Por Ruperto Concha / resumen.cl
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En estos días prácticamente todos los candidatos a algún cargo político, incluyendo a algunos supuestos “izquierdistas”, están recitando sus muy emotivas condenas contra sus adversarios o competidores, acusándolos de “amparar gobiernos que violan los derechos humanos”.
Concretamente, se refieren a los gobiernos izquierdistas de Venezuela, Nicaragua, Argentina, El Salvador, Bolivia, y, aunque con menos ferocidad, a México. Y, por supuesto, desde la semana pasada, hay una nueva “temporada” de la teleserie contra Cuba.
Y, bueno, lo más notable de toda esa masiva narrativa de la gran prensa, es que omite, o esconde, la mayor parte de los hechos que son reales; y, en cambio, inventa noticias falsas y da como noticias concretas cosas que no son más que suposiciones sin demostración, o, en demasiadas ocasiones, simplemente… ¡mentiras!
Ese fue el caso del pasado miércoles 14 de julio, en que los súper respetables, poderosos y omnipresentes medios periodísticos, incluyendo el New York Times, el Washington Times, el Financial Times, la CNN, la Fox, la Voz de América, entre muchos otros, más el supuestamente izquierdista diario británico The Guardian, difundieron estruendosamente imágenes de una multitudinaria protesta anticomunista en La Habana, Cuba, con fotografías realmente impresionantes…
… Pero, oiga, resultó que no eran fotos de las protestas contra el gobierno cubano. No. Unas eran fotos de la muchedumbre que salió a las calles en defensa del gobierno cubano. De hecho, no se fijaron en que había numerosos estandartes rojinegros del Movimiento 26 de Julio, de Fidel Castro. De esa falsedad estridente, sólo el diario The Guardian tuvo la decencia de reconocer el error y pedir disculpas a sus lectores.
En realidad las protestas se produjeron realmente en muchas ciudades cubanas, pero ninguna fue multitudinaria. De ahí que algunos medios estadounidenses publicaran imágenes que simulaban ser captadas en Cuba, pero que en realidad habían sido tomadas en Miami.
Y fíjese Ud. en la forma narrativa insidiosa que toma esa prensa, esa manera de informar. Por ejemplo, en su edición del viernes 16 de julio, la BBC, de Londres hace la siguiente descripción de las protestas: Fíjese Ud., dice “Hubo MILES” de cubanos en contra del régimen… Tras la convocatoria del gobierno, “hubo CIENTOS” de cubanos se manifestaron en su apoyo, y hay videos que muestran a “DECENAS” de manifestantes gritando consignas contra Estados Unidos”. ¿Se fija Ud?... Según la BBC, cada mil cubanos sólo cien apoyan al gobierno, y de ellos sólo 10 están dispuestos a salir las calles.
Más allá de cuán reales y justificadas puedan sean las protestas en Cuba… ¿Cómo, por un deseo de apoyarlas, se engaña a sangre fría a la base democrática del mundo entero? Que haya sido un error o una mentira malintencionada, viene a ser casi lo mismo.
El resultado es que, al mentir y ocultar la verdad a la gente, se está violando el más fundamental de los derechos humanos: el derecho a saber la verdad y sobre ella tomar libremente las decisiones.
Sin verdad no hay libertad, y sin libertad no hay democracia.
Cuán buena o mala, cuán tiránica o justa haya sido la revolución cubana, el hecho neto es que liberó a Cuba de la repugnante tiranía del sargento Fulgencio Batista y sus socios del hampa estadounidense. Fue una revolución netamente marxista-leninista, que sólo la gente misma que ha vivido en ella puede juzgar.
Desde el 26 de julio de 1953, el gobierno revolucionario de Cuba ha vivido en constante situación de guerra, comenzando con el intento de invasión de cubanos anticomunistas radicados en Estados Unidos y con apoyo militar estadounidense, en abril de 1961, en Playa Girón. Según muestran documentos del propio Estados Unidos, la CIA realizó al menos 42 intentos de asesinato de Fidel Castro, todos fracasados, y realizó además centenares de ataques de tipo terrorista, incluso utilizando gérmenes de guerra biológica.
Es obvio que una nación en permanente estado de guerra está en permanente estado de excepción. Ninguna nación en guerra ha podido mantener sus procedimientos democráticos normales mientras dura el conflicto.
Sin embargo, el régimen dictatorial cubano se sostuvo siempre por la intensa participación de las bases sociales en todos los campos. De hecho, uno de los rasgos más duros del proceso cubano fue la participación de los llamados CDRs, Comités de Defensa de la Revolución, en que los propios habitantes de cada barrio vigilaban a sus vecinos tratando de detectar a los espías y los disidentes peligrosos. Resulta feo eso, ¿no?
Pero, eso es algo que ahora el gobierno de Joseph Biden, en Estados Unidos, ha intentado hacer, cuando llama a espiar y denunciar a sus vecinos ante presuntos planes antidemocráticos de los republicanos, eso luego de la protesta que ocupó el edificio del Congreso.
Como fuere, en la década de los 90 esos grupos dejaron de existir, y ya en octubre de 2019 el Congreso o Asamblea Nacional de Cuba, tras el eclipse de Fidel y Raúl Castro, eligió presidente a Miguel Díaz-Canel, un ingeniero electrónico nacido el año de la invasión anticastrista en Playa Girón.
Es decir, el proceso de la revolución cubana también implicó una transformación, una evolución más allá de la dictadura del proletariado, adaptándose a la nueva realidad mundial en forma más o menos parecida a la evolución del Partido Comunista Chino.
Como fuere, durante los 68 años de gobierno revolucionario, Cuba logró crear un pequeño universo latinoamericano donde gran parte de los sueños de la gente joven y pobre de nuestro continente lograron convertirse en realidad. De hecho, más de 3 mil jóvenes pobres de Chile, que jamás habrían podido acceder a la educación superior pagada, lograron obtener becas del gobierno cubano para obtener sus títulos universitarios. Y, ojo, ello, sin que se exigiera que los postulantes fuesen militantes del Partido Comunista.
De hecho, un hijo de un dirigente mapuche, pobre pero derechista, de Tirúa, a quien conozco personalmente, ganó una de esas becas, en Cuba, y obtuvo su título de doctor en medicina que jamás habría logrado aquí en su propia patria.
Testimonios de personas que han estudiado en Cuba o han vivido algún tiempo en la isla, coinciden en destacar la atmósfera apacible, bienhumorada y amistosa de la gente. Simplemente no vieron jamás algo que recordara esos relatos oscuros anticomunistas. Y, por supuesto, no vieron que existiera ese supuesto miedo generalizado que mencionan los anticomunistas.
Y, por supuesto, esa tranquilidad parece corroborada cuando vemos que de las decenas de miles de cubanos que viajan cada año a otros países de Europa y América, incluso los médicos y enfermeros que vinieron a Chile a ayudarnos tras el terremoto de 2010, bueno, prácticamente ninguno de ellos intentó pedir asilo. No. ¡Volvieron alegremente a su patria!
A su patria pobre pero donde nadie sufre miseria, y donde, al parecer, nadie se siente esclavizado ni por el Estado ni por las deudas.
Como fuere, es indudable que las brutales sanciones impuestas por Estados Unidos sobre Cuba han menoscabado la calidad de vida de la gente en términos de consumo...
Y ahora, en plena pandemia del COVID19 con sus variantes desastrosas, Washington endureció aún más las sanciones que bloquean el comercio y las finanzas cubanas, incluyendo la monstruosa prohibición de proveer a Cuba de vacunas, oxígeno y otros elementos indispensables para salvar vidas y contener los contagios.
De hecho, la Asamblea General de las Naciones Unidas, prácticamente por unanimidad de 184 de las naciones miembro, contra dos míseros votos en favor de mantener las sanciones, el del propio Estados Unidos más el de Israel, y tres votos en blanco: de Colombia, Brasil y Ucrania. Cinco votos de naciones que se autodefinen como “defensoras de los derechos humanos”. ¡Podría darnos risa, si no nos diera asco!
Y ciertamente resulta repugnante ver la poética declaración del presidente Joseph Biden de que “hay que aliviar el impacto de la pandemia y el sufrimiento económico de los cubanos” Oiga, eso cuando es el bloqueo de Estados Unidos el que provoca aquello. La política de Washington contra Cuba ya le ha causado al país pérdidas por 144 mil millones de dólares.
Claramente el gobierno de Biden finalmente está siguiendo y reforzando las medidas que ya había tomado Donald Trump para provocar desesperación popular en Cuba. Y, asegurándose de que toda gente pierda toda esperanza, el lunes pasado el ministro de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, lanzó una advertencia a los cubanos declarando: “Ténganlo bien clarito, a los que quieran venirse por mar a Estados Unidos, ¡no los vamos a dejar entrar!”
Bueno, frente a eso por lo menos México anunció que aplicará todos los recursos posibles para ir en auxilio de Cuba, país que invariablemente ha sido amigo y solidario con México. Y, por supuesto, detrás de las sombras estratégicas, algo se está preparando en China y Rusia, en momentos en que México, El Salvador y Nicaragua ya están adelantando nuevos proyectos con participación de China, y que, por su parte, Venezuela está al fin comenzando a recobrar su economía según van entrando en producción las grandes inversiones en la industria agropecuaria realizadas por China en los últimos dos años.
Y en cuanto a Rusia… ¿Por qué Estados Unidos está tan ansioso por derribar también al gobierno sandinista del presidente Daniel Ortega en Nicaragua?... vamos viendo.
Los que recitan floridos conceptos sobre los derechos humanos y la libertad, ciertamente jamás se enteraron de las declaraciones del célebre secretario de Estado en los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, Henry Kissinger, respecto de los países latinoamericanos. Textualmente, Kissinger dijo, fíjese bien: “No veo por qué Estados Unidos se queda tan tranquilo viendo que un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su pueblo. Hay cosas demasiado importantes y no podemos dejar que los ciudadanos chilenos tomen decisiones por su cuenta”.
Y, claro, sobre esa opinión de Kissinger, se delegó la toma de decisiones en gente como el general Augusto Pinochet, para “defender la democracia”… y eso aún a costa de asesinar antes al general René Schneider, que insistía en mostrarse demasiado apegado a la constitución de Chile.
Ahora Estados Unidos se enfrenta al mismo tema en Nicaragua, donde las encuestas independientes, incluyendo a la encuestadora estadounidense Gallup, señalan que, en las próximas elecciones nicaragüenses, el 7 de noviembre, el actual presidente Daniel Ortega será reelegido con una mayoría muy fuerte, del orden del 58 al 60% de los votos.
Tras haber fracasado la violenta tentativa de sublevación para derrocar al presidente Ortega en 2018, ahora se está desatando una intensa campaña de desprestigio de su gobierno, unida al inicio de las concebidas sanciones contra la economía nicaragüense y contra personeros del gobierno y parlamentarios oficialistas.
Ya el lunes pasado, el gobierno de Biden prohibió dar visas a más de cien parlamentarios y funcionarios de gobierno elegidos por votación popular, además de la propia hija de Daniel Ortega, y un general de ejército, y el presidente del Banco Central de Nicaragua, además de un parlamentario electo.
Sin disimulo alguno Washington está presionando al máximo para impedir las elecciones de noviembre, provocar la caída del gobierno imponiendo un cambio de régimen, bajo la figura de que, fíjese Ud., “Nicaragua es hoy una amenaza extraordinaria e inusual contra la seguridad de los Estados Unidos”.
La documentación, incluyendo filmaciones y grabaciones hechas por los propios grupos golpistas que lanzaron el fracasado intento golpe, de 2018, muestran irrefutablemente que la mayor parte de los ataques con resultado de muerte, los incendios y destrucción de edificios, además del bloqueo a la gran carretera norte sur que une a los países del norte y del sur centroamericanos, todo eso fue obra de los golpistas, reconocidamente financiados por Estados Unidos con millones de dólares y no de las fuerzas de seguridad, como ha propalado la gran prensa internacional..
Sobre la documentación obtenida, se está sometiendo a juicio a los principales acusados, y, claramente, no se ha reportado ningún caso comprobado de represalias extrajudiciales contra la gente que participó en las protestas sin perpetrar delitos.
Sin embargo, se ha dado enorme publicidad a una carta suscrita por más de un centenar de personalidades en que se acusa al gobierno de Daniel Ortega, aunque el texto de esa carta resulta sospechosamente igual a las declaraciones acusatorias expresadas por el gobierno de Estados Unidos, usando incluso expresiones como “el régimen Ortega-Murillo” en vez del Presidente y la Vicepresidenta.
Uno de los firmantes de la carta contra el gobierno de Nicaragua, el señor Dan Labotz, en su entusiasmo, admite, textualmente, que “organizaciones estadounidenses como USAID y National Endowment for Democracy, y sin duda también la CIA, han estado operando secretamente en Nicaragua durante varios años.”.
En esa carta, y permanentemente en las narrativas noticiosas transnacionales se ha insistido en que el gobierno de Nicaragua tiene presos a los principales candidatos presidenciales de la oposición. Y eso es flagrante mentira. De hecho ninguno de los 17 partidos políticos nicaragüenses ha designado hasta ahora a ningún candidato o precandidato. De hecho, el investigador estadounidense Stephen Sefton ha reconocido, en sus propias palabras, que “ninguna figura de los partidos políticos de oposición ha sido detenido o afectado por los recientes arrestos del intento de golpe de 2018 y por la receptación de millones de dólares de Estados Unidos para manipular la política interna de Nicaragua.
Incluso la propia Cristina Chamorro, a la que muestran como supuesta principal candidata de la oposición, admitió, atolondradamente, que el Departamento de Estado de Washington había hecho una auditoría de los dineros que le proporcionaron y que en esa auditoría estaba claro que todo estaba bien.
¿No es eso una confesión de que esta señora estaba recibiendo millones de dólares para derribar el gobierno constitucional de Nicaragua?
La verdad es que el gobierno sandinista de Nicaragua ha sido un ejemplo de acatamiento de la constitución y las leyes. De hecho, fue acatando esas leyes y procedimientos electorales que el mismo presidente Daniel Ortega aceptó sin reserva alguna su derrota electoral de 1990, elecciones en que la candidata neoliberal Violeta Chamorro ganó la presidencia.
A ella siguieron siendo elegidos presidente los neoliberales Arnoldo Alemán y luego Enrique Bolaños. Es decir, un período de 17 años hubo un gobierno derechista durante años cuales la economía y la calidad de vida en el país sufrió grave deterioro a la vez que aumentaba alarmantemente la delincuencia, la criminalidad.
Fue así que, en las elecciones de 2007, Daniel Ortega volvió a presentarse como candidato de la izquierda y ganó ampliamente las elecciones. En los casi 15 años que lleva en el gobierno, Nicaragua pasó a ser el país más desarrollado del norte de América Central.
La cesantía disminuyó, a la vez que los salarios fueron progresivamente reajustados. La calificación financiera del país fue la más alta de toda Centroamérica, aunque el volumen de sus operaciones seguía siendo modesto.
Pero, fíjese que en 2017, por un acuerdo entre Managua y Moscú, Nicaragua aceptó participar en la construcción de una gran central de comunicaciones satelitales para el sistema de navegación ruso Glonass, sobre un monte al sudeste de la capital, Managua.
Esta central satelital contacta, por una parte, la totalidad de los satélites rusos de posicionamiento geográfico, que permiten la navegación con extraordinaria exactitud. Pero, además, la estación nicaragüense capta con sus radares y los satélites rusos de observación, toda la actividad marítima y aérea sobre el Mar Caribe y el Océano Pacífico Central.
¿Se fija Ud?... Por esa razón Estados Unidos se ve imposibilitado de realizar maniobras amenazantes con su marina de guerra o su aviación, tanto contra Cuba como contra Venezuela, pues sería inmediatamente advertido cualquier desplazamiento bélico amenazante.
El sueño dorado de Estados Unidos es derrocar al gobierno de Daniel Ortega, reemplazarlo por un político ambicioso y dócil, y hacer que Nicaragua expulse de su territorio al observatorio de Glonass, devolviéndole a Washington la posibilidad de hacer maniobras de guerra, “así, para callado”.
Bueno, pues. Extorsionar y sancionar económicamente a los más pobres, hoy son casi lo mismo.
Falsear y mentir en las informaciones, hoy es casi lo mismo.
Pero los derechos humanos y la propaganda hipócrita, ¡nunca debieran ser casi lo mismo!
Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!...