Por Valentina Luza
Las agrupaciones locales que históricamente han hecho frente al proyecto GNL Penco Lirquén (ex Octopus) presentaron reclamaciones ante el comité de ministros que evalúan los proyectos con impactos ambientales, que buscan una vez más frenar el proyecto que afectaría sustancialmente la calidad de vida de todas las comunidades de la Bahía de Concepción.
En esta oportunidad lo que señalaron los pobladores fue la incongruencia que se generó tras los procesos de participación ciudadana. En estas instancias desarrolladas en el año 2015 y 2019 se entregaron más de mil observaciones indicando afectaciones a los pueblos , en el ámbito gastronómico, comercialización de los productos del mar, calidad del aire, tierra y mar, daño al turismo, entre otras. Toda esta gran gama de argumentos fue generada por diferentes agrupaciones sociales y ambientales de la zona.
En este contexto, ayer lunes la Corte de Apelaciones de Concepción declaró admisible un recurso de protección contra el proyecto y acogió una orden de no innovar que paraliza GNL Penco Lirquén pues la empresa no realizó correctamente una consulta indígena en la comuna de Penco con la agrupación Koñintu Lafken Mapu y tampoco en la comuna de Tomé con la agrupación mapuche Peumellén.
En esta oportunidad las solicitudes ahondan en considerar la posible ejecución del proyecto como un tema que afectaría directamente la salud pública y que debe ser frenado por todas las vías jurídicas posibles, como así también la lucha social en los territorios, en conjunto a la constante presión hacia la clase política que son quienes poseen la facultad de aprobar o rechazar estos proyectos.
Arturo Olate, participante de la coordinadora Tomecina, recalca la labor que se lleva realizando desde los mismos sectores hace aproximadamente seis años, y que vieron en el actual contexto una oportunidad para la pronta solución.
Otro punto importante que señalan es el fraccionamiento del Proyecto Terminal GNL Penco-Lirquén, que presentó de forma aislada las afectaciones que su ejecución tendría, generando una separación artificial, cuando los territorios serían de la misma manera afectadas.
También se mencionó las actuales zonas de sacrificio como Coronel y Puchuncaví y la forma en la que estos proyectos afectan gravemente, y sin vuelta atrás, la salud de las comunidades.
“Nosotros apostamos a un buen vivir, un ambiente libre de contaminación. Somos los pobladores los que debemos decidir como debemos vivir y como queremos vivir en nuestros territorios y no que nos vengan a imponer este “progreso” que solo beneficia a los empresarios y trae devastación.” concluyó Camila Arriagada, vocera de la Coordinadora Penco-Lirquén.