Ajeno a los intereses, anhelos y padeceres de 46 millones de argentinos, el gobierno del presidente Javier Milei volvió a chocar contra la realidad y contra su propia prepotencia. La huelga general del 9 de mayo, luego de la gigantesca marcha de los estudiantes contra la privatización de la enseñanza, y la deriva de la ley ómnibus en el Senado anunciaron un punto de inflexión en el respaldo que acompañó hasta ahora al libertario.
Por Aram Aharonian
Ajeno a los intereses, anhelos y padeceres de 46 millones de argentinos, el gobierno del presidente Javier Milei volvió a chocar contra la realidad y contra su propia prepotencia. La huelga general del 9 de mayo, luego de la gigantesca marcha de los estudiantes contra la privatización de la enseñanza, y la deriva de la ley ómnibus en el Senado anunciaron un punto de inflexión en el respaldo que acompañó hasta ahora al libertario.
El derrumbe de la economía se tradujo en tragedia social y convirtió al país que supo ser el granero del mundo en el único de la región que se despeña en forma decreciente mientras sus vecinos crecen. La CEPAL informó que la caída del PBI argentino este año será mayor de tres puntos, la misma cifra que será el crecimiento de países vecinos, como Brasil.
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Dos temas desequilibraron al gobierno: liberó precios y tarifas, pero debió retroceder con las prepagas y con las tarifas energéticas en general, a las que debió postergar los últimos aumentos. El quiebre de la decisión irreductible que había mantenido para no intervenir en los precios fue el marcador del otro quiebre, el de su credibilidad.
El movimiento obrero se le plantó al gobierno con el segundo paro general en cinco meses de gobierno, en momentos en que se resquebrajaba su respaldo en las capas medias y entre el sector empresarial, que se llenó de alarmas con el precio de la luz, el agua, el gas y los alquileres. No se ve la luz al final del túnel: todo se ve negro.
Han pasado cinco meses y ahora Milei no logra utilizar lo realizado para alimentar la épica de su gran ajuste. “Hemos realizado —dijo— el mayor ajuste de la historia de la humanidad” y se ufanó de su valentía para afrontar las protestas. Pero ya la prensa internacional no habla de sus “proezas”, sino de sus falacias y fracasos.
Falacias y ficciones
La difusión de falacias xenófobas y económicas por parte de Milei y su ejército de bots da cuenta de la tendencia al autoengaño de aquellos que acceden al poder. Milei se ufana de los aplausos a sus intervenciones en foros internacionales de la ultraderecha que su equipo comunicacional califica como reunión con grandes inversores. Pero sus giras, que llaman la atención más por farandulesco que por lúcido, no reportaron un solo dólar para el país, sino ingentes gastos de sus alegres y turísticas comitivas.
Aprovechó la recordación del levantamiento del gueto de Varsovia (8 de mayo de 1943) para intentar que una proeza de valor universal se confundiera con su pretensión particular. A su llamado a “tomar partido (como) una obligación moral”, frase que sacada de contexto puede ser tan noble como ambivalente, le sumó su ofrecimiento para presidir la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto.
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En la Fundación Milken, en Estados Unidos, exhortó: “Ayúdenme, ustedes que son el progreso humano encarnado, a hacer de la Argentina la nueva Roma del Siglo XXI”. Michael Milken hizo su fortuna en las finanzas en la década del 80, apostando a los llamados “bonos basura”, es decir activos financieros de dudosa calidad y solvencia, y cobrando enormes comisiones para colocarlos en el mercado.
Es ficticio el superávit fiscal, construido en base a impagos y privaciones sociales y regionales insostenibles. Es ficticio el nivel y la estabilidad del dólar oficial, sostenido en base a recesión, postergación de pago de importaciones y timba especulativa transitoria de corto plazo. Por lo tanto, también es ficticio el nivel de reservas “acumuladas” que exhibe el gobierno.
Y es también ficticia la estabilización de precios, que por ahora es sólo una reducción en la velocidad de su aumento, forzada por la aguda contracción del mercado interno, la caída de la demanda y la artificialidad del ancla cambiaria. Toda esta ficción sólo se sostiene por la condescendencia de los poderes económicos locales y de sus medios de comunicación con un gobierno que les prometió una piñata de negocios descomunal.
Tras sus ataques y grotescas descalificaciones a progresistas gobernantes democráticos de la región, la BBC británica aterrizó su análisis en la realidad. Tituló su nota sobre Argentina ‘Carne, leche y yerba mate: las históricas caídas en el consumo de los argentinos (y cómo aumentaron las exportaciones de estos productos)’. Parece que en Londres, pese a la niebla, están divisando la realidad.
En España no se sorprendieron de una de sus falacias. Mano derecha de Adolfo Hitler, la principal frase de Joseph Goebbels fue «Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá». La inclusión de datos biográficos falsos de Javier Milei en la edición española de su libro El camino del libertario derivó en que el Grupo Editorial Planeta decidiera retirar los ejemplares del mercado.
En la solapa del libro, Milei dice ser graduado de la Universidad de Buenos Aires y doctorado en California. Ya lo decía Mata Hari: La vida siempre es un poco más fácil si dejamos de lado la verdad. A Milei y su oficina de desinformación y propaganda no les gustó que lo descubrieran e intensificó la difusión de falacias xenófobas y económicas sobre España, por lo que no hay buen clima para recibir al presidente argentino en España, a donde viaja para reunirse con los ultraderechistas del partido Vox.
Diputados progresistas y agrupaciones de residentes argentinos llamaron a repudiar la visita de un personaje que niega por igual los crímenes del franquismo, el genocidio de Netanyahu contra el pueblo palestino, como las muertes y desapariciones de la dictadura cívico-militar de la Argentina.
El gobierno de Javier Milei ya había tomado conciencia de que el combustible que podía prender fuego a sus pretensiones era la clase media, que fue la que consolidó su triunfo en el balotaje. El enojo de un sector de la clase media llevó al ultraderechista a revertir el aumento de la medicina prepaga.
Y ahora escuchó el silencio –políticamente ensordecedor- de un nuevo paro general: no sólo la clase media sino también los trabajadores dejaron en claro que “la patria no se vende”. Los trabajadores han dicho ¡basta! y echado a andar… ya son demasiados los que la pasan mal.
La Ley Bases
El empresariado del “círculo rojo” digital y financiero internacional está expectante ante la posible aprobación del megaproyecto Ley Bases en el Senado, especialmente por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), marco legal para la fuga de divisas sin control y el lucro a costa de la apropiación privada de los recursos del país.
La contracara es la reforma laboral y previsional, que supone la consolidación de una transferencia brutal de ingresos desde los bolsillos de trabajadores y jubilados, la destrucción del entramado de la pequeña y mediana empresa y la legalización de la informalidad laboral, lo que “profundizará el grave cuadro de pobreza estructural e indigencia que devasta nuestra comunidad», como señalaron las centrales sindicales.
¿Qué pasa después de la Ley Bases con la formación actual del Gobierno? ¿Será que si se cae la ley habrá cambios de gabinete? En el Gobierno creen que detrás de las presiones de renuncias de algunos ministros está a figura del expresidente neoliberal Mauricio Macri, líder de Propuesta Republicana (PRO), con una numerosa bancada parlamentaria, quien ya ha rechazado la idea de un cogobierno.
Un relevamiento realizado por el politólogo Pablo Javier Salinas muestra que el gobierno de Milei, desde que asumió, tuvo una renuncia de un funcionario de alto rango cada seis días. Según el conservador diario La Nación. Tras más de cinco meses de gobierno, aún le falta designar el 16% de los cargos del gabinete y está sin completar el 63% de los casilleros del Estado Nacional.
El gobierno de los Hermanos Milei –el protagonismo de Karina, la hermana, sigue creciendo en detrimento de ministros y políticos del anarco-colonialismo (definición de la expresidenta Cristina Kirchner). Ya se ha resignado a que el Congreso no sancione la ley de Bases antes del 25 de mayo, día en el que planea reunirse con algunos gobernadores en los Tribunales de Córdoba, para suscribir un decálogo de generalidades que llama Pacto de mayo, base de lo que calificó como nuevo contrato social.
Lo cierto es que una parte de esos principios condenarían al país al definitivo estancamiento y otros requieren de mayorías legislativas que por el momento están fuera del alcance del gobierno, mientras el ministro del Interior Guillermo Francos y la hermana presidencial negocian con distintos bloques del Senado la introducción de cambios que permitan la sanción en general del proyecto.
Los analistas locales apuestan sobre cuánto durará el gobierno, una vez que logró que las clases media y trabajadora (y sin trabajo) abandonaran los cantos de sirena y despertaran a la cruda realidad. ¿Hay futuro? Por ahora, hay apagón al final el túnel.
* Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)