Narcoparamilitarismo irrumpe y amenaza elecciones presidenciales en Colombia

El próximo 29 de mayo se desarrollarán las elecciones presidenciales en Colombia y tras la victoria de la izquierda en los sufragios legislativos del pasado 13 de marzo, se prevé un triunfo de los sectores populares en dichos comicios. Ante esto el paramilitarismo, indisolublemente asociado al narcotráfico y controlado por los dueños del poder político y militar compuesto por la extrema derecha y uribismo, con nexos además a las agencias de seguridad de los Estados Unidos, ha irrumpido como factor de intimidación ante el cambio político que se vislumbra.

Por Joaquin Perez

Ya desde los primeros meses de campaña se produjo una intensificación de la violencia en muchas regiones del país, con matanzas de civiles, líderes sociales y sindicales, además de ex guerrilleros que entregaron las armas.

Solo en el Valle del Cauca han sido asesinados este año 14 líderes indígenas, 31 líderes sociales y defensores de Derechos Humanos han sido asesinados solo en enero y febrero de 2022. Asi, la campaña electoral que por sí misma se desarrolla con una gran disparidad de recursos entre la opulencia de la derecha y la pobreza de la izquierda, el dominio de los medios de comunicación por parte de la oligarquía colombiana, a lo que además debemos sumar este otro elemento; la violencia intimidatoria de los narcoparamilitares.

Gustavo Petro, candidato de la izquierda y líder en las encuestas, ha debido suspender su campaña electoral por las amenazas de atentado por parte del grupo paramilitar Aguilas Negras, en los comunicados de este grupo expresan que, "entre nuestras misiones está la de evitar la toma del poder por parte de los narcoterroristas guerrilleros, defender a Colombia de la amenaza del comunismo progresista. Los vamos a encontrar, a torturar, descuartizar vivos y a desaparecer para que sean ejemplo de lo que le hacemos a los sapos [soplones], traidores, colaboradores y cómplices de las FARC, a quienes también exterminaremos”.

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El régimen de Alvaro Uribe en Colombia, permitió la expansión y diversificación de los grupos paramilitares después de la desmovilización de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), que se fueron reconvirtiendo en un sinfín de organizaciones más pequeñas como Las AGC, Los Rastrojos, Los Pachenca, Los Caparrapos, La Constru, etc.

Desde entonces se fueron reciclando con nuevas denominaciones o marcas varias de ellas permanecen interconectadas entre sí, varias de ellas migraron al denominado Clan del Golfo, una estructura que debe su nombre a los carteles mexicanos del narcotráfico proceden del antiguo bloque Bananero de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Se estima que este grupo sería responsable de la mitad del tráfico de toda la cocaína que hoy sale de Colombia. Sus principales clientes son los carteles mexicanos de Sinaloa y el Cartel del Noreste de México.

El pasado 4 de mayo con el pretexto de la extradición de líder Otoniel, el Clan del Golfo declaro un “Paro Armado” en Colombia, que mantuvo hasta este lunes, se extendió por once departamentos del país y afecto a 119 municipios. El grupo paramilitar impuso restricciones sobre el comercio, el desplazamiento de vehículos por carreteras y la movilidad de las personas. Todo esto a días de una elección presidencial.

Entre tanto Francia Márquez, candidata a la Vicepresidencia junto a Petro, denunció haber recibido hasta tres veces consecutivas muy graves amenazas de las Águilas Negras. El objetivo más probable era dificultar la participación personal de esta líder ambiental, feminista y afro descendiente en la campaña, pero no lo han conseguido.

En el caso del candidato presidencial Gustavo Petro, se descubrió un plan para asesinarlo que impidió su asistencia a algunos actos de campaña.Su equipo coordinador denunció a principios de mayo que el grupo paramilitar La Cordillera había planeado atentar contra la vida del candidato izquierdista durante su gira, la que debió ser suspendida, informando además que supieron de fuentes policiales y militares que “un integrante de la SIJIN (Seccional de Investigación Criminal de la Policía Nacional), que habría participado en el asesinato del líder juvenil Lucas Villa, también sería parte del plan criminal”.

El comunicado del equipo de campaña de Petro describe el trasfondo de esta estructura mafiosa: una organización paramilitar dedicada al narcotráfico y al sicariato donde además participan miembros de la policía y del ejército. El nerviosismo de la oligarquía colombiana ante la posibilidad del cambio político ha tenido como consecuencia el aumento sostenido y descontrolado del paramilitarismo en Colombia.

Sin embargo, este fenómeno debería preocuparnos a todos los países de la región. Este martes se conoció del asesinato del fiscal paraguayo antimafia, Marcelo Pecci, en una playa privada de la isla de Barú, cerca de Cartagena de Indias, en Colombia. Otro caso es el magnicidio del presidente de Haiti, Jovenel Moïse, el 7 de julio de 2021 en su propia casa por “paracos” colombianos. A esto se le suman las contantes acciones de desestabilización contra Venezuela, además del reciente ataque a tiros con participación de al menos un ciudadano colombiano contra la marcha de trabajadores en Estación Central, como señales de alerta.

El crimen organizado ya no solo actúa en Colombia, sino que en variaos países de América Latina como factor de desestabilización a favor de la extrema derecha y los grupos de poder.

Foto principal: El Mundo

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