Papa Francisco: Porque estuviste preso y te vine a delatar

No sé cómo, los que siempre están a favor de los cambios, rechazan este Papa que ha decidido cambiar todo. Es un Papa que viaja en bus, se toma sus chelas en la esquina del barrio y, lo más importante, hasta la Biblia la quiere cambiar. 

Leyeron eso de  “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme” (Mateo 25: 31-46). Pues hay que cambiarlo. Ahora los que se quejan de hambre, sed, privatización de la salud, destierro, políticas, son unos insufribles comunistas. Ahora los cristianos la pasamos bien. Así que Francisco decidió el primer cambio bíblico. Todos esos padecimientos de los que hablaba Jesús, que parece que también era comunista y por eso lo crucificaron, serán cambiados por el nuevo versículo: “Porque estuviste preso y te vine a delatar”. Y no sólo es un cambio de texto. Los colegas argentinos del nuevo Papa le pusieron por sobrenombre “el entregador” cuando todavía ni cardenal era, sino apenas Provincial de los jesuitas. Orlando Yorio lo responsabiliza de las torturas que recibió durante cinco meses en 1976. Francisco Jalics pasó por una historia parecida pero ya lo ha perdonado. 

Por cierto en los temas de la fe los cambios son en primer lugar personales. Y hay que tener en cuenta el gran cambio que se produjo en el entonces cardenal Bergoglio cuando se aprobó no sólo que hubiera matrimonios homosexuales sino que pudieran adoptar hijos. El se opuso a estas adopciones. Es más, le declaró la “guerra de Dios” al gobierno. Pero no siempre fue un opositor. Con la dictadura se llevó muy bien. Y hasta en el tema de las adopciones, que en ese caso eran vulgares secuestros de niños. El Tribunal Oral Federal 6 argentino, que juzgó el plan sistemático de apropiación de hijos de detenidos-desaparecidos, recibió documentos que indican que ya en 1979 Bergoglio estaba bien al tanto e intervino al menos en un caso. En sus declaraciones frente al Tribunal, el actual Papa se muestra como un pobre viejo que no se acuerda de nada. Ahora hasta se atreve a dirigir la Iglesia entera. Ese es otro cambio personal, seguramente por iluminación, no sé si divina o del Banco Vaticano.

Por lo demás no se puede criticar que Bergoglio apoyara el secuestro de niños cuando quien ideó esto fue su gran amigo Emilio Eduardo Massera, miembro de la Junta Militar. Ambos tenían en común la relación con Guardia de Hierro, el grupo de la derecha peronista en el que Bergoglio militó en su juventud y a la Universidad jesuítica del Salvador. En 1977 esta universidad recibió como Profesor Honorario a Massera, quien objetó a Marx, Freud y Einstein, por cuestionar el carácter inviolable de la propiedad privada, agredir el “espacio sagrado del fuero íntimo”, y poner en crisis la condición “estática e inerte de la materia”.

A otro amigo que defiende es a Christian Von Wernich, confesor del ex Jefe de la Policía Bonaerense Ramón Camps, detenido desde septiembre de 2003 y acusado de numerosos homicidios y múltiples privaciones ilegales de la libertad y torturas, durante la dictadura militar argentina, en diferentes Centros Clandestinos de Detención, delitos por los que está procesado en la ciudad de La Plata. Está probado que Von Wernich es culpable de los crímenes de que le acusan y de las más desagradables prácticas, como justificar las torturas y los asesinatos, o pedirle dinero a los familiares de los desaparecidos con la falsa promesa de conseguir su liberación. Pero, por más pruebas que haya, la amistad es un valor cristiano y a un amigo se le ayuda sin preguntar nada, así que ahora lo tenemos en Chile en alguna parroquia escondida y con nombre falso.

Más allá de cómo ordene el nuevo Papa la curia romana, es posible imaginar que un mayor nivel de activismo hacia América latina se guiaría por preceptos rígidos, opuestos a una mayor separación entre la Iglesia y el Estado y reacios a la pérdida de influencia política de la jerarquía de la Iglesia en bolsones importantes del poder. Todas estas cuestiones son distintas de cómo ejerce cada uno su religiosidad o su ateísmo, e incluso de cómo la ejercen quienes tienen vocación de experimentarla colectivamente. El problema no es la religión, sino su relación con el Estado.

La Argentina, por ejemplo, introdujo en la reforma constitucional de 1994 la posibilidad de que un presidente pueda no ser católico, pero mantuvo el artículo segundo: “El gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. Desde 2003 la ampliación de criterios para el registro de cultos en la Cancillería tendió a equilibrar el peso terrenal de la jerarquía católica argentina, y lo mismo hicieron medidas como la Ley de Matrimonio Igualitario de 2010. A la vez, el debate sobre el aborto libre, seguro y gratuito llegó a la Cámara de Diputados. Pero los subsidios a la Iglesia continúan y, en el día a día, el ministro de Salud Juan Manzur tiene sensiblemente menos entusiasmo por la realización y la difusión de campañas sobre anticonceptivos que su antecesor en el cargo, Ginés González García.

Cuando todavía se voceaba al brasileño  Odilo Scherer como posible Papa,  Martín Granovsky decía en Página 12 que  “lo peor que podría pasarle a Sudamérica sería la elección de un papa de aquí”1. Pasó algo peor que eso. Un Papa de aquí, ligado a una dictadura y que al decir de Raúl Zibechi “está a punto de tomar posición ante la integración regional y los gobiernos progresistas”2

1* http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/4-62783-2013-03-13.html

2* http://www.alainet.org/active/62464

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