No soy monedita de oro

El gran compositor mexicano Cuco Sánchez, heredero de la canción revolucionaria y que expresó vivamente durante la época de oro del cine azteca, es el autor de la conocida canción que titula esta columna. Este tema, como tantos otros de aquellos tiempos, ha quedado grabado en el corazón de millones de latinoamericanos, pasando a nutrir el refranero popular con expresiones como esta “no soy monedita de oro pa’ caerle bien a todos”.

Por Robinson Silva Hidalgo 

Pero este texto no va de crítica cultural ni mucho menos, solo surgió el recuerdo de este dicho al leer al ex presidente Ricardo Lagos y su carta de dos carillas para rechazar la invitación a la entrega del texto de la nueva constitución, a ser votada el próximo 4 de septiembre; la expresión describe de manera íntegra el espíritu de la misiva del político, allí desfilan los méritos autocomplacientes que sabemos propios del estilo de Lagos Escobar: diálogos, informes y estudios que aportan al proceso según su imperdible juicio, destacan las referencias a los infumables expertos de todas raleas y que cansaron al país con sus estériles conclusiones, siempre ajenas a las ingentes necesidades del pueblo.

Por su parte Eduardo Frei Ruiz-Tagle, ex presidente democristiano que también, en sus modos habituales, desechó en una escueta nota el convite convencional. A la espera se encuentra la respuesta del inefable Sebastián Piñera que, sin comerlo ni beberlo, es el causante directo de todo el proceso constitucional en marcha. De la ex presidenta Bachelet ya se ha dicho, se apersonará en agosto para -lo más probablemente- instalarse como pieza clave de la campaña apruebista, en su caso un acto como este no le da ni le quita, sabidos sus carismáticos poderes electorales, y se vio: solo con la mención de su retorno logró opacar la discusión levantada por el Laguismo.

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Como sea, esta nueva polémica, por lo demás inventada por los grandes medios que -en pleno carroñeo de esa moribunda bestia política llamada convención constitucional-, ha dado para recordarnos una cuestión fundamental y que es el punto que se debe exponer: la idea de una nueva carta fundamental es para dejar atrás el antiguo régimen político, por tanto la no presencia de la y los ex presidentes era completamente correcta, si la idea es hablarle a un nuevo país, se justifica la votación del pleno que decidió no invitarles.

Ello nos abre otro argumento que es necesario sopesar, el poco manejo político de la convención que, cediendo a las presiones del poder político, inventa un supuesto aforo reducido para desestimar la invitación a las figuras tutelares del viejo Chile, pues bien, se desaprovechó otra oportunidad para desmarcarse del repudiado régimen político que actualmente oprime a las y los chilenos, instalando a la convención como una herramienta democratizante, definiendo su papel como el contradictor de un parlamento decadente y refiriéndola como una institución que se recuerde y se eche en falta en el futuro marcado por la nueva carta magna.

En fin, siempre nos quedará el acervo popular para graficar graciosamente nuestras percances políticos y, en este caso, no se puede retratar de mejor forma a Lagos, el epítome de la presidencia chilena, que no sea con los versos de Cuco Sánchez cuando nos cantaba: “No soy monedita de oro/ Pa' caerle bien a todos/ Así nací y así soy/ Si no me quieren, ni modo”.

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Pues bueno, Lagos ni ninguna de los mandatarios es monedita de oro y está bueno que lo sepan, para la convención habrá que señalarle que tampoco lo son y que estaría bueno que en esta situación, aplicaran el remate del verso, no queremos el Chile de los treinta años, ni modo y eso significa no entrar en más polémica, son el viejo país y allí deben quedar y, con brío mirar al futuro, se la perdieron, nuevamente.

Como sigue cantando nuestro Cuco: “El cielo tengo por techo/ Nomás el sol por cobija/Dos brazos pa' mantenerme/ Y un corazón pa' tu vida”, esa la dejamos para el camino de las luchas populares, ya sin Convención y sin presidentes.

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