[resumen.cl] Durante el mediodía de este lunes 15 de junio trabajadores de la pesca artesanal de las comunas de Lota y Coronel marcharon por el centro de Concepción exigiendo el fin a la Ley de Pesca -Ley Longueira- y bonos de mitigación debido al duro momento vivido por el sector artesanal. Las protestas anuncian, se irán radicalizando debido a la baja cuota de captura de sardina y anchoveta dada al sector artesanal.
Los trabajadores marcharon por Avenida O'higgins en pleno centro de Concepción y avanzaron hasta la calle Prat para llegar a la Intendencia de la Región del Bío Bío. Los dirigentes de los pescadores se reunieron con las autoridades de gobierno mientras sus bases se reunieron mostrando lienzos en la Plaza España.
El Subsecretario de Pesca Raul Sunico es el principal emplazado en el conflicto, pues los pescadores le atribuyen la responsabilidad de no otorgar mayores beneficios a los pescadores, que sufren duras condiciones debido a la crisis del recurso pesquero que el sector artesanal, le atribuye a la depredación pesquera protagonizada por la Pesca Industrial.
Exigen además la derogación de la Ley Longueira por haberle entregado el mar a 7 familias que controlan y explotan el recurso pesquero. Todo ello a través de presiones y lobby de estos grandes grupos económicos, los que influyeron en la elaboración y aprobación de la ley mediante el financiamiento ilegal como el reconocido por el Senador Orpis y el que ha alcanzado al propio Longueira, quien habría obtenido recursos de los empresarios de la Pesquera El Golfo a través de la histórica asesora del ex ministro de Economía, Carmen Luz Valdivieso.
Tras la reunión en la Intendencia los dirigentes de los pescadores señalaron su descontento del encuentro y advirtieron que protestarían en los partidos de la Copa América.
Los “bonos” para los trabajadores de la pesca han tenido una trayectoria que se inicia cuando se empezaron a sentir los efectos de la sobreexplotación y se han vuelto más recurrentes en tanto ésta ha provocado el colapso o disminución de más pesquerías. Este proceso comenzó luego de la merma de captura de jurel en 1996 y ha persistido hasta ahora, cuando no se ha podido pescar sardina y anchoveta de acuerdo a lo esperado, simplemente porque no existen poblaciones adultas de las cuales la industria reductora a harina pueda sacar provecho.
Por lo mismo el apoyo social prometido por los gobiernos al sector no solucionará el conflicto, sino que debe haber un verdadero Plan de Pesca Sustentable que recupere las poblaciones de peces y establezca regímenes y métodos de pesca garantes de sustentabilidad. Un verdadero Plan de Pesca Sustentable que entienda a los trabajadores de la pesca como imprescindibles para el aprovisionamiento de un alimento fundamental en nuestra dieta y por ello en su actividad debe utilizarse un criterio precautorio, sin poner en riesgo la reproducción de las poblaciones de peces. Un Plan de Pesca Sustentable también debería propiciar la asociatividad y el mejoramiento de la calidad de vida, buscando integrar a diversos sectores de la comunidad costera en las labores de procesamiento y distribución de pescado, conformándose cooperativas que sustituyan al empresariado y su actual control de la captura, proceso y distribución de los productos marinos.