OPINIÓN | El capitalismo creó este desastre y este desastre arruinará al capitalismo

[resumen.cl] Para entender el cambio climático, un destacado historiador ambiental dice que necesitamos comprender que hemos entrado en una nueva era: el Capitaloceno. La entrevista publicada originalmente el 20 de septiembre en The Wired y fue traducida por Resumen.  WIRED: ¿Qué es el Capitaloceno que estás proponiendo? Jason Moore: El capitaloceno es una especie de provocación crítica a esta sensibilidad del Antropoceno que dice: Hemos conocido al enemigo, y somos nosotros. Entonces la idea de que todos vamos a compensar nuestra huella de carbono, vamos a ser consumidores más sustentables, vamos a poner atención a la población, son en realidad consecuencias de un sistema de poder y riqueza muy desigual. W: Hay una atribución de la culpa, que a las corporaciones les encanta hacer en especial con sus trabajadores – si no cumples tus objetivos como compañía, no son los ejecutivos quienes serán despedidos, sino que los trabajadores. La crisis climática me parece una extensión de eso, donde hay 100 corporaciones responsables por el 70% de las emisiones, pero dicen, “Bueno, ustedes como consumidores podrían hacer mucho por su cuenta” Eso es correcto, y también hay un cambio desde mirar a la producción hacia mirar al consumo. La mayoría del dióxido de carbono no proviene de las personas volando alrededor del mundo, aunque esto sea uno de los principales contribuyentes. Éstas provienen de la producción. Para las personas más jóvenes parece haber una especie de disonancia cognitiva entre el decir sí, somos responsables, y al mismo tiempo saber que no somos los responsables. W: ¿Es el capitalismo compatible con cualquier movimiento sobre el cambio climático? Esa es la clásica pregunta ecosocialista. Es muy claro que el problema no es tecnológico – existen los medios tecnológicos para una descarbonización muy rápida. Aún así, si utilizas energía solar y eólica, tienes que almacenar toda la energía, debes reconstruir las redes eléctricas. Esto suele ser muy costoso, y el capital financiero realmente desconfía de esos proyectos a largo plazo. Lo que quieren los capitalistas de riesgo es una versión muy limitada de una aplicación tecnológica que pueda ser usada y colocada en el mercado de inmediato. En la cultura, pensamos al capitalismo como emprendedor, tomando riesgos e innovando, y ese es a veces el caso, pero solo dentro de un marco muy, muy estrecho. Y estamos hablando de enormes transformaciones existenciales de la Tierra. W: ¿Hay algún precedente histórico aquí? Por ejemplo, ¿han afectado al capitalismo las fluctuaciones climáticas en el pasado? Los cambios climáticos durante los últimos 2.000 años han sido extraordinariamente desestabilizadores para las clases dominantes. Este fue el caso del imperio Romano en Occidente. Entonces la sequía empujó a los Hunos, quienes empujaron a los Godos, que entraron a Europa occidental. Pero más fundamentalmente, el clima cambiante luego del año 400 creó todo tipo de tensiones económicas y políticas, y en Europa occidental el imperio Romano colapsó. Ahora sabemos que no fue una cosa terrible, que de hecho hubo más igualdad, una menor tasa de natalidad. Hubo campesinos reorganizando la agricultura para depender de muchas y distintas fuentes de alimentos, y tuvieron múltiples y diversas estrategias de subsistencia, en vez de solo cultivar trigo para los jefes romanos. Los momentos de cambio climático se convierten en momentos de crisis climática, y eso fue durante los cambios relativamente más leves del Holoceno, que ya ha terminado. El capitalismo no va a sobrevivir, pero también depende de a qué nos referimos por capitalismo. Para mí, el Capitaloceno es una crítica de esta idea de que el capitalismo se trata solo de economía. Porque también es un sistema de poder y es un sistema de cultura. W: Esta vez, una diferencia entre el cambio climático producido por el humano con los realineamientos de poder del pasado, es que el capitalismo se ha extendido por todo el mundo. Ahora tienes a todos estos países económicamente interconectados. Es interconexión en un sentido imperial, en términos de grandes poderes, pero también en términos del poder abrumador del capital financiero, que por supuesto es mantenido a flote por las grandes potencias. Creo que esto hace al sistema global mucho más volátil y mucho más vulnerable. En lugares como Dubai y Miami, ya se están poniendo nerviosos. ¿Qué sucederá cuando Miami tenga marejadas de 3 o 4 pies todos los años? ¿Qué ocurrirá cuando Manhattan experimente una supertormenta tipo Sandy cada par de años? W: Entonces ¿cómo sería un sistema ideal? ¿Cómo podríamos llevarnos política y económicamente mejor con el planeta? Tendrías que tener un fondo de acumulación controlado democráticamente. Pienso que la banca y las finanzas tienen que ser socializadas, porque de otro modo estás continuamente a merced del gran capital decidiendo qué es rentable o no. ¿Cómo sería el mundo ideal? Integraría el campo y la ciudad, tendría transportes públicos baratos y bajos en carbono. También tenemos que mirar la historia real de los grandes acontecimientos destructivos en el siglo 20 y su relación con la red de la vida. Pienso en la voluntad de países como los EE.UU. para, por ejemplo, destruir Vietnam de esa forma ecocida. Esa gran cita durante la Ofensiva del Tet: “Se volvió necesario destruir la ciudad para salvarla”. Esa será la tendencia de una o varias potencias en la era de la crisis climática, y a medida que la política y los movimientos de justicia social desafíen al régimen actual, habrá un intento de imponer una solución militar devastadora. W: Entonces, tomando en cuenta todo eso, ¿eres optimista sobre este futuro? Va a ser difícil. Solo le recordaría a todas las personas que el cambio climático es malo para las clases dominantes. Es miserable para todo el resto de nosotros durante los próximos 10, 20 y 30 años, porque vamos a estar viviendo tiempos muy difíciles. Pero también habrá momentos en que, bajo la forma que sea, el 1% va a ser desestabilizado de modo completo y radical. No pienso que las clases dominantes estén en absoluto preparadas para el tipo de transformaciones políticas y culturales que van a ocurrir en este período. Ya estamos viendo esto en parte en torno al cambio generacional y al hecho de que ahora podemos hablar sobre socialismo. Es realmente la primera vez quizás desde 1970 o 75 en que podemos hacerlo de forma pública. El capitalismo es mucho menos resiliente de lo que la mayoría de las personas creen. Tuvo su legitimidad social, porque de una forma u otra pudo prometer desarrollo. Y ya no creo que alguien se pueda tomar en serio esa idea.   Imagen destacada: Complejo termoeléctrico Bocamina I y II de Enel en Coronel, región del Biobío
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