Norma de Olores: La larga espera de las comunidades para mejorar su calidad de vida

El anterior Gobierno anunció con bombos y platillos, el 17 de enero de 2022, a través del ministro del Medio Ambiente, la aprobación de la primera norma de olores para el sector porcino en Chile, luego de 9 años desde la Estrategia para la Gestión de Olores en Chile, pero actualmente, la promulgación de la iniciativa lleva un año de retraso ¿En qué consiste la normativa y cuál es su actual avance? te lo contamos a continuación.

Por Francisco Caamaño Rojas

Esta aprobación por parte del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, entrega la primera norma ambiental de olores que regula la actividad industrial de Planteles Porcinos. Esto permitiría mejorar la calidad de vida de las personas que viven cerca de estos planteles, ya que establecerá lineamientos para que esta industria reduzca y regule sus emisiones.

Como resultado de la aplicación de la norma se espera prevenir y controlar la emisión de olores en planteles porcinos mediante el establecimiento de mejoras tecnológicas y abatir las emisiones de olor desde el origen. Su ámbito de aplicación es en todo el territorio nacional y aplicará en planteles porcinos sobre 750 animales. Además, busca que las empresas aumenten la tecnología y asociatividad de los planteles, disminuir sus impactos, tanto en las comunidades como en el medio ambiente.

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Por ejemplo, aquellos planteles que aún posean lagunas de purines sin tratar, deberán implementar tecnologías de control para reducir sus emisiones odorantes. Adicionalmente, la futura regulación suma exigencias de reporte de prácticas operacionales que ayudaran a disminuir los eventos de olor y mejorar la comunicación entre autoridades, establecimientos regulados y comunidad.

¿Cómo va el trámite hasta hoy?

La entrada en vigencia de la norma de olores para el sector porcino comenzará una vez que se publique en el Diario Oficial, una vez que tenga la toma de razón de Contraloría. En estos momentos, la Unidad Jurídica de Contraloría no le ha dado celeridad a esta norma. Este trámite lleva más de un año en este proceso, los territorios y comunidades afectadas por los malos olores de la industria cárnica no pueden seguir postergados. Una vez que se tome razón del decreto, se procederá a la publicación del mismo en el Diario Oficial, para que inicie su vigencia.

Estas normas permitirían que el control, como la fiscalización, serán responsabilidad de la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), que tendrá que velar por el cumplimiento de los estándares establecidos en la regulación, y coordinará un sistema de reportes que permita el autocontrol de las empresas y la disposición de información actualizada.

Además, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) debe regular las Plantas de Tratamiento de Aguas Servidas (PTAS) de empresas concesionarias y esta posee facultades de control, fiscalización y sanción. La generación de olores se incluye dentro del ámbito de su competencia, como parte de las exigencias impuestas a la calidad del servicio entregado a sus usuarios.

Actualmente, algunos municipios establecen restricciones genéricas a la generación de olores que signifiquen un riesgo para la salud o que molesten a la comunidad, a través de creación de Ordenanzas Municipales que instauran medidas sanitarias básicas en los territorios.

Caso emblemático en Talagante

Hay localidades a nivel nacional que están afectadas por los malos olores y plaga de moscas, un caso representativo es la comunidad de Isla de Maipo, en la región Metropolitana, que, desde hace años, viven con este tipo de problema que afecta su salud y calidad de vida.

La exposición a olores que se perciben como desagradables, puede afectar el bienestar o la salud de las personas, dando lugar a mayores niveles de estrés en la población expuesta. El aumento del nivel de estrés, a su vez, puede conducir a efectos fisiológicos o patológicos, por ejemplo, trastornos del sueño, dolores de cabeza o problemas respiratorios, especialmente si la exposición se produce repetidamente.

Los vecinos deben lidiar con malos olores que se intensifican durante los meses de verano, y afecta en mayor grado a adultos mayores y niños. También se corre el peligro de posibles sucesos de intoxicación y enfermedades. Los vecinos mencionan que la responsabilidad de estos sucesos es producto de las actividades industriales en la comuna, como plantas de tratamiento de aguas, vitivinícolas, planteles de cerdo y pollos, entre otras.

Los malos olores también perjudican la presencia de población o grupos humanos que pudieran verse afectados en los lugares donde se relacionan, como el uso residencial, equipamiento, área verde, deportivo y espacio público, como también, la dificultad o impedimento para el ejercicio o la manifestación de tradiciones, cultura o intereses comunitarios, que puedan afectar los sentimientos de arraigo o la cohesión social del grupo.

Las emisiones de olor perceptibles por los visitantes o turistas en una zona con valor turístico (caso de Isla de Maipo, ruta del Vino, Humedales, Hermosos lugares Patrimoniales y Naturales) pueden generar impactos en dicho valor. En efecto, las emisiones de olor perceptibles por turistas en sitios con atractivos turísticos de carácter cultural, como ferias, mercados, sitios arqueológicos y museos; o en sitios que poseen servicios turísticos de alojamiento y restaurantes o en sitios donde se realizan actividades turísticas como pesca deportiva y esparcimiento; pueden tener como consecuencia un menoscabo de la atracción de visitantes o turistas o disminución de su flujo a la zona y, por lo tanto, un impacto en el valor turístico y económico de la zona.

¿Qué falta y que sigue?

El ministerio del Medio Ambiente ya ha avanzado con el inicio de la elaboración de la segunda y tercera norma de olores; Norma de Olores para el sector pesquero y Revisión Norma de Olores para Celulosa, ambas en etapa de Anteproyecto, y considera seguir avanzando en más sectores (Rellenos sanitarios, Plantas de Tratamientos de Aguas Servidas, etc). El sector porcino es solo el primero de otros sectores necesarios a regular.

Pero, la falta de normas para la regulación de este tipo de rubros empresariales, en estos momentos, solo se encuentra en tramitación y toma de razón de contraloría, sólo en el caso de la regulación de Planteles Porcinos.

Sin embargo, en la tramitación de las demás normas de olores , aún no han sido aprobadas por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, ni menos han salido de la etapa de anteproyecto. A esto le sumamos los tiempos de la toma de razón de Contraloría, que son bastante extensos. Por lo tanto, las comunidades deben esperar años para tener una real solución ante estas problemáticas ambientales relacionadas con la emisión de malos olores que afectan su calidad de vida y salud.

Opinión personal

El cambio climático de origen antrópico, el aumento de la temperatura del planeta, la pérdida de la biodiversidad y de suelos cultivables, además de la sobreutilización del agua, son algunas de las razones por las cuales ha incrementado la opción de una dieta basada mayoritariamente en productos de origen vegetal o plantas. Adicionalmente, las personas durante las últimas décadas, ha ido incremento el intereses de preferir alimentos que provengan bajo políticas de bienestar y no crueldad animal.

De acuerdo, a datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la contaminación por el metano que se genera durante la digestión de las vacas y otros rumiantes, causa el 37% de los gases de efecto invernadero (GEI) de la ganadería, sector que representa el 15% de todas las emisiones vinculadas a la acción humana.

Es necesario ser parte de la reducción de los gases de efecto invernadero, y si nosotros disminuyeramos nuestro consumo de carne, ayudariamos a reducir nuestra huella de carbono y optimizar el uso hídrico para la producción de alimentos, ademas, el suelo utilizado para el pastoreo de animales y producción de cereales para estos, se podría utilizar para plantar más vegetales, de esta manera, más personas podrían acceder al consumo de alimentos.

En conclusión, si la población reduce su consumo de carne, no solo evitariamos malos olores, porque se desincentiva la industria cárnica que los emite, por lo tanto, habrian menos animales produciendo desechos y sufriendo, evitar la emision de GEI, reducir uso de agua para la producción alimentaria y un ambiente sano para la comunidad.

 

 

 

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