Papas Fritas: El confrontacional compromiso del artista que quemó los pagarés de la Universidad del Mar

Francisco Tapia, más conocido en el mundo del arte como "Papas Fritas" quemó miles de pagarés que acreditaban la deuda de cientos de estudiantes de la Universidad del Mar. La acción por la cual se autodenunció tenía como propósito "borrar la deuda de los alumnos", obligación que según abogados de los estudiantes no existiría porque emanan de un acto ilegal como la estafa orquestada por los dueños de esa casa de estudios. Teóricos del arte celebran la acción que califican como un acto "reflexivo" y "justiciero".


El estilo del artista visual Francisco “Papas Fritas” Tapia es frontal, directo, no convencional y a veces ilegal. Ha sido calificado incluso como “extremista”, pero no por una filiación terrorista, sino por lo extremo de sus acciones, que bordean siempre el límite, que ponen el arte contemporáneo al servicio de la reflexión social. De su calidad, hay voces dispares, pero una consonancia: el iconoclasta a nadie deja indiferente.

Antes de que hiciera noticia por la exposición “Ad Augusta per Angusta”, donde el autor a través de una autodenuncia en el Séptimo Juzgado de Garantía confesó haber robado y quemado cientos de documentos bancarios que acreditaban la deuda de gran parte de los alumnos de la Universidad del Mar -convertida hoy en símbolo del lucro en la educación superior- Francisco “Papas” deambuló en la provocación con obras de fuerte impacto.

Una de estas fue ocurrió el año 2008 cuando convirtió a Paulina Urrutia, ministra de Cultura de entonces, en una santidad, en una escultura de Sor Teresa y cuando los “fieles” comenzaron a hacerle mandas para ganarse un Fondart, lanzó la obra al río Mapocho.

O  cuando se tatuó en la espalda el símbolo de los gobiernos de la Concertación y expuso su cuerpo desnudo al público para este descargara su ira dándole latigazos por $500 pesos, o cuando del mismo modo se tatuó en el pecho la frase “por el retail o la fuerza” para reflejar que la razón se perdió en el consumo.

“Nuestra labor como artistas es influir en la realidad y hacernos cargos de las problemáticas sociales”, dice el artista, quien en una excepción con El Mostrador Cultura, habló de su polémica obra pese haber acordado no decir palabra hasta que recibiera asesoría legal.

Los pagarés de la Universidad del Mar

Para entender el propósito de la acción, cuyos resultados hoy se exponen en el centro cultural Gam, Papas Fritas, aclara que su obra “social” no está en el acceso ilegal a la universidad, mientras estaba tomada por los alumnos, o en la quema de los documentos bancarios, y menos en el resultado de su combustión, sino que en la “deuda misma”. Su propósito no era simbólico, sino real: evitar el cobro a los estudiantes a través de la eliminación del documento oficial.

Tufit Bufadel, experto en delitos económicos de la Fiscalía, explica que si bien “la deuda no se extingue porque el título de cobro se elimine,  ya que lo que se extingue sólo es ese documento comercial (puede ser cualquier otro)”, se dificulta muchísimo su cobro, ya que al extinguirse el documento asignado por ley para hacer más fluido el pago de la deuda, a la Universidad no le queda otra que iniciar acciones civiles para asegurar el reintegro de los dineros.

Estas acciones civiles, significan que tienen que tramitarse por el sistema antiguo, lo que equivale a largos procesos judiciales que, en la práctica, no tendrán resultados antes de que se resuelva el proceso penal por estafa contra los dueños de esa casas de estudios.

Mauricio Daza, abogado de más de 1.200 alumnos víctimas de la Universidad del Mar, sostiene que en relación a la situación de los créditos concretos de la Universidad el Mar y de la obligación de pagarlos por los estudiantes “estas obligaciones tienen origen ilícito que derivan de un delito el cual es una estafa que cometieron los dueños de la universidad en contra de estos estudiantes, por lo tanto, desde el punto de vista sustantivo, de fondo, esas deudas no tiene valor legal”.

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De comprobarse una tesis como esa, a través de la investigación de un equipo especial del Ministerio Público de Viña del Mar, la acción de Papas Fritas tendría efectos concretos en la deuda, ya que durante el tiempo que dure la investigación fiscal, los dueños de la Universidad no tendrían posibilidad de cobrar dinero alguno a los estudiantes porque el mecanismo rápido para el cobro se extinguió, y en el evento que se emprenda una acción civil, la universidad tendría que probar que los estudiantes eran acreedores, documentación que se encuentra en el terreno de la investigación por estafa que lleva el Ministerio Público.

“Lo que me interesa es que los estudiantes pierdan el miedo, esta gente no les va a rematar sus casas. ¡No paguen!”, exclama el artista.

Demanda contra el Estado: la obra previa

Francisco Tapia, quien padece de agorafobia (trastorno de ansiedad), es un artista autodidacta, como él mismo señala en el video que acompaña la exhibición de su obra en el GAM. No tiene estudios formales de arte como tampoco una formación secundaria de calidad. Esto, sin embargo, no le ha impedido ser nominado a los Premios Altazor por su obra “Diálogos de emancipación” que fue una invitación del artista Francisco “Papas” a otros 18 artistas para observar problemáticas presentes en la crisis carcelaria, en Chile y Latinoamérica, proponiendo una exposición colectiva, donde cada pieza funciona en un diálogo visual, cuestionando construcciones culturales, economía, vacíos y vicios legales, justicia e injusticia, etc. Esta obra también es el resultado de una investigación desarrollada por “Papas” a lo largo de dos años, a partir de la tragedia de la cárcel de San Miguel, en la que 81 internos fallecieron calcinados el 8 de diciembre de 2010 y que hace unos días atrás la justicia absolvió a todos los gendarmes acusados.

Este enfrentamiento con el poder, que engloba toda la obra del artista de San Miguel, tuvo un paso previo a la quema de documentos de la Universidad del Mar. El 2013, este artista presentó una demanda contra el Estado, que además fue expuesta en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende.

Claudia Zaldívar, historiadora del Arte y directora del museo recuerda que la obra de “Papas Fritas”  ocurrió en el marco de un proyecto, curado por Luz Muñoz, que se llamaba Ciudad y Territorio en donde “más que una exposición era una plataforma para repensar los nuevos modelos de desarrollo humano”.

“Papas fritas intervino en la exposición con una obra. Lo que hizo fue hacer una demanda al Estado, ya que el padece de agorafobia, en donde el Estado lo inhabilitó socialmente. Y hace una obra-demanda, denunciando cómo el Estado ha tratado su situación. Ahora más allá de la cosa coyuntural de la demanda, en el fondo es una crítica al modelo neoliberal. Lo que él hace en esa obra es desplegar en algunas líneas lo que es el modelo capitalista actual. Trata el miedo, la salud pública. Era una obra bastante compleja, cuyo objeto es la reflexión del espectador”, cuenta la directora.

Para el autor, esa demanda era su manera de acusar los vicios del sistema y cómo terminan introduciéndose en la vida de las personas.

“Esta obra era una manera subjetiva de evidenciar como se reprime a la sociedad a nivel psicológico y cómo esa represión se interna en cada una de mis cosas y cómo finalmente me violenta”, explica el iconoclasta.

Delito v/s acción simbólica

Pese al ingreso ilegal, la sustracción de documentación comercial y de la aceptación -según consta en la propia autodenuncia- del artista de “recibir sobre sus hombros todo el peso de la ley”, lo cierto es que penalmente lo más probable es que no le pase nada.

Según el fiscal Bufadel, en el texto de la autodenuncia se da cuenta de un delito de “Robo en lugar no habitado”, que tiene una pena que va de los 541 día a 5 años. A esa pena, que de por sí es excarcelable, se le suma la atenuante de la cooperación a través de la autodenuncia y una irreprochable conducta. “El proceso penal así calificaría para una salida alternativa como una suspensión condicional del procedimiento”., explica hipotéticamente el persecutor.  En otras palabras, significa comprometerse a no hacer nada ilegal durante un año y el proceso se elimina, sin quedar registro en sus antecedentes penales.

Calculado o no el riesgo al momento de cometer el delito, el artista y teórico del arte Daniel Reyes León, editor de la revista “Arte y Crítica”, apunta más bien a su “relación de contexto y momento, es decir, como él instala su obra de cara a un diálogo que va más allá de lo político, capitalizando la increíble fuerza de un contexto que rechaza el lucro universitario”.

“Es muy interesante cómo su táctica, tanto para encontrar los documentos como en la manera de hacerlos públicos, le despeja el camino de enemigos, e irrumpe desde la superación de las leyes privilegiando la potencia simbólica del sentido común. El video, las cenizas y su posterior viralización socializan un problema bajo un gesto concreto, arriesgado, ilegal, que a su vez, es artístico, económico y político. Es una forma activista de contestar a tanto arte que se ha dedicado a ilustrar los hechos, sin producir mayores transformaciones, un arte que no ha asimilado aun su contexto o que no quiere dialogar con el mismo”, comenta el teórico.

La utilización del contexto o el empoderamiento de su rol social en el arte, ha llevado a Papas Fritas a exponer incluso en la Bienal de Arte contemporáneo de Beijing. Su obra, elegida, entre las 10 mejores del evento, consistió en un video en donde él y un chino estaban conectados a través de un  hoyo en el que hablaban con unos “teléfonos” elaborados con unos tarros de Nescafé. La idea era demostrar a través de esta obra que en Chile ni en China había libertad de expresión.

Esta obra como la de la Universidad del Mar, son a juicio de la directora del Museo de la Solidaridad “un ejercicio de comunicación”. ”Es muy importante que exista esta divergencia de posiciones, de formatos y de tendencias en torno arte. Y dentro de esto, lo que propone el Papas Fritas tiene mucho sentido porque está llevando a reflexionar al espectador sobre lo que está pasando en la actualidad”, dice Claudia Zaldívar.

Opinión similar comparte, Reyes León, para quien la obra la obra sobre la Universidad del Mar “ evidencia que los que realizaban el asalto eran los directivos y dueños de esa universidad, por lo que el acto de Papas Fritas es justiciero”.

“Y lo hace alguien que no tuvo educación superior, pero que rápidamente supo dialogar con el poder desde el dispendio mismo que es el Arte”, resume.


Fuente: El Mostrador

Fuente Video: Radio Villa Francia


Entrevista en extenso para Villa Francia:

http://www.radiovillafrancia.cl/entrevista-a-papas-fritas-no-soy-ningun-heroe-solo-un-hueon-que-quiso-aportar-con-lo-que-sabe-hacer


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