Nausicaä del Valle del Viento: El mundo después de una catástrofe

Por Alejandro Baeza Cuando vi Nausicaä por primera vez era imposible pensar que algunas escenas de ese futuro distópico se volverían ciertas prontamente: El uso de mascarillas para evitar contagiarse de posibles enfermedades mortales en el ambiente. “Kaze no Tani no Naushika” o “Nausicaä del Valle del Viento” es un largometraje animado de 1984 inspirado en un manga homónimo de Hayao Myazaki de 1982. Si bien en muchos lugares figura como el primer trabajo del Studio Ghibli, en términos estrictos fue lanzada bajo el estudio Topcraft. Aunque tampoco es del todo incorrecto incluirla dentro del catálogo Ghibli, pues el equipo encargado de ésta meses más tarde y gracias al gran éxito del film, lograrían cumplir su sueño de independizarse y crear su propio estudio de animación para tener la total libertad creativa, artística y política. Te puede interesar: Isao Takahata, principe del sol: Animación, Ghibli y marxismo Además Nausicaä marca el camino y es referente para los largomatrajes que después haría el Studio Ghibli en muchos aspectos: El tener una protagonista mujer, las temáticas medioambientales y la relación con la naturaleza, que buena parte de la historia transcurra en el aire, las increíbles técnicas animación (que hacen que cueste creer que tenga 36 años) y hasta la presencia de Joe Hisaishi en la banda sonora, que en esta ocasión incluyó los muy ochenteros sintetizadores, cosa que dejará de lado más adelante para centrarse solamente en música de cámara. Una joya de soundtrack, hay que decir. También puedes leer: Porco Rosso: Mejor ser un cerdo que un fascista “1000 años después de la caída de la gran civilización industrial, sobre la tierra cubierta por óxido y fragmento de cerámica, se extiende un bosque mortal de hongos llamado Fukai, el cual diseminaba miasmas venenosos y amenazaba la existencia de la decadente raza humana”. Ése es el texto introductorio, con algunas imágenes que recuerdan al zoroastrismo, a este filme post-apocaliptíco de una diezmada humanidad luego de un colapso civilizatorio a causa de la contaminación y una gran guerra recordada como los "Siete días de fuego", que volvieron buena parte del planeta inhabitable. Tal fue el daño causado en este conflicto, que incluso mil años después hay lugares en que resulta de vida o muerte el uso de mascarillas para evitar envenanamientos letales. En este mundo, la escaza humanidad se agrupa en suertes de ciudades-Estado autónomas, en diferentes estadios de desarrollo tecnológico -algunas en guerra entre sí- a orillas de un bosque tóxico que cubre un importante porcentaje de la Tierra y donde viven múltiples insectos gigantes que mutaron ahí. Una de estas comunidades es el “Valle del Viento”, escenario principal de esta historia en donde la protagonista, Nausicaa, es la princesa, una princesa que nada tenía que ver con el concepto Disney, como nos comenzaría a acostumbrar luego en Ghibli. Es una experta “jinete del viento”, hábil luchadora, dispuesta a arriesgarse por ayudar, pero sobre todo muy empática, lo que demuestra en varios pasajes de la película, como cuando sufre por haber matado algunos soldados en un ataque de ira, y particularmente, empatía con los insectos mutantes, vistos como enemigos mortales para la humanidad. Nausicaä es capaz de protegerlos, admirarlos estéticamente y hasta pareciera lograr comunicarse con ellos, incluso con una especie trilobites gigantescos llamados Ohms, personajes importantes de esta historia. Puedes leer: Chihiro o la alienación del trabajo A grandes rasgos, la película relata la lucha de dos reinos por controlar a un “Dios de la guerra”, arma bilógica utilizada durante el conflicto bélico que acabó con la civilización, que como dato, es animado por Hidekai Anno, quién una década más tarde profundizaría mucho en este tipo de personajes en los ángeles de su icónica “Evangelion”. Si bien la intención del reino de Tormekia supuestamente era utilizar al “Dios de la guerra” para destruir el bosque “Fukai” y recuperar el mundo para los seres humanos, también quieren usarlo para posicionarse como potencia hegemónica y asegurar el control de los demás reinos, ejemplificando el discurso de una engañosa “liberación” que habitualmente utilizan las potencias imperialistas para justificar su dominio e invasión a otras naciones, que siempre inventan nobles motivos para defender sus intervenciones, ya sea la expansión del cristianismo o la actual “defensa de la democracia”, entre muchas otras que han sido excusa para cometer horrendos crímenes. Su princesa, Kushana, se presenta en un inicio como la antítesis de Nausicaä: una mujer soldado, fría y totalmente mutilada por años de batallas. Sin embargo con el avance de la película logra al menos intentar comprender otras perspectivas y posibilidades. Como aprendería a hacer muy bien de aquí en adelante, Miyazaki no nos entrega un juicio moral predigerido, sino que presenta una historia donde los personajes tienen un motivo para sus acciones, dejando la tarea de juzgar y las conclusiones al espectador. Una característica que se agradece y que no es habitual: Respetar la inteligencia del público, más aun si éste será en gran parte infantil. Revisa también: Pompoko: conflicto socioambiental desde el animé El mundo en “Nausicaä del Valle del Viento” ya fue destruido por los propios humanos a consecuencia de su depredadora ambición. En los años finales de la Guerra Fría en que fue realizada esta película el fin de la civilización se presentaba en el imaginario popular a causa de una guerra nuclear -y quizás más para Japón-, armas de destrucción masiva representadas en la cinta por los Dioses de la Guerra. Sin embargo, la realidad del Siglo XXI es todavía más dramática. No hace falta el “apretar un botón” (necesariamente) para asegurar destrucción, sino que la amenaza de la crisis climática a causa de la depredación ambiental capitalista destruye cientos de ecosistemas constantemente y está transformando la vida en la Tierra a una velocidad que no seremos capaces de dimensionar hasta que nos comience a afectar de manera más ruda, así como lo está haciendo ahora la pandemia del nuevo coronavirus, pues estudios recientes indican que se habría transmitido a los humanos a través de la exposición a patógenos totalmente desconocidos para nuestra especie a causa de la deforestación de bosques tropicales para la maquinaria de producción, lo que nos mantiene mayoritariamente en nuestras casas (quienes pueden), con mascarillas y protección facial para no enfermarnos, al igual que en el mundo Nausicaä al enfrentarse al Fukai. Quizás la lección más grande de esta película, recomendada para esta cuarentena, es que finalmente todo está en permanente cambio, lo que das por sagrado puede destruirse fácilmente, que la vida encuentra su camino para seguir adelante y tenemos que adaptarnos a los nuevos escenarios para sobrevivir. “Nausicaä del Valle del Viento” se encuentra disponible hace unas semanas en el catálogo de Netflix, pero si no tienes cuenta en este servicio de streaming puedes verla aquí (mientras dure el video)
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