Papa Francisco: Condenar de palabra y no con hechos el abuso sexual infantil

Por A. Baeza / resumen.cl Sin duda uno de los crímenes más escandalosos que ha cometido la Iglesia Católica como institución han sido los reiterados abusos sexuales a niños y niñas alrededor del mundo. Y sí, hablo que los abusos fueron ejecutados en tanto institución y no sólo de individuos pertenecientes a ésta, porque fue la Iglesia como organismo, desde los más altos cargos, quienes intentaron ocultar y acallar estos sucesos no entregando información, trasladando a los sacerdotes denunciados e intentando llegar acuerdos con las familias para no hacer públicos los casos. Si bien es cierto que de un tiempo a esta parte la presión que produjo la indignación social ha desembocado en que la institución haya tenido que asumir la responsabilidad de los hechos desde los primeros casos conocidos en la opinión pública surgidos por denuncias en Estados Unidos durante el pontificado de Juan Pablo II y que reaccionó de manera por lo bajo negligente –si no cómplice- transformándose en el “Santo de la impunidad”, la situación posteriormente dista mucho de estar en orden. Con la investidura de Jorge Bergoglio como el “Papa Francisco”, la esperanza de una renovación de la Iglesia por parte de los fieles católicos era altísima y así fue construido por los medios de comunicación, que lo transformaron en una suerte rock star de la fe, pero lamentablemente este anhelo está más basado en expectativas que en hechos concretos. La imagen de austeridad en un mundo de excesivos lujos y un discurso algo menos castigador dentro de una de las instituciones más conservadoras del mundo ha despertado simpatía en alguna parte de la población que no pierde la esperanza de salvar la religión en la que fue criada. Respecto al tema de los abusos a menores, hay algo que se puede tener en claro: La inconsistencia que existe entre sus palabras condenatorias y sus actos. Y es que en este sentido, la condena de Francisco ha sido reiterada en sus discursos, durante su visita a La Moneda finalizó su intervención pidiendo perdón por el “dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", y luego agregó que "Es justo pedir perdón y apoyar con toda la fuerza a las víctimas al mismo tiempo que nos empeñamos para que no se vuelva a repetir", ello en un contexto donde la opinión pública tiene frescos los abusos cometidos por el sacerdote de la elite económica y política nacional, Fernando Karadima, por una parte declarado culpable en un proceso clerical, pero que mantiene una polémica viva en cuanto a quienes lo rodearon y fueron cómplices –por acción y omisión- de sus actos. El nombramiento de Juan Barros -amigo y miembro del círculo cercano de Karadima en El Bosque- como obispo de Osorno desató, como pocas veces se conociera, un rechazo de buena parte de la comunidad católica de la ciudad, la que se organizó para impedir su nombramiento y que hasta el día de hoy sigue batallando para la destitución de su cargo por motivos morales. Fue en este contexto que el grupo, “Laicos de Osorno” hizo llegar este reclamo al Papa, quien respondió indirectamente: “Osorno sufre, sí; por tonta. Piensen con la cabeza y no se dejen llevar por las narices de todos los zurdos” rompiendo esta “luna de miel” del Papa buena onda con nuestro país. (Así lo demuestra la encuesta Latinobarómetro publicada recientemente, en donde la aprobación al Papa en nuestro país es la más baja de la región). Este respaldo vaticano a Barros y a otros cómplices de abusos sexuales, la negativa a juntarse con la agrupación de laicos de Osorno, así como con las víctimas de abuso ha sido vista como un nuevo agravio por buena parte de la población, más aun tomando en cuenta que estuvieron presentes en la ceremonia del Parque O’Higgins el mismo Juan Barros (el polémico obispo de Osorno en funciones), así como también los obispos de Talca y Linares, Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela, también cercanos al círculo de la Parroquia El Bosque y acusados a su vez de encubridores de los abusos, asimismo el sacerdote Gerardo Joannon, involucrado en vulneración a menores producto de adopciones irregulares, que pudo asistir a la ceremonia sin mayor problema. Por otro lado, polémica causó a nivel internacional unos días antes de esta visita, la presencia de Bergoglio en el funeral de cardenal Bernard Law, el ex arzobispo de Boston símbolo de la impunidad frente a los abusos y de la desprotección de las víctimas, que renunció a su cargo por los cuestionamientos en Estados Unidos y a petición de las familias de las víctimas. ¿Está realmente el Papa Francisco realizando una cruzada para limpiar a la Iglesia Católica de todo esto? Los hechos dejan entrever que la condena al abuso sexual por parte de sacerdotes no es del todo taxativa, hay mucho que se debe realizar aún. Este crimen tan aberrante debe ser condenado sin peros en todo campo, no debe haber espacio para relativizaciones de ningún tipo, ni mantener en la impunidad a los autores directos, así como tampoco a los cómplices y encubridores. Hasta ahora, palabras bonitas pero culpables y cómplices llenando cargos de la institución.
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