Como mujer mapuche muchas veces me pregunté de dónde sacaban fuerzas mi madre, mi abuela y tantas otras mujeres de mi comunidad para continuar la vida a pesar de la pobreza, la discriminación, la violencia, que duele en el corazón y en el cuerpo. He sido mujer werken, investigadora social como académica, kimelfe ‘profesora’ y me ha tocado recorrer el wajmapu y hoy la waria ‘ciudad’, buscando el mapuche kimvn. Una vez, una lamgen muy anciana, Candelaria Xekañanku, (madre de Rosamel Millañanco yem (partícula de no vigencia), gran compañero en la lucha contra la dictadura), me respondió la pregunta. Al llegar a su casa me dijo “ya sabía que vendrías y a qué venias, el pewma ‘sueño’ me lo dijo”. El pewma es el conocimiento que entregan los gen mapu ‘seres espirituales de la tierra’ y los antepasados, son ellos quienes nos acompañan espiritualmente. Viven en la naturaleza y en las cuatro tierras mapuche (wenumapu, raginwenumapu, naqmapu, y miñce mapu). Fue así como aprendí que no estamos solas.
Por Elisa Loncon (*) / resumen.cl
Mirar como mapuche es mirar desde la memoria, desde la diversidad territorial, desde la resistencia histórica; es mirar desde la mapu y su tiempo, siempre sostenida en ciclos, que vienen, pasan y vuelven a reiniciar. Por eso, hoy ad portas del 8 de marzo y de caras a las elecciones para elegir constituyente, además de alcaldes, concejales y gobernadores, es válido detenerse en esta mirada para explicar como mujer mapuche, desde dónde miramos, cuál es nuestro rol político en la historia, cómo y qué soñamos para el futuro.
El proceso constituyente en el mundo mapuche se lleva en condiciones completamente adversas y desiguales debido a la política represiva del gobierno hacia las comunidades y por la crisis sanitaria del COVID 19. Es desigual por la discriminación racial ejercida por la élite política; por ejemplo, los candidatos indígenas tendrán dos segundos y poco más para dar a conocer sus propuestas constituyentes en la franja televisiva, mientras que partidos de le élite, ej. “Vamos Chile”, contará con 10 minutos y 27 segundos; la lista del Apruebo” (Socialista, Radical, PPD, Progresista, Ciudadanos y Liberal) tendrá 9 minutos y 40 segundos. El total de diez pueblos originarios contará con 3 minutos y 54 segundos que serán distribuidos entre los 95 candidatos. Este ejemplo muestra que no hay igualdad ante la ley y eso se llama discriminación.
En el caso mapuche los candidatos por escaños reservados son en su mayoría mujeres, 21 de 18 candidatos, su votación marcará un cambio sustantivo para el reconocimiento público y político de las mujeres. Entre ellas hay mujeres con memorias, con sabiduría, dirigentes históricas, mujeres que defienden la lengua, el agua, la tierra, la cultura, el trabajo colectivo; sus aportes son fundamentales para una nueva constitución porque han sido mujeres que la cultura patriarcal, colonial ha marginado a lo largo de la historia, postergando con ello su sabiduría.
La discriminación y el racismo practicado por los conquistadores españoles y posteriormente por la élite política instalada en el Estado instauró la doble, triple, cuádruple discriminación contra las mujeres indígenas; aquella también conocida como la discriminación interseccional o discriminación múltiple: de raza, género y clase; por ser indígena, mujer y pobre; además de la discriminación instalada por la violencia estatal y acallada mediante palabras referidas a fenómenos todavía más fuertes, como el narcotráfico y el terrorismo, así se instala la violencia institucional y legal, en el territorio mapuche.
La mujer es la que sobrelleva el peso de esta historia porque ella no está ajena a la familia, vive el dolor de sus hijos. Son las madres, hermanas, abuelas quienes finalmente tienen que sobreponerse a la violencia para continuar su vida y la de su pueblo. Otras han caído como Macarena Valdés, mujer mapuche, ambientalista asesinada el 22 de agosto, 2016 quien dejó a sus cuatro hijos pequeños, y por quien exigimos justicia; Emilia, mujer mapuche que murió en la recuperación de tierra en febrero 2021; muchos cuestionaron su identidad, lo importante es que ella es reconocida y sentida como lamgen, así fue reivindicada en el Paramento de Koz Koz, 2021. Ser mapuche va mas allá de lo biológico, es abrazar un proyecto político que defiende la tierra como madre y un modo de ser recíproco con la naturaleza. Eso fue Emilia. Cuánto dolor de madre y hermana han tenido que vivir la madre de Matías Catrileo, Mónica Quezada y su hija Catalina, la Madre de Camilo Catrillanca, Teresa Marín Melenao y tantas otras víctimas de la violencia.
En las condiciones antes descritas la resistencia, el kimvn y el newen hacen que las mujeres sean imprescindibles en la lucha para avanzar hacia la autonomía y autodeterminación mapuche.
Porque además las mujeres no luchan solas, van con las diferentes generaciones y enseñan sobre la compañía de los espíritus de la madre tierra y la de los antepasados. Hablar de feminismo en el mundo mapuche es hablar de la feminidad de la naturaleza, es hablar de gen mapu ‘seres espirituales que acompañan a las mujeres’. Para comprenderlo es necesario conocer la filosofía y pensamiento mapuche, pero antes de eso, reconocer que los pueblos indígenas tienen filosofía, porque el pensamiento eurocéntrico despojó el saber indígena en la gente, no les reconoció su saber e instaló los adjetivos de indígenas, primitivos e ignorantes.
Para explicar este pensamiento nos remitimos al Azmapu, la filosofía mapuche, o la constitución oral, que tiene normas y conocimientos que orientan la comprensión del mundo, de las cosas y de las relaciones humanas entre sí y con la naturaleza. Tiene dos pilares fundantes, el Normogen y Azmogen; el primero contiene las normas de comportamiento del ser humano y de/con la naturaleza y el otro, los saberes y las prácticas sociales y su vínculo con las tierras, el territorio. Ningún ser, humano o no humano están libres del azmapu, todos están conectados, las personas no están separadas de la naturaleza como en el pensamiento cristiano eurocéntrico, sino vinculados, son interdependientes, se deben respeto y reciprocidad para vivir el kvme mogen. Violentar las leyes del Azmapu implica desequilibrio o enfermedad.
Lo femenino, el zomo newen, o malen newen está presente en la naturaleza, significa esto que las mujeres comparten su fuerza con las energías femeninas de las cuatro tierras; los hombres también tienen estas energías, las masculinas, y hay seres humanos que tienen las dos, ‘epupvji’. La memoria mapuche enseña esto mediante los epew ‘relatos orales’; los pewma ‘sueños’ o los nvxam ‘conversaciones’. El/la mar, la montaña, el viento, las plantas tienen energías femeninas y masculinas y ellas interaccionan con las personas. En las prácticas tradicionales, el nombre de la persona se refería a esta relación formando verdaderos linajes espirituales de la naturaleza en el ser humano, por ejemplo los linajes kura: Kajfukura, Namunkura, Wenukura; distinguido por el poder de la piedra ‘kura’ o las Mijaray, Kinturay Keluray con el linaje de las flores. Otras maneras de reconocer estas articulaciones son los pewma, que afloran a la vida y enseñan que ese gen mapu aporta un don, una habilidad, un saber; una característica, que ayudará en la vida personal y espiritual del ser humano en el mundo concreto. Un anciano me decía que para tener un rol en el pueblo mapuche, hay que hacer un juramento ante los gen mapu, él me decía que para ser logko hay que estar juramentado ante dios”, no cualquiera lo puede ser si no lleva la misión y el gen de ser logko, y esto funciona para todo lo que se es.
Es muy difícil desvincular a los mapuche de la tierra y de su territorio; por eso, la necesidad de que sean los pueblos, las mujeres quienes generen sus propias formas de pensamiento y de lucha, y de que sean las comunidades quienes reconfiguren la forma de organización social conforme a su filosofía, demandas y anhelos de futuro, porque los pueblos tenemos derecho a pensar una forma de vida diferente a partir de nuestra filosofía y del saber intercultural adquirido con el contacto y en la educación crítica.
Las epistemologías indígenas tienen plena vigencia en nuestros días, para empoderar a la mujer, sobre todo porque permiten reposicionar nuevas sujetas políticas en el escenario de disputa con los hombres, con el poder, con las mujeres no indígenas, con la cultura dominante.
En el pueblo mapuche el tuwvn ‘pertenencia territorial’ y el kvpalme ‘pertenencia familiar’ permiten el posicionamiento en la tierra, en la sociedad y en la lucha; los mapuche defienden la tierra también para mantener su tuwvn; luchar contra todas las formas de dominación, desde su propia mirada epistémica, defendiendo manantiales, tierras, ríos, entre otros.
La aplicación de la legislación sobre derechos indígenas reconocida por el Estado en conflictos sobre derechos indígenas, en algunos casos ha tenido éxito en Chile, en la mayoría de las veces persiste la mirada colonial que criminaliza los actos de defensa como ha ocurrido con la recuperación de las tierras. Recientemente la abogada mapuche Marta Yáñez Queupimil interpuso un recurso de protección a favor de la Machi FRANCISCA RAYEN YÁÑEZ QUEUPUMIL, Machi de la Comunidad Millapan Romero, contra de EMPRESA DE SERVICIOS SANITARIOS SAN ISIDRO que está contaminando gravemente las aguas del río Huichahue (IX Región) por descargas ilegales, sin autorización sanitaria y/o ambiental; ello afecta a un MENOKO, un humedal, nicho ecológico de diversidad biológica y medicinal mapuche, de gran valor patrimonial y ambiental para las comunidades, tres de ellas limitan directamente con este espacio. La empresa vulnera los derechos y libertades fundamentales a la integridad física y psíquica de las personas y el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, que la Constitución Política de la República protege. El recurso ha sido acogido en primera instancia y estamos atentos a sus resultados.
El año 2009, la Machi Francisca Linconao de la comunidad Pedro Linconao del sector Rahue, ganó un recurso de protección a su favor y en contra del propietario del predio Palermo Chico, Alejandro Taladriz, cuya labor forestal destruía el MENOKO, fuentes de agua y de medicina mapuche. La Primera Sala de la Corte de Apelaciones de Temuco acogió el recurso, reconociendo al menoko como parte de la medicina antropológica de tierra para el mundo indígena y por ser espacios culturales de carácter sagrado para ellos y fuente de práctica etnoterapéutica de la machi.
De esta manera, la lucha de las mujeres mapuche por la defensa a naturaleza es una contribución al bienestar de toda la humanidad, sobre todo si se considera el calentamiento global, derivado entre otros, de desprotección y la explotación sin límites de la naturaleza.
Estos son algunos ejemplos de las luchas de las mujeres mapuche que muestran que su labor no es sólo contra el patriarcado o por la igualdad de género, sino por la defensa de la tierra y de sus gen espirituales, por la cultura, la lengua, por las autoridades originarias y su identidad en tanto mujeres originarias.
Parte del movimiento de mujeres mapuche recientemente se viene reconociendo feminista, tardío dirán algunas pero ello se debe a que las mujeres indígenas reconocen que el feminismo tiene una historia colonial y racial, sobre todo en Latinoamérica, y debido también a que el feminismo en su origen no reivindicó la defensa de la tierra, de la naturaleza, aunque hoy hay diferentes corrientes feministas y existe el eco feminismo un movimiento muy importante que lucha contra las empresas extractivitas y la soberanía alimentaria; por avanzado que sea el feminismo, ello, no incluye la mirada indígena o mapuche. En otras palabras, la emancipación de la mujer indígena, no ha sido obra del feminismo, ha sido gracias a su kimvn que ha dado existencia política en el mundo actual, acompañado de su accionar colectivo, comunitario y resistencia a la subordinación, cualquiera sea, incluyendo al feminismo blanco.
También es cierto que el feminismo ha ayudado a denunciar el patriarcado y sus prácticas en el hogar y en las comunidades mapuche, la ola feminista chilena ha despertado la voz de todas las mujeres sin exclusión, de las que no hablamos por diversas razones, entre ellas por temor.
Lamentablemente, la academia enseñó que la historia es la que está documentada en libros y las mujeres allí no aparecemos, aunque ya varias escribimos, aún no nos leen o si nos leen, aún no nos ven, también la biblioteca del saber indígena está en la naturaleza dicen los ancianos, pero esta está desprotegida y se quema para tributar a las arcas del mercado neoliberal. Hay todavía mucho por aprender.
Es hora de escribir nuestra propia historia, de contar nuestro kimvn, valorando no sólo las fuentes escritas, también las orales, la memoria como lo han hecho los maorí y tantos otros pueblos, reeducar a las diversas generaciones para que aprendan a ver a las mujeres como compañeras de lucha, de debate, y de kimvn.
La memoria oral aporta ternura, suspenso, misterio, entretiene, reconfigura, evoca el pasado y nos lleva a imaginar el futuro. Con la palabra hacemos la historia, el pensamiento y aprendemos a escuchar los tantos pensamientos y palabras de nuestra gente. Por ellos, vamos las Kvpvka ‘gen o poder femenino de la montaña’, las Tuy Malen ‘poder de los ríos’, las Cumpaj, gen del mar, Las Relmu, gen del arcoíris, Wagvlen, de las estrellas, y las tantas más gen de la mapu, para sembrar juntas las semillas que liberarán al wajmapu y al pensamiento mapuche y del pueblo de Chile, de tantas opresiones y colonialismo. Detrás de estos relatos está la fuente para detener el eurocentrismo que invade al mundo y que amenza la vida, ya no sólo de los mapuche, sino de la humanidad, por el extractivismo de la naturaleza, el racismo, y la violencia.
(*) Elisa Loncon Antileo
Lingüista Mapuche, Académica Universidad de Santiago.
Coordinadora de la Red de Derechos Educativos y Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de Chile en la Red Americana por los Derechos Lingüísticos.