha sido un contribuidor principal a la crisis en curso, con alrededor de 11 millones de sirios viviendo como refugiados fuera de Siria, o siendo desplazados internamente. Mientras tanto, el gobierno de los EE.UU. asignó recientemente sus primeros fondos para desplazados ambientales internos, proporcionando 48 millones de dólares para reubicar la comunidad de Isle de Jean Charles en el sureste de Louisiana. [5]

Un estudio realizado el 2008 por investigadores del Centro de Estudios sobre Refugiados de la Universidad de Oxford encontró cifras de 24-30 millones de desplazados ambientales hoy en día, proyectándose a 200 millones o más al año 2050. [6] Esto significa que los migrantes ambientales ya son cerca de la mitad de aquellos desplazados por la guerra (aunque estas categorías se sobreponen) [7]; y podría llegar a triplicar la cantidad actual, que es el récord de desplazados en tres décadas. Con estas cifras, si la población mundial llega a 10 billones el año 2050, 1 de cada 50 personas sería un migrante ambiental. Este año, un grupo distinto de investigadores ha sugerido que:

el Medio Oriente y el Norte de África se podrían volver tan cálidos que podrían comprometer la habitabilidad humana. La meta de limitar el calentamiento global a menos de dos grados Celsius, aprobada en la última cumbre del clima de la ONU en París, no sería suficiente para prevenir este escenario. [8]

El Medio Oriente y el Norte de África son actualmente el hogar de alrededor de 400 millones de personas. Mientras que algunas ciudades se podrían adaptar a condiciones desérticas cada vez más hostiles con los recursos suficientes, esto –y los desplazamientos en otras regiones de baja latitud- podría significar en esa región un número de 1 cada 25 personas siendo ambientalmente desplazados a través del siglo 22. [9]

Otro estudio encontró que con los mismos dos grados de calentamiento, es probable que la desertificación avance al norte a través de Marruecos y hacia el sur de España. [10] Y para repetir: esto es con solo 2°C de calentamiento. Si la temperatura se eleva sobre este punto, el desierto del Sahara efectivamente saltará al Mediterráneo. A mayores temperaturas (más allá del pronóstico de cuatro grados para el 2100), Mark Lynas usa el concepto de ‘zonas de habitabilidad’:

…lugares donde sociedades humanas desarrolladas, a gran escala, ya no serán sostenibles en un mundo de cinco grados [de aumento de la temperatura]. Viendo la evidencia geológica de los dramáticos cambios a comienzos del Eoceno, sin embargo, es evidente que incluso esta discusión puede ser demasiado optimista. De hecho, quizás necesitamos empezar a hablar de zonas de habitabilidad: refugios. [11]

Gran parte de Europa se encuentra en las latitudes templadas que pueden formar uno de esos refugios. Sin embargo, vemos que Europa ya está experimentando una crisis fronteriza. Esta crisis no solo refleja el aumento de las personas desplazadas, que es modesto a la luz de las migraciones climáticas previstas, sino también la decisión política de reducir las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo.

Cuando se canceló la operación Mare Nostrum, liderada por Italia, la consecuencia predecible - y predicha – fue un aumento de las muertes en el mar. [12] No es simplemente que miles de personas estén muriendo intentando entrar a Europa – 32.000 muertos o desaparecidos entre el 2000 y enero del 2016 – sino que están siendo asesinados por el régimen fronterizo de la UE.[13]

Sólo una fracción de los migrantes del mundo intentan entrar a Europa; la mayoría son desplazados internamente o viven en países vecinos. De hecho durante el 2015 Europa como un todo recibió 1.25 millones de solicitudes de asilo, pero el 86% de los refugiados fueron recibidos en “regiones en desarrollo”, siendo Turquía, Pakistán, Líbano, Irán y Etiopía los 5 primeros estados en términos de números absolutos. [14] Que esto haya constituido una crisis tiene que ver más con revanchismo racial apenas oculto – un sentimiento creciente de que todo extranjero es un enemigo – que con los números mismos.

Sin embargo, el cambio climático, incluso bajo los mejores escenarios, probablemente obligará a un número dramáticamente mayor de personas a desplazarse. En un mundo así y con ausencia de libertad de movimiento – refugio real – el número de miles de migrantes que mueren en el Mediterráneo hoy en día podría verse empequeñecido por el de los regímenes fronterizos de las zonas habitables.

Hay un concepto ya elaborado desde la ecología reaccionaria de los años 70 de Garrett Hardin, que da a la letal violencia fronteriza un brillo ecologista. Hardin propuso una metáfora de las naciones como botes salvavidas, siempre en peligro de ser hundidos por aquellos que intentan subirse.

Los botes salvavidas de Hardin no son refugios. Según él, dejar a solo unos pocos de los “pobres que se reproducen rápidamente” pronto hará que superen a los habitantes originales y destruirá la civilización (el subtexto eugenésico y racista apenas se oculta). Hardin llama a esto la ‘ética del bote salvavidas’, y entrega una razón fácil para los ‘estados bote salvavidas’, donde el asesinato al por mayor de migrantes es considerado un imperativo moral. Un acto de autodefensa racial-nacional.

No solo encontramos que este argumento es moralmente repugnante, sino que, como destacamos en nuestra crítica de Hardin, incluso la teoría ecológica subyacente para estos argumentos es empírica e históricamente incorrecta, basándose en metáforas emotivas y en un sentido común supremacista blanco. Sin embargo, esta es justamente la razón por la que estos argumentos siguen siendo ideológicamente útiles para quienes buscan justificaciones ambientalistas para la violencia en las fronteras en una era de desplazamientos masivos.

El imperialismo fronterizo y sus mundos de muerte

Para entender lo que podría hacerse para evitar un futuro de estados bote salvavidas, se necesita un entendimiento sólido del régimen fronterizo existente. Un excelente lugar para empezar es el concepto de imperialismo fronterizo, desarrollado por activistas en la red No One Is Illegal [Nadie es ilegal] (NOII) y descrito en el libro colaborativo de Harsha Walia, Undoing Border Imperialism:

El imperialismo fronterizo puede ser entendido como la creación y reproducción de desplazamientos globales masivos y de las condiciones necesarias para la precariedad legalizada de los migrantes, quienes son inscritos por la violencia racializada y de género del imperio, como también por la segregación capitalista y la segmentación diferencial del trabajo.[15]

El desplazamiento se produce típicamente a través de shocks económicos y/o programas de ajuste estructural del FMI; o guerras, que a menudo involucran a poderes imperiales. Como hemos visto, el cambio climático también se convertirá cada vez más en un factor. El desplazamiento generalmente es multicausal, y atribuir cualquier movimiento dado de personas al cambio climático es difícil (aunque la ONU ya está diciendo que el clima es un factor en el 87% de los desastres). [16]

De hecho, los estados han resistido la categoría de ‘refugiado ambiental’ aunque en el papel –pese a que cada vez menos en la práctica- los refugiados tienen el derecho legal a refugiarse. Sin embargo, la perspectiva de imperialismo fronterizo advierte contra el hecho de ser arrastrado hacia esas clasificaciones entre migrante digno/indigno, hacia las demandas de los migrantes, tales como “libertad de movimiento para todos”, “todos se merecen un hogar seguro” y “no más muro[s]”. [17]

La noción de imperialismo fronterizo pone atención al hecho de que la frontera no es solo la línea en el mapa, sino que las redadas contra inmigrantes en los lugares de trabajo, la vigilancia en las universidades y los controles de nacionalidad para los niños en las escuelas, los usuarios de salud e inquilinos, y los controles de pasaporte en los centros de transporte, como también en ‘el otro lado’, la policía antidisturbios saqueando los campos de migrantes y las actividades de la agencia fronteriza de la UE, Frontex, que ‘cada vez más controla las fronteras de la UE llevando sus prácticas fronterizas directamente a las poblaciones que considera más amenazadoras”.[18] Las actividades de Frontex se extienden hasta la prohibición de la costa oeste africana. Por una parte, estas prácticas fronterizas producen las condiciones para la explotación del trabajo precarizado, criminalizado, y por otra parte, producen mundos-de-muerte para aquellos racializados como no totalmente humanos, no merecedores de la vida.

Dos citas sirven para ilustrar este punto. La primera es del académico Achille Mbembe:

He utilizado las nociones de política de la muerte y de poder de la muerte, para reflejar los diversos medios por los cuales, en nuestro mundo contemporáneo, las armas se despliegan con el objetivo de una destrucción máxima de las personas y de la creación de mundos de muerte, formas únicas y nuevas de existencia social en las que numerosas poblaciones se ven sometidas a condiciones de existencia que les confieren el estatus de muertos vivientes. [19]

La segunda es de un migrante sirio, Abu Jana:

Déjame decirte algo. Incluso si hubiera una decisión [europea] de hundir los botes de migrantes, seguirían llegando personas en bote porque los individuos ya se consideran muertos. Justo ahora los sirios ya se consideran a sí mismos muertos. Quizás no físicamente, pero psicológica y socialmente [un sirio] es un ser humano destruido, ha alcanzado el punto de muerte. Por eso no creo que incluso si decidieran bombardear los botes de migrantes cambiaría la decisión de las personas de ir. [20]

La advertencia de Levi nos persigue. Las restricciones de la ética del bote salvavidas están hechas para racionalizar y naturalizar estos horrores. La ética del bote salvavidas engendra estados bote salvavidas y los mundos-de-muerte de sus regímenes fronterizos. En la segunda parte de esta serie, intentaremos entender los actuales populismos anti-migrantes en Europa y los EE.UU., y lo que esto implica para socavar la política pro-fronteras mientras se construye una política de no-fronteras dentro de las probables zonas habitables del futuro. La infección latente diagnosticada por Levi exige una inoculación anti-fascista.

Notas

1. Primo Levi (1991), Si esto es un hombre, p. 15. Si consideramos el punto de Aimé Césaire respecto a que el Holocausto tenía sus raíces en los genocidios coloniales, entonces quizás no debemos sorprendernos de que los no-europeos sean más fácilmente tratados como enemigos.

2. Para más sobre el rol del ‘pueblo’ en las políticas populistas, ver nuestra discusión del populismo climático aquí.

3. ACNUR, Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado en 2015.

4. Sam Jones, One in every 122 people is displaced by war, violence and persecution, says UN[Una de cada 122 personas es desplazada por la guerra, la violencia y la persecución, dice la ONU]. The Guardian, 18 de junio del 2015.

5. Robert Hunziker, The Political Era of Climate Refugees, Counterpunch, 28 de octubre del 2016. Esta es la segunda vez que el pueblo Biloxi-Chitimacha ha sido forzado a moverse en la isla: la isla fue poblada por personas que escapaban de la Ley de Traslado Forzoso de los Indios, de 1830, cuando más de 20.000 indígenas huyeron hacia la costa.

6. Refugee Studies Centre, Forced migration policy briefing 1: environmentally displaced people, University of Oxford. Hay que señalar que las cifras más altas son cuestionadas, aunque la cifra alternativa de “decenas de miles” parece imposiblemente baja: El huracán Katrina desplazó temporalmente alrededor de 400.000 personas, el tifón Haiyan cerca de 4 millones. Las islas bajas del Pacífico son el hogar de más de 2 millones de personas, mientras que decenas de miles de personas anualmente son desplazadas internamente por la erosión solo en Bangladesh.

7. John Wendle, Syria’s climate refugees, Scientific American (Marzo del 2016), 314, 50-55.

8. Phys.org, Climate-exodus expected in the Middle East and North Africa [Se espera éxodo climático en el Medio Oriente y el norte de África].

9. El Fondo de adaptación, establecido bajo el Protocolo de Kioto ha entregado actualmente 358 millones de dólares en 68 países para proyectos de adaptación desde el 2010. Para comparar, el 2014 el Reino Unido anunció un gasto de 2900 millones de dólares en defensas contra la inundación, durante seis años. El último es un gasto en un solo aspecto de adaptación, en un país, de un orden de magnitud más grande que el total asignado hasta la fecha en el mundo entero a través del Fondo de Adaptación.

10. Sabrina Shankman, Rapidly Warming Mediterranean Headed for Desertification, Study Warns [Estudio advierte de un rápido calentamiento en el mediterráneo que lo llevará a la desertificación], Inside Climate News.

11. Mark Lynas (2008), Six Degrees, Harper Perennial, p.209.

12. Por ejemplo ver esta discusión cuando el Mare Nostrum fue cancelado.

13. The Migrant Files [Nota del contenido: catálogo de las causas de muerte]. Estas políticas asesinas a veces abren camino al asesinato directo, con incidentes documentados de agentes de Frontex disparando a botes de inmigrantes. Ver: Zach Campbell, Shoot First: Coast Guard Fired at Migrant Boats, European Border Agency Documents Show, [Disparar primero: Guardia costera disparó a botes de inmigrantes, según muestran documentos de la agencia fronteriza europea] The Intercept, 22 de agosto del 2016.

14. Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, Tendencias globales: desplazamiento forzado en 2015, pp.2-3:

Esto no implica benevolencia por parte de estos estados, solo indica la proximidad a las poblaciones desplazadas. En muchos de estos países no hay una ruta hacia la ciudadanía, por lo que las personas desplazadas hace décadas desde Palestina o por la invasión soviética en Afganistán siguen siendo ‘refugiados’, al igual que sus descendientes.

15. Harsha Walia (2014), Undoing Border Imperialism, AK Press, p.75.

16. UNISDR, Ten-year review finds 87% of disasters climate-related [Análisis de 10 años encuentra que un 87% de los desastres se relacionan con el clima], 6 de marzo del 2015.

17. Estas consignas se pueden ver en las fotos de Guy Smallman de una manifestación organizada por los inmigrantes en Calais.

18. Nick Vaughan-Williams (2009), Border Politics: The Limits of Sovereign Power, p.28.

19. Achille Mbembe (2011), Necropolítica, Melusina, p. 75.

20. Citado en Patrick Kingsley y Sima Diab, Passport, lifejacket, lemons: what Syrian refugees pack for the crossing to Europe [Pasaporte, chaleco salvavidas, limones: lo que los refugiados sirios llevan para cruzar hacia Europa], The Guardian, 4 de septiembre del 2015.

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