Pacientes vulnerados: El opaco nexo entre universidades privadas y los centros de salud públicos

Escuché a Mónica González, directora de CIPER; en sus declaraciones ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre el problema del lucro en la Educación. Solo quiero redundar en esta combinación de lucro y educación, tan nefasta y perversa, y que no solo hace daño a las personas, a las familias, sino a la imagen de país. Chile siempre ha sido un referente para elegir educación de post grado en Salud dentro de Latinoamérica. Porque la educación en ramas de Salud tenía un prestigio y solidez que, hoy lo comprobé, se va perdiendo. 

Creo que si no se hace algo potente de parte del Estado, que devuelva la seguridad a los usuarios, tanto en el ámbito de la Educación como en el de la Salud, tendremos que asumir como sociedad los problemas. Porque, le pese a quien le pese, el Estado es el garante en que descansan los errores de privados que han usufructuado del prestigio del país, un país de todos los chilenos.

Quiero graficar con un ejemplo que observé en un Centro de Salud Familiar (CESFAM). Soy odontóloga y trabajé siempre en clínica privada, lo que no me permitió hasta hoy ver la realidad de la salud en el sector público. 

Hice un trabajo en un CESFAM sobre Gestión de Calidad. Dentro de la Reforma de Salud se tiene que ir implementando esta Gestión de Calidad como una función más en el organigrama, siendo este el año cero de la Calidad. Igual que en Educación, existe la ley, existe el reglamento. Lo saben los que trabajan en el sector público, quienes perciben que las exigencias que se vienen demandarán mayor esfuerzo. Por lo mismo, paradójicamente, van preparándose a ver cómo eluden las exigencias con un simple maquillaje de lo mismo. 

Los pilares de la Reforma de Salud son mejorar la Accesibilidad, Oportunidad y la Equidad en el trato a los usuarios. La orientación es a los pacientes, se debe planificar y programar pensando en ellos. Pero se hace todo lo contrario.

Los CESFAM trabajan con estándares dados por el Estado, pero hoy cumplen, con mucho esfuerzo, con el mínimo permitido.

Se llama a los pacientes a las 05:00 solo un día al mes y se entregan citas limitadas. Los demás tienen que volver al mes siguiente.

Los medicamentos se entregan solo un día al mes.

En el CESFAM donde observé lo que asevero, hay 165 empleados para 3.000 atenciones al mes. Sumando la planilla de sueldos y dividiendo por los pacientes atendidos, la consulta aquí tiene un costo de $48 mil.

Este CESFAM, y la mayoría de los centros de salud públicos y privados, no tiene implementado en su organigrama la función de Gestión de Calidad y pretenden, con un comité de calidad, compuesto de profesionales que ya tienen sus funciones asignadas, hacer una mejora continua de su calidad. La Calidad es una función que tiene mucha tarea técnica que realizar y, al mismo tiempo, liderar el cambio y la mejora.

En los CESFAM trabajan estudiantes de Enfermería que atienden pacientes sin un profesional supervisándolos. Ello vulnera los derechos de los pacientes y la ética profesional. ¿Quién le explica a un paciente de estos centros que fue vulnerado en sus derechos, ya que fue atendido por un profesional no calificado?

¿Quién va a reclamar porque le hacen esperar desde las 08:00 para una consulta que es a las 11:00 y que además debe esperar hasta la 13:00 para asistir obligado a un taller, bajo la amenaza de que no le entregarán los medicamentos?

Los CESFAM son campos clínicos de universidades que permiten que estudiantes sin título atiendan a pacientes, lo que vulnera el derecho de los pacientes en cuanto a que deben ser atendidos por un profesional calificado. Vinculado a esto, el Ministerio de Salud acaba de quitar la exigencia del examen a los médicos recién titulados para que puedan ejercer.

Siendo los CESFAM campos clínicos de universidades de papel que enseñan anatomía en muñecos y láminas, es imposible que se dé una formación adecuada de ética y sensibilidad con el paciente.

Estos CESFAM, al ser campos clínicos, aceptan “mano de obra” sin costo de estudiantes sin título, recién graduados y sin experiencia. Pero si se presenta un profesional con experiencia, la pregunta “inadecuada” que hacen es: “¿Y usted cobra?”. Lo hacen porque los CESFAM están acostumbrados a obtener servicios “profesionales” de universidades que generan estudiantes como cualquier fábrica de producción en serie. Así, con los recién graduados que van a aterrizar a estos campos clínicos, que en primera instancia les sirven de práctica, se genera una relación perversa para aparentar que estos profesionales de universidades de papel se incorporan de inmediato al mundo laboral. Luego de un tiempo, estos centros de salud cortan los contratos con estos profesionales jóvenes, porque tienen que recibir a otros estudiantes. Recién ahí aparecen los desempleados ilustrados. Pero ya no hay a quién reclamar: esos profesionales ya no son estudiantes ni empleados del Estado. No son nadie ni nada.

El director del departamento de información del SAMU no tiene formación académica, siendo que hay profesionales calificados que han optado al cargo, pero los contratos se hacen a grupos de familias que defienden entre sí su contratación.

El libro “En Vez de la Miseria”, escrito por el economista Jorge Ahumada en los años 50, hace un estudio de toda la problemática de un país que, sin visión de Estado, toma decisiones en Educación. Sin pensar en el país que se quiere tener, se puede perder el rumbo, sabiendo que tales decisiones generarán beneficios inmediatos para un grupo de personas y resultarán nefastas para el país entero en el tiempo. Hoy Chile ve la zozobra de un modelo que benefició a un grupo de personas. Hoy Chile, y muchas de sus familias, afrontan los problemas sociales que ha producido el bienestar de unos pocos.

Lo bueno para los empleados de este CESFAM es que nadie reclamará. No hay opción, porque es el único CESFAM de la comuna. Estos CESFAM dependen de la municipalidad, que tampoco está interesada en sociabilizar a sus habitantes sobre la Reforma de Salud, ya que atentaría contra el aparataje construido entre las universidades y los servicios de salud. Una relación perversa entre la Educación y la Salud de todos los chilenos. 

Lo bueno para los usuarios externos es que estos CESFAM se van a “acreditar”, según la Reforma de Salud, para lo cual falta un año. ¿Será de la misma manera como se hizo en la Educación Superior con la Comisión Nacional de Acreditación, donde los que acreditan son parte de los mismos acreditados? Habrá que ver, ya que hasta ahora la industria privada de servicios es la única que pide asesores en gestión de calidad. No he visto que el sector salud, sea público o privado, esté pidiendo expertos, asesores o técnicos en gestión de calidad. ¿Qué rol está cumpliendo la Superintendencia de Salud en algo tan obvio?

Foto: Consultorio Víctor Manuel Fernández, Concepción. 2009.

Etiquetas
Estas leyendo

Pacientes vulnerados: El opaco nexo entre universidades privadas y los centros de salud públicos