La empresa petrolera pública de Perú, Petroperú, ha sido la causante de al menos tres derrames de crudo en los ríos Chiriaco y Marañón en la Amazonía peruana en los últimos dos meses. El mayor de los vertidos expandió, según la organización de defensa de los pueblos indígenas Survival, al menos 2.000 barriles de crudo que afectaron de manera notable a las comunidades locales de los achuar, shapra, wampis y awajún.
La gravedad de los derrames provocó que el Organismo de Evaluación Ambiental de Perú (OEFA) obligara a la compañía a colocar una barrera para contener el vertido. Pero las fuertes lluvias hicieron infructuoso el esfuerzo de contención y acabó afectando de manera dramática al ecosistema. Las poblaciones indígenas, que dependen de los recursos naturales de su zona acuífera, han perdido el alimento y no pueden beber agua ni pescar en la zona afectada.
La cohabitación entre las poblaciones locales y las empresas petrolíferas, a las que el gobierno arrienda las mismas tierras que habitan estos indígenas, se antoja imposible. Además de la destrucción del ecosistema consustancial a este tipo de explotaciones, se producen estos desastres medioambientales que pueden acabar con estas tribus endémicas.
Según AIDESEP, la organización nacional de pueblos indígenas, es urgente realizar una acción conjunta para evitar la destrucción medioambiental de los lugares de población de estos núcleos indígenas: “Invocamos a la opinión pública internacional, medios de prensa, organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles a prestar atención a este grave evento que pone en peligro la vida de las miles de personas que habitan la zona, una de las más pobres del país, y que han sido tradicionalmente postergadas”.
Fuente: OMAL