Por Robinson Silva Hidalgo / resumen.cl
Jorge Mario Bergoglio, alias Francisco viene a Chile, el papa que ha dicho que hay que poner a los pobres como prioridad en las preocupaciones vaticanas se acerca a rescatar la destruida imagen de la Iglesia Católica de este país. Envuelto en una poderosa estrategia mediática, desde el mismo momento en que asumió el máximo cargo del catolicismo romano, en Chile todos los medios de comunicación del poder hacen eco de aquella línea para recibir al personaje en cuestión.
Hasta ahí, es un asunto de una institución particular que organiza una serie de eventos para recibir al importante personero. Pero no, esto no es solo así; nuestro Estado supuestamente laico desde 1925, sorprendiéndonos una vez más- tan milenial, tan “a las puertas del desarrollo”-, resulta que decidió gastar 7.000 millones de pesos para recibir a un jefe de Estado que no representa mayor interés desde el punto de vista económico, financiando, por otra parte, fastuosos actos públicos de adoctrinamiento, si y a costa de todos los ciudadanos, incluyendo gente de diverso credo, agnósticos y ateos. A primera vista, esto no resiste análisis ya entrado el siglo XXI.
Para abundar en irregularidades que cuestionan la laicidad del estado chileno, las instituciones religiosas solo desde 1999 están obligadas a llevar registros contables, es decir, por siglos no se ha sabido cuanto dinero entra y sale de sus arcas sin ningún control del estado hasta ese momento. Pero la sorpresas siguen, a día de hoy las iglesias pueden eximirse del pago de impuestos: si, esos que se alegan para detener a vendedores ambulantes y cerrar pequeños negocios de barrio promueven beneficios para las instituciones eclesiásticas. Resulta que por la vía de ofrendas, diezmos y donaciones, las iglesias pueden no declarar esas ganancias como renta y, por lo tanto, no pagar el impuesto correspondiente (Art. 17, n.º 9 Ley de Impuesto a la Renta), tremendo negocio ¿verdad?
Pero ¿Por qué saco a colación esto?, que debiera ser conocido por todo ciudadano chileno, pues porque todo ese enorme caudal de dineros que perdemos todos podría traducirse en gratuidad en educación, mejoras a la salud pública y una serie de otros derechos sociales que son de obligatoriedad moral para un estado que dice ser “laico”. En fin, la visita de Bergoglio sirve para poner estos temas en el tapete y de ahí saltar a discutir el perjuicio que significan las religiones en Chile, incluyendo a las del capital, que hacen algo parecido con sus fundaciones y ayudas sociales y culturales que solo dañan a la recaudación fiscal.
Tampoco me puedo detener, esto es una columna de opinión, en el daño que se le provoca al Estado laico producto del no pago del impuesto territorial, más conocido como contribuciones o bienes raíces, que va directamente a las arcas municipales. Pues bien, estos fósiles culturales bajo la figura de fundaciones y otros no pagan este impuesto tampoco, así como universidades, organismos públicos, cementerios y bomberos, entre otros (que obviamente merecen no pagarlo), parte de este impuesto va al fondo común municipal, que distribuye los recursos públicos entre comunas para la inversión y gasto social, sigue el daño social como ven. También están exentos de pago de timbres y estampillas y en términos generales al pago del IVA (circular n°9, 2012 SII), en realidad, tenemos para rato con estos personajes.
Resumiendo, no hay pago en relación a la renta ni a las contribuciones, perjudicando la recaudación del presupuesto fiscal y municipal. Entonces ¿Para qué declaramos un estado laico, si este privilegia a las iglesias, verdaderas rémoras enquistadas en nuestra sociedad, qué solo aumentan la ignorancia de la gente mediante la difusión de supersticiones, como decían los antiguos?
La respuesta no existirá, es claro, pues todo el espectro político está feliz, podrá enmarcar su foto con el papa de moda, los progres y conservadores se tomarán de las manos, dejarán de legislar en temas como la ley de identidad de género, para no ofender a la visita, claro!.
Y seguiremos fingiendo que somos un país laico, moderno y democrático, como quiere hacer ver la derecha, como se miente a si misma esa pseudo izquierda, todos más pechoños que el papa.
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