PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Casi inevitable

Por Ruperto Concha / resumen.cl Opción 1: Spotify https://open.spotify.com/episode/1S4YSCpKZFeH56DZEQHR3W?si=4l7bZx-8QXuPpoCkgmmqNw Opción 2: Anchor En medio de la maraña de noticias falsas o tendenciosamente deformadas, no es nada de fácil reunir información válida sobre la guerra en Ucrania. Siempre es necesario contrastar las versiones cargadas de odio anti ruso con las otras, las que defienden las acciones de Rusia contra la OTAN y el gobierno de Volodímir Zelensky. Pero, más que eso, es bueno recorrer en detalle las informaciones de la prensa tradicional que sigue procurando decir la verdad, o parte de la verdad… “en la medida de lo posible”. Algunas publicaciones claramente opuestas a la invasión rusa, como The Intercept, o Counter Punch, o ese gran diario estadounidense “The Christian Science Monitor”, o ese pequeño periódico de Alabama “The Moon”, y en algunas ocasiones hasta el propio New York Times, se atreven a entregar incluso noticias que Washington y la OTAN consideran…. “inconvenientes”. Por ejemplo, aquellas informaciones llegadas del propio campo de batalla, sin manipulación política ni manejo propagandístico. Según esas noticias descarnadas y sin maquillaje, las fuerzas ucranianas están sufriendo terribles bajas en lo que inicialmente fue la Campaña sobre Donbás que debía aplastar a los separatistas pro rusos, pero que ahora es sólo una lenta y dolorosa retirada. Acribillados por incesante fuego de artillería, las unidades ucranianas han tenido que abandonar sus posiciones inicialmente fortificadas en torno de las provincias rebeldes del Donbás, replegándose en cambio ahora hacia las llanuras centrales donde quedan aún más expuestas. En la publicación estadounidense “Político” señalan que las unidades ucranianas en el frente oriental están teniendo un nivel de bajas que alcanza al 50% de sus efectivos, un 20% de muertos y un 30% de incapacitados por sus heridas. Y, según información del propio gobierno ucraniano, los ataques rusos ya han destruido casi toda la red ferroviaria, incluyendo vías y subestaciones de electricidad. También han sido destruidos los puentes ferroviarios, cortando el tráfico de carga hacia la frontera con Rumania. Asimismo, también por información oficial del propio gobierno ucraniano, las fuerzas rusas ya tienen el control de todo el sur del país, y bloquean el acceso al mar. Es decir, dentro de Ucrania, la OTAN está fracasando, Rusia está ganando. Y fuera de Ucrania, ¿qué pasa?...     Los titulares de toda la llamada “Gran Prensa Occidental” nos invitan a enterarnos de la perversidad de Rusia y de la gente rusa, incluyendo los deportistas, los artistas, los hombres de ciencia y, por supuesto, el diabólico presidente Vladímir Putin. Incluso grandes periódicos europeos, como el diario El País, de España, han llegado a la ridiculez de publicar extensas entrevistas a ciertos personajes que se presentan, fíjese Ud., como “expertos en Vladímir Putin”. Esos supuestos sabios afirman conocer en detalle todo el funcionamiento del cerebro del presidente de la Federación Rusa, incluyendo sus anhelos más profundos, sus sentimientos, sus posibles traumas, y, claro, la supuesta estupidez de ese gobernante que, quien sabe cómo, siendo tan tarado, logró sacar a Rusia del desastre de la desintegración de la Unión Soviética, y recuperarla como potencia mundial. Claro que esos sabios expertólogos no se ponen de acuerdo entre sí, y cada uno da un diagnóstico distinto. Ahora salió otro más que está afirmando que el presidente Putin tiene dos tumores cancerosos y que por eso anda desesperado, rabioso y ya no puede pensar bien. En fin, además de eso, las noticias de la Gran Prensa Occidental nos dicen que Rusia está derrotada, que su situación es insostenible y que los soldados rusos están pereciendo por millares y lo único que quieren es salir huyendo, no seguir peleando con los heroicos paladines ucranianos. En fin, como mencioné en una de mis crónicas anteriores, el célebre primer ministro británico Winston Churchill dijo claramente que, en tiempos de guerra, la verdad es algo tan valioso que hay que mantenerla bien guardada y protegida por una coraza de mentiras. De hecho, en estos momentos, casi todos los gobiernos europeos han bloqueado las agencias noticiosas rusas, bajo la figura de que no aceptan que se difunda una narrativa distinta a la de la OTAN sobre la crisis mundial centrada por ahora en la guerra de Ucrania. Y en Estados Unidos el gobierno anunció la semana pasada la instauración de una entidad a cargo de los Servicios de Seguridad, que funcionará como una especie de “Ministerio de la Verdad”. El 28 de abril, en Washington, el ministro de Seguridad Nacional de EEUU, Alejandro Mayorkas, dio a conocer la creación de una entidad llamada “Junta de Gestión de la Desinformación” que tendrá a su cargo controlar toda la actividad periodística en Estados Unidos, para censurar todos los contenidos noticiosos o de opinión que pudieran ser considerados peligrosos. Y a cargo de esa poderosa entidad de censura de prensa, el gobierno de Joseph Biden colocó a la funcionaria Nina Yankowicz, con trayectoria al servicio de las fundaciones antisocialistas de Estados Unidos, y que trabajó también para el gobierno de Ucrania y supervisó los programas llamados de “Defensa de la Democracia”. Según informó esta semana la red noticiosa Fox News, los parlamentarios republicanos de la Cámara de Representantes ya el viernes emitieron un documento exigiendo riguroso control sobre esa “Junta de Gestión de la Desinformación” que aparece, en realidad, como “parte de los continuos esfuerzos de la Administración de Biden para suprimir la libertad de expresión y desacreditar la crítica legítima calificándola como “desinformación”. En ese documento los parlamentarios señalaron que “El aparato de Seguridad Interna de Estados Unidos debe servir para proteger al pueblo estadounidense de las amenazas a la patria, pero no debe convertirse en un arma de un presidente que es impopular para impulsar falsas narrativas y desacreditar el discurso legal”.     En realidad, la crisis creada por la arremetida de la OTAN contra Rusia ha traído consigo la descomposición de gran parte del sistema jurídico conocido por el “Derecho Internacional”. Por lo pronto, Estados Unidos aparece formulando acusaciones de que Rusia estaría perpetrando “crimen de guerra” en Ucrania, que debiera ser condenado por el Tribunal de Justicia Internacional. Pero, sin embargo, Estados Unidos no ha reconocido la competencia del Tribunal Internacional de Justicia sobre él mismo, sobre los Estados Unidos, y, ha perpetrado abiertamente crímenes de guerra, haciendo caso omiso del Derecho. Por ejemplo, cuando sembró de minas explosivas los accesos de los puertos marítimos de Nicaragua. La enorme presión propagandística, sobre todo en Europa y Estados Unidos, ha llevado a que los líderes políticos no se atrevan a mostrarse en contra de continuar aportando armamento y dinero para sostener al gobierno de Ucrania contra Rusia. Pero, simultáneamente, el mismo proceso de limitar la libertad de expresión e información aparece complementado por un proceso paralelo de espionaje y de control sobre las personas, sobre la ciudadanía común. En Estados Unidos y Europa ya están en funcionamiento decenas de miles de cámaras de vigilancia en las calles, dotadas de recursos de inteligencia artificial para reconocimiento facial, incluso a doscientos metros de distancia, lo que permite tener un registro de los movimientos de cada transeúnte por las calles. Ese espionaje complementa el acopio de datos sobre las personas, sus opiniones, sus gustos e incluso su capacidad de compra, generada a través de la participación de la gente en las redes sociales. A ello ahora se agregó el uso de potentes y sofisticados instrumentos de espionaje sobre las personas, como el sistema israelí Pegasus que permite espiar incluso en los teléfonos celulares apagados de la gente, sin que sus dueños se den cuenta. De hecho, en estos momentos, en España, se ha desatado un escándalo político sin precedentes al descubrirse que el gobierno español había espiado a líderes políticos de oposición, incluyendo a todos los dirigentes de Cataluña, utilizando subrepticiamente esos sistemas electrónicos. Y eso, sin que haya habido ni siquiera una mínima autorización judicial conforme a derecho que pudiera justificar la minuciosa invasión de la privacidad de los seres humanos que comienzan a ser investigados, secretamente, sin siquiera saber de qué se les sospecha, de qué se les pudiera acusar. Es decir, en torno de la enorme crisis que trajo el enfrentamiento bélico en Ucrania, se está produciendo un fenómeno creciente de violación sistemática de los derechos fundamentales del ser humano en democracia.     Como fuere, al menos el viernes pasado, por primera vez, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas logró llegar a un acuerdo unánime en relación a la guerra de Ucrania. Por una iniciativa formulada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, AMLO, el Consejo de Seguridad comprometió su apoyo total a la búsqueda de una solución de paz mediante negociación diplomática apuntada a las demandas de Rusia y de Ucrania, que básicamente ya estaban estipuladas por los acuerdos de Minsk de autonomía para las provincias de población rusa, y reconocimiento de la incorporación definitiva de Crimea a Rusia. ¿Por qué recién ahora se pudo llegar a ese acuerdo unánime, en los términos que Rusia había planteado desde el primer momento? Posiblemente la causa esté en que Rusia sobrevivió al huracán de sanciones financieras demoledoras. También a que en Europa las bases sociales están próximas a una explosión política que podría llegar a desintegrar a la Unión Europea. Pero, sobre todo, a que quedó en claro que una prolongación de la guerra de Ucrania podría desembocar en la Tercera Guerra Mundial. Como señalé en una crónica en enero, Rusia no podría, de ninguna manera, tener intenciones de guerra de conquista sobre Ucrania o cualquier otro país de Europa. Eso, en lo militar, porque Rusia no cuenta con un ejército comparable al de la OTAN. En cifras reales, según información oficial, la OTAN tiene tres veces más efectivos militares que Rusia.  En tropas, la OTAN tiene 5 millones 450 mil hombres, frente a Rusia que sólo tiene un millón 350 mil. En aviones, la OTAN tiene 20.723 aparatos frente a 4 mil 173 de Rusia. En poderío naval, la OTAN tiene 12.420 buques de guerra, frente a 605 de Rusia. Es por ello que Rusia ha afirmado que una Tercera Guerra Mundial contra la OTAN, sólo se produciría si Rusia fuese atacada. En ese caso, la respuesta rusa sería únicamente con armas nucleares. El arsenal atómico ruso es lejos más numeroso, más potente y más difícil de interceptar por la velocidad de sus misiles que cualquier equivalente de Estados Unidos, o Francia e Inglaterra. Y el presidente Putin lo señaló con sencillez: Si fuésemos atacados responderemos con todo… incluso si ya estuviéramos muertos.     Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. El peligro todavía no ha pasado. Todavía podemos perderlo todo Y todavía podemos perderlo todo.    
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