Perú: Un muerto derrotó a una petrolera

Después de intensos enfrentamientos entre la población de Pichanaki y la empresa petrolera Plus Petrol por fin el Ministro de Energía y Minas del Perú, Eleodoro Mayorga, le ha dado tres días para que se retire. Deberiamos estar alegres, ha sido un triunfo de la población. Pero no, no lo estamos.

No, no estamos alegres. Estamos de luto. Ever Pérez Huamán, de 25 años ha fallecido en la lucha contra la transnacional de bandera argentina. La noticia de su muerte ha sido el detonante para que el gobierno abra el dialogo con la población y, como primera medida de este, le haya dado tres días a la empresa para salir de la zona. Ever ha derrotado a la petrolera. Pero le ha costado la vida.

No, no estamos alegres. Plus Petrol se va de Pichanaki. Pero se queda en el Perú. Y se queda usurpando tierras de comunidades amazónicas: Ashuar, Kishwas del Pastaza, Shawis (organizados en cuatro federaciones). Comunidades que no tienen ni escuelas, ni centros de salud pero que tienen que soportar una petrolera que contamina sus ríos. El año pasado hicieron desaparecer la laguna de Shanshococha. Han dañado la reserva natural Pacaya-Samiria. Ha sido responsable de daños ambientales múltiples. Ahora se va de una de sus zonas de exploración. Pero debería irse totalmente.

No, no estamos alegres. La Policía Nacional sigue con permiso para matar. La Ley 30151, promulgada el 13 de enero del año pasado, exime a los efectivos policiales y del Ejército de responsabilidad penal cuando al hacer uso de la fuerza “produzcan lesiones o muerte en el cumplimiento de su deber”. El Alto Comisionado de Naciones Unidas, Amnistía Internacional (Londres), Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), la Red Muqui, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y la Defensoría del Pueblo se han pronunciado en contra. Pero la ley sigue ahí. Y seguirá produciendo muertos hasta que no se derogue.

No, no estamos alegres. No puede alegrarnos un Ministro del Interior mentiroso. El ministro Urresti aseguró ayer que la Policía sólo tenía escudos y gases lacrimógenos, no balas, hecho desmentido por los pichanakinos, quienes motraron los casquillos de bala de grueso calibre utilizados por las fuerzas del orden. Ya es costumbre de Urresti mentir. También es costumbre suya matar. Y no sólo ahora que es ministro. Comenzó cuando era militar, en la base de Castropampa, donde murió el periodista Hugo Bustios. Nunca se debió permitir que fuera ministro.

Y como no estamos alegres estamos en pie de lucha: Fuera Pluspetrol, fuera Urresti, derogar la ley que da licencia para matar. Ahora.

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