Congreso, Tribunales y Fuerzas Armadas de Perú derrocaron a Pedro Castillo. El ahora expresidente fracasó en su intento por impedir la "vacancia" con un fallido cierre del Congreso, que finalmente votó su destitución. Castillo fue detenido cuando se dirigía a buscar refugio en la embajada de México y se encuentra bajo custodia policial.
Por Alejandro Baeza
Sin el respaldo de su círuclo cercano ni las Fuerzas Armadas, el presidente de Perú, Pedro Castillo, decretó el cierre del cuestionado Congreso antes que éste votara su vacancia (destitución), la que finalmente terminó ocurriendo. El cargo fue asumido temporalmente por Dina Boluarte, del mismo partido del exmandatario.
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Castillo había anunciado el cierre para supuestamente conocar a un nuevo Congreso con atriubuciones constituyentes. Si bien la redacción de una nueva Consitución fue una de las principales promesas campaña, la convocatoria a éste congreso lo realizó para evitar una votación que buscaba su destitución, la tercera durante su mandato y no como parte de su programa de gobierno.
Sin embargo, este llamado no contó con ningún tipo de respaldo. Rápidamente su círculo cercano se desmarcó. El Tribunal Consitucional decretó ilegal este anuncio y finalmente se llevó a cabo la votación de "vacancia" por "incapacidad moral para el cargo", una figura que se aplica de manera arbitraria durante años con todas las últimas destituciones que provocan un ambiente de difícil gobernabilidad en el país vecino.
Lejos de ser cuestionable legal y políticamente, la maniobra estuvo lejos de ser un "golpe de Estado" como intenta posicionar la prensa.
Segundos después de la votación, la policía y las Fuerzas Armadas allanaron el Palacio Pizarro para detenerlo, lugar que ya había abandonado. Inmediatamente asistieron a sedes de embajas para evitar que Castillo pudiera refugiarse, por lo que finalmente fue detenido cuando se dirigía a la sede diplomática de México, por lo que ahora se encuentra detenido.
Cabe destacar que el Congreso de Perú es el organismo más desprestigiado del país, con más de 90% de desaprobación según las encuestas y se ha comportado de manera violentamente obstrubcionista, que ha impedido el normal funcionamiento del país, incluso negándole al presidente realizar viajes internacionales.
De esta forma, no se descarta la posibilidad que el Congreso vote su autodisolución y se convoquen a nuevas elecciones.
De esta forma, quedaría fuertemente comprometida la izquierda en Perú, ya no sólo por el «terruqueo» sino también por la experiencia de Castillo, pavimentando el camino para alternativas extremistas de derecha.
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