[resumen.cl] Este cinco de octubre se conmemora el 42 aniversario de la muerte en combate del líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Miguel Enríquez, quien cayera enfrentándose a las fuerzas represivas de la dictadura en la calle Santa Fe, de la comuna de San Miguel, en Santiago.
Aquel sábado de octubre de 1974, Miguel selló con su ejemplo la que había sido una vida de lucha y compromiso con los destinos del pueblo chileno. Historia que estuvo siempre caracterizada por la audacia, por la pasión, por la lealtad con el pueblo, con la causa de la revolución, con los pobres de la ciudad y del campo.
Compromiso y lealtad que no solo están expresados en la línea política, el programa, la estrategia y el desempeño del MIR, sino en la forma práctica, consecuente y desprendida de remilgos con que Miguel asume su vida militante. Reflejo de ello son la introducción de la violencia revolucionaria como legítimo instrumento de defensa y de lucha del pueblo ante la violencia y represión institucionalizada del estado. También lo fueron la incorporación de la lucha armada como forma lucha necesaria para la conquista de los objetivos revolucionarios que el pueblo se había planteado en aquella época histórica. La definición de la una línea de resistencia al golpe de estado, aunque fuese con incipientes fuerzas y aislados focos de contención, y el levantamiento de una política de resistencia popular que caracterizó y determinó el accionar del MIR durante toda la existencia de la dictadura. Todo esta actuación de resistencia estuvo sustentada en la política de “El MIR no se asila”, que no solo era una respuesta al desbande que había provocado el golpe y la derrota en las fuerzas de la izquierda chilena, sino que era reflejo de lo que una organización revolucionaria debe hacer cuando su relación y compromiso con el pueblo es verdadera, es genuinamente rebelde.
Con igual énfasis, destaca la pasión con que Miguel abordó las tareas y los deberes del partido revolucionario, de los militantes revolucionarios, de la teoría revolucionaria, de la práctica revolucionaria. Pasión que se manifestaba tanto en su discurso teórico e intervenciones públicas, como en el irrefrenable propósito de que el MIR se convirtiera efectivamente en el instrumento de vanguardia de la clase obrera y el pueblo. Miguel tuvo la capacidad y coherencia necesaria para construir una organización revolucionaria a partir de su vinculación real y efectiva con el pueblo oprimido, y ese vínculo solo era de establecer, y fue posible de lograr, por la decisión y vocación con que los miristas, impulsados por Miguel y sus líderes, asumieron sus tareas prácticas en el seno del pueblo y sus luchas.
Del mismo modo, destaca la audacia que le imprimía al accionar del partido, que exigía de los dirigentes y cuadros, y conque asumía su actividad de militante y dirigente. Audacia que demostró ya en los tiempos de las primeras acciones armadas, las acciones directas y la primera clandestinidad de fines de los 60; que no disimuló en los tiempos del gobierno de Allende y que derrochó en los tiempos de dictadura, en donde se expuso y asumió riesgos sin los resguardos que los dirigentes suelen atribuirse y que, a la postre, lo llevan a rendir la vida defendiendo un objetivo de lucha.
Miguel murió cuando tenía apenas 30 años de edad. Ya para entonces era reconocido por su consecuencia y capacidad como el mayor líder de la Resistencia. Pero fueron los cimientos del partido que él contribuyó a forjar los que, nutriéndose de su ejemplo, mantuvieron en pie la lucha de resistencia, levantaron al pueblo de las cenizas y posibilitaron el camino de la lucha amplia y masiva contra la dictadura.
Esa es la impronta de Miguel y la herencia que ha dejado como ejemplo para nuestro pueblo. Por eso no es extraño constatar la presencia masiva de banderas rojinegras en las movilizaciones populares y tampoco es extraño el espíritu de rebeldía con que asumen sus movilizaciones los diversos sectores sociales en lucha contra el modelo, en pugna contra el sistema. Esta nueva conmemoración de su caída en combate, encuentra a un pueblo movilizándose de manera activa por sus luchas, asumiendo la rebeldía contra un sistema opresor y explotador, dando muestras de querer sacudirse del modelo que lo mantiene cautivo y esclavo. Pareciera estarse escuchando el llamado que en algún momento de su historia Miguel nos hiciera desde una tribuna popular: ¡Adelante! ¡Con todas las fuerzas de la historia!.