OPINIÓN | Las dos caras del Estado para proteger a los poderosos en estas movilizaciones en Chile

Joaquín Hernández Desde la semana pasada, en el momento en que el Metro de Santiago decidió no parar en las estaciones en que se estaba evadiendo, el Estado de Chile no ha hecho otra cosa que proteger los intereses económicos de los empresarios. Porque no olvidemos que si bien el Metro es una Sociedad Anónima de presencia mayormente estatal, ésta financia con su valor a buena parte a la Red Metropolitana de Movilidad (Ex Transantiago), de empresas privadas. Posteriormente fue la decisión del cierre de 3 líneas el viernes 18 lo que claramente ratificó dicho interés: mejor no entregar servicio a los pasajeros para evitar la evasión. Y bueno, lo que todos sabemos, la rabia del pueblo no se hizo esperar. Así comenzó la cara mas dura y represiva de un Estado que estaba dispuesto a todo para defender el orden existente, y los privilegios de quienes lo poseen. Un estado de emergencia en Santiago ese mismo viernes, y toque de queda para el día sábado, los cuales aun siguen vigentes. Y como la movilización nunca se trató (unicamente) del Metro, el resto del país también salió a las calles, y también recibieron las medidas represivas y de control social antes mencionadas. Hoy, gran parte de la población de este país está sujeta al estado de emergencia y los toques de queda, con militares o infantes de marina patrullando impunemente las calles (es más, lo hacen incluso donde éste no ha sido decretado). Es así como la cara más dura del Estado se nos mostró frente a nuestros ojos. Con asesinatos, torturas, violencia sexual por parte de uniformados (así lo señalan organismos de DDHH como el INDH). Militares protegiendo supermercados, y militares disparando cuando la propiedad privada (sobre todo si es empresarial) se ve amenazada. “Las cosas son más importantes que las personas”, eso parece decir el cañón del fusil cada vez que los militares disparan. El Estado ha decidido proteger la propiedad privada (y en mayor medida la gran propiedad privada), a cualquier coste humano, amenazando nuestras vidas, nuestra tranquilidad, y sobre todo nuestra libertad (esa que tal vez recién ahora estamos comenzando a experimentarla). Al inicio de esta movilización, el Río Aconcagua, sin agua aparentemente por la sequía, volvió a circular agua a raudales. Eran los que acaparaban el agua, temiendo por sus vidas, volvieron a entregarlas al cause. Ahora con el Estado de Emergencia también en la Provincia de Petorca, los ríos han vuelto a secarse, y es que con la presencia militar los poderosos han vuelto (aunque no del todo) a la calma. Pero recientemente el Estado ha mostrado, a través de los anuncios de Piñera con su “Agenda Social”, su otra cara. Esa cara que, aunque más amable y al parecer mas bondadosa con el pueblo, busca proteger más que nada a la clase dirigente y al empresariado. Y es que cuando los ricos de este país se han visto amenazados ellos y sus privilegios, aparece el aun presidente Sebastián Piñera a defenderlos con la maquinaria del Estado. Y es que la máxima de la llamada “Agenda Social” es usar al Estado en todo para que el empresariado no ceda nada. No hay aumento del sueldo mínimo, sino un “ingreso mínimo garantizado”, que es otra forma de decir que el estado subvenciona los sueldos bajos, sin que el empresario ponga un solo peso más. No hay fin a las AFP’s ni un cambio del Sistema de Pensiones en Chile, sino un aumento, nuevamente desde el Estado, de míseros 20 mil pesos a la Pensión Solidaria. Un subsidio a los medicamentos, en donde el Estado paga la diferencia, y dinamiza las compras de medicamentos en las farmacias privadas. Todo esto sin subir un peso a los impuestos a las empresas (solo lo sube a los más ricos que tributan como individuos y/o trabajadores). Ni hablar además de los mecanismos de elusión y evasión que siguen intactos. Así, el Estado se pone al frente con el propósito de entregar algunas débiles respuestas al pueblo que se ha volcado en las calles, pero con el propósito último y definitivo de proteger los intereses de los grandes empresarios, cuyos privilegios siguen intactos: de ellos no saldrá ningún peso ni ningún esfuerzo para superar la violenta desigualdad que reina en este país. De este modo, tanto el estado de emergencia, con sus militares en las calles (que bajo ciertas acrobacias comunicacionales ahora parecen ser buenos y jugar a la pelota con los manifestantes) y Carabineros disparando balines de goma a la población, como la “Agenda Social” de Sebastián Piñera responden al mismo interés y propósito: que el Estado proteja los intereses y privilegios de los más ricos y poderosos de este país. Todo lo demás, es discurso e ideología.
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