PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Ejércitos y futuro

Por Ruperto Concha / resumen.cl Opción 1: YouTube https://www.youtube.com/watch?v=yUPJhP07hIw Opción 2: Spotify https://open.spotify.com/episode/3ZXhtPUoQ2pm36yBHTAsuj?si=ToDRnaMZQuuaoOF4QbLhgA Opción 3: Apple Podcast Hay situaciones ridículas que son demasiado grotescas. Tanto, que en vez de dar risa dan asco. El periódico Ukraniska Pravda, que es casi el diario oficial del presidente de Ucrania Volodimir Zelenski, la semana pasada publicó una de esas noticias, protagonizada por el representante del partido de gobierno en la municipalidad de la ciudad de Kerensky, al oeste del país, bien lejos del frente de batalla. Allí, las autoridades locales debatían sobre cómo usar el pobre presupuesto de la comuna, y el representante del gobierno, don Serghy Batryn, no conseguía imponer sus puntos de vista. Peor aún, los más de 30 concejales y funcionarios presentes no parecían interesados en escuchar su vozarrón autoritario. Finalmente, este tal Batryn decidió imponerse. Se levantó, grande, gordo y amenazante. Metió las manos a los bolsillos de su parka, y sacó nada menos que dos granadas de mano, granadas explosivas de esas que usan las tropas de infantería. Los demás lo miraron extrañados, pero sin miedo. Y eso al parecer ofendió aún más al señor delegado presidencial, quien poniendo su mejor cara de combate les gritó: ¿Qué, creen que no puedo, ah? ¿Creen que no puedo?... Y les quitó el seguro a las granadas, mostrándoselas a todos. La gente entonces sí comenzó a sentir miedo. ¿Qué se proponía hacer ese chiflado? Y al parecer el iracundo don Serghy Batryn recién entonces se dio cuenta de que, habiéndole quitado el seguro a las granadas, estas harían explosión tres segundos después de soltarlas de su mano. Se puso ridículamente nervioso, asustado a tal extremo que soltó las granadas dejándolas caer al suelo. La gente entonces comenzó a gritar, alejándose y buscando protección, Batryn se tapó la cara con las manos y, claro, a los tres segundos las granadas de mano explotaron. Resultado, un muerto y 26 heridos graves, incluyendo al propio señor Batryn. Y la gente ahora sigue preguntándose: ¿Granadas explosivas en vez de argumentos?... ¿Y de dónde Batryn sacó esas granadas que debieran estar en el frente de batalla?     Para los altos mandos militares a cargo de una guerra, resulta raro e incómodo eso de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”.  Los políticos a veces son muy torpes, pero igual siguen creyendo que pueden meterse en actividades estratégicas y tácticas de guerra mejor que los verdaderos militares. Bueno, también es un desastre cuando ocurre lo contrario y son los militares los que tratan de manejar belicosamente los procesos políticos de una nación. Así lo demostró la ruinosa experiencia de Estados Unidos y sus aliados en las guerras a partir de 1950. En una estrategia centrada en bloquear la expansión de la izquierda marxista desde la Unión Soviética y China, durante la llamada “Guerra Fría”, sucesivos gobiernos de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos, iniciaron una política de captación de gobiernos aliados sobre todo en el sudeste asiático, el Oriente Medio, África y América Latina. Y, bajo una “narrativa” de defensa de la libertad y la democracia, Estados Unidos estableció fuertes alianzas con dictaduras sanguinarias y corruptas como la de Syngman Rhee en Corea del Sur, la de Chiang Kai Shek en la isla de Taiwán, la de Ferdinando Marcos, en Filipinas, además de dar apoyo a los ya agonizantes imperios europeos sobre África y el Sudeste asiático, Indochina e Indonesia, más una turbia secuencia de dictadores latinoamericanos. Ya tras la Primera Guerra Mundial y la desintegración del Imperio Turco, a partir de 1919, Estados Unidos y sus aliados de Europa habían pactado acuerdos estratégicos entre sí para obtener el control, el gobierno y la explotación del llamado Oriente Medio, incluyendo a Irán, para la explotación de los inmensos yacimientos petrolíferos. Es decir, para alcanzar el control de toda la energía que mantendría la civilización funcionando hasta nuestros días. En su libro “The Black Mass”, “La Misa Negra”, el antropólogo y filósofo británico John N. Gray revela con asombrosa precisión los cálculos estratégicos, políticos y comerciales que realizaron los llamados “grupos de poder” del mundo occidental, básicamente Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón, para crear un aparato de dominio económico, bajo una vestidura utópica de anhelos de justicia y libertad universal, debidamente respaldados por el más poderoso armamento militar, incluyendo bombas atómicas.. Esos cálculos estratégicos llegaban en su astucia a sutilezas como, por ejemplo, el ascenso de un príncipe musulmán sunnita como gobernante de un territorio habitado por una enorme mayoría de musulmanes chiitas, como en Jordania e Irak, y, al revés, promoviendo el ascenso de chiitas para gobernar sobre mayorías de sunnitas, como Yemen y Arabia Saudita. Algo así como poner a católicos gobernando a los protestantes y protestantes gobernando a los católicos. Asimismo, John Gray destaca la planificación de las fronteras entre los nuevos estados desprendidos del imperio turco, asegurándose, por ejemplo, de que la poderosa minoría racial de los kurdos quedara sin un territorio geográfico que pudieran llamar su patria. Ello, cuando el prestigio del grupo racial indoeuropeo de los kurdos se mantenía altísimo, con el recuerdo del gran sultán Saladino, de Egipto, Palestina y Siria, que logró al fin derrotar a los invasores europeos cristianos, incluyendo al temible Ricardo Corazón de León, y liberar la ciudad santa de Jerusalén ocupada por los cruzados. ¿Se fija Ud?... Si los kurdos tuvieran patria, pasarían a ser tan peligrosos como los palestinos. En cambio, viviendo como allegaditos pobres, serán un grupo resentido que podrá estorbar las incómodas ambiciones de los árabes, los turcos y los iraníes. Y, ahora también, los israelíes.     La gran planificación estratégica occidental se basaba en el enfrentamiento de la Guerra Fría con el mundo marxista, leninista y maoísta, ese mundo ideológico revolucionario sin el cual, fíjese Ud., la Segunda Guerra Mundial la habrían ganado los nazis de Alemania con sus aliados fascistas de Italia, cristianos fascistas de España y esos estrambóticos japoneses elevados por Hitler a la condición de “Arios honorarios”. Fue en la Célebre Cumbre de Yalta, del 4 al 11 de febrero de 1945, en la península de Crimea, Rusia, que la victoriosa alianza antinazi de los líderes aliados Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt y Josep Stalin, afinaron los últimos detalles para la creación de la Organización de las Naciones Unidas, en abril del mismo año, en una Cumbre mundial que tendría que realizarse en San Francisco, California. Pues bien, durante toda esa Cumbre, el presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, estaba hospedado en el gran palacio de Livadia, que había sido la residencia de verano de la familia real de Rusia. Es decir, ya en 1945, Estados Unidos y Gran Bretaña reconocían, fuera de toda duda, que la península de Crimea era territorio absolutamente ruso. Ahí, en Crimea, Rusia, los aliados acordaron, entre otras cosas, reconocer que Bielorrusia y Ucrania eran dos repúblicas independientes integradas a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y que se incorporarían a la Asamblea de las Naciones Unidas. Toda esa reunión se realizó en un tono de gran cordialidad, aunque todos comprendían que, más allá de la cortesía, no iba a existir verdadera amistad entre el mundo occidental y las potencias asiáticas de Rusia y China. De hecho, sólo 3 meses después de Yalta, Winston Churchill declaró ante la prensa mundial su célebre frase: “Entre Occidente y Oriente, ha caído una cortina de hierro.” La Guerra Fría había comenzado. Y supuestamente concluyó el 8 de diciembre de 1991, cuando el presidente de la Unión Soviética Mikhail Gorbachov anunció la disolución de la Unión, dándole paso a la Federación de Repúblicas Rusas, con un sistema semi parlamentario, de economía liberal social demócrata.     No es del caso revisar a la rápida el origen de la catástrofe soviética que, además, queda muy bien explicada en el libro “La Perestroika” escrita por el propio presidente soviético Gorbachov, quien atribuye la descomposición política y social a un proceso de corrupción en el seno de la clase política empoderada, codiciosa y venal. De hecho, desde la ruinosa situación económico social de la Rusia zarista tras haber sido vergonzosamente derrotada por el Imperio Japonés en la guerra de 1906, y luego en la Primera Guerra Mundial, cuando el sistema social se derrumbaba, el inesperado estallido revolucionario marxista de febrero de 1917 y la toma del poder en la revolución de octubre del mismo año,  pese a la sangrienta guerra civil, en menos de 20 años ya había logrado desarrollar una vibrante economía industrial con altísimos niveles en ciencia y tecnología. Y, pese a la hostilidad de las potencias occidentales, ya al estallar la Segunda Guerra Mundial en 1939, la Unión Soviética había alcanzado la categoría de Potencia Internacional que, en 1961, con el joven piloto Yuri Gagarin, iba a vencer a Estados Unidos en la febril carrera por llevar a un ser humano al espacio orbital de nuestro planeta. Después de eso, ¿qué enfermedad, qué virus logró corromper el espíritu soviético? Según la Perestroika, el súbito y veloz proceso de corrupción y descomposición fue provocado por la formación de grupos de oligarcas semi delincuentes que lograban controlar sectores claves de la actividad política, financiera, educacional y administrativa. Cada grupo de oligarcas sacaba provecho de sectores negociables en términos de dinero o de influencias y de procedimientos administrativos, mediante métodos que llegaban a ser criminales. De hecho, fueron verdaderas pandillas encriptadas en todos los niveles de la política y la administración, lo que en Estados Unidos han llamado “Deep State”, “el Estado Profundo”. Es decir, según Gorbachov, la Revolución Soviética se enfermó y murió, por la corrupción extrema de la clase política. Algo que, para muchos está produciéndose también ahora en el mundo occidental. De hecho, según los análisis de prensa de Estados Unidos, por ejemplo, en la invasión a Afganistán se produjeron pérdidas cuantiosas, de millones y millones de dólares, que no han tenido explicación. Durante los 20 años de ocupación del país por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, se esfumaron verdaderas fortunas que, por cierto, fueron a parar a ciertos bolsillos muy privilegiados y muy secretos. O sea, personajes misteriosos, desconocidos, pero muy bien situados en la política y la administración pública… se robaron en Afganistán miles y miles de millones de dólares pertenecientes al pueblo de los Estados Unidos.     En estos momentos en todo nuestro planeta están ocurriendo cosas malas. Cosas crueles, de absurda fealdad innecesaria. Hay una cosa que los ingleses llaman “la narrativa”, una manera de mostrar la realidad falseándola, disfrazándola un poco, para hacer que los demás no vean la realidad cada cual a su manera, sino a cierta manera bien intencionada y bien manejada. Es como si viviéramos cada vez más en una sociedad en que la comunicación humana tiene una deshonesta intención publicitaria, manipuladora. Algo que va más allá del simple compartir o discutir. Volviendo al tema de las guerras… Rusia y Ucrania, Israel y Palestina … las realidades que nos muestran generalmente están cargadas de intención publicitaria, a veces a extremos. Sin embargo, cuando logramos mirar con ojos limpios, con sencillas ganas de entender lo que está pasando, podemos descubrir cosas de veras interesantes. Por ejemplo, cuando el general Valeri Zaluzny, comandante en jefe del ejército ucraniano, nos dice que la guerra con Rusia está estancada.  ¿Qué es lo que nos está diciendo en realidad? Sabemos que él es un militar honesto, que sabe que la contraofensiva contra Rusia ya fracasó, y que mientras los ucranianos se mantienen a la defensiva, encerrados, los rusos en cambio pueden desplazar ágilmente sus ataques. El estancamiento paraliza a los ucranianos, pero permite a los rusos elegir puntos de ataque. De hecho, los rusos sí están ganando la guerra. Pero, claro, él no puede decir que Ucrania no tiene manera de invertir la situación. Sabe ya también que el gobierno ucraniano está preparándose para reclutar mujeres entre 25 y 60 años para que se sumen a la guerra de trincheras. Y en tanto el general Valeri Zaluzny se entera de que el jefe máximo del equipo de consejeros del presidente Volodimir Zelenski, Andiy Yermak, ya admitió ante los periodistas, en Washington, que realmente hay un peligro creciente de que Ucrania pierda esta guerra… quizás en poquitos meses más, durante el invierno que está comenzando allí. ¿Cómo sería perder la guerra?... Eso está claro. Los territorios al este del río Dnieper, donde la mayoría de la población es rusa, ya se declararon repúblicas independientes integradas a la Federación Rusa. Y esa región concentra prácticamente toda la actividad industrial de Ucrania. Sin esos territorios Ucrania pasaría a ser sólo un país agrícola y en situación de bancarrota. Por otra parte, ya se confirmó que Rusia en los dos años de la guerra de Ucrania, ha logrado auto abastecerse de nuevo armamento y equipos de alta tecnología, a gran velocidad. De hecho, al parecer el gobierno ruso ha asumido que la amenaza occidental va a continuar aumentando, no sólo en Ucrania sino también en África, lo que pasa a ser un estímulo para la industria bélica rusa. Según informes de los principales organismos de estudios estratégicos de Europa y Estados Unidos, el armamento y las fuerzas militares de la OTAN en 2022, al inicio de la guerra en Ucrania, era cuatro veces mayor que los arsenales de Rusia. Y las fuerzas aéreas de la OTAN, por ejemplo, llegaban a casi cuatro mil aparatos, frente a 1.200 de Rusia. Hoy, en cambio, las fuerzas armadas de Rusia probablemente han duplicado sus arsenales y equipamiento. O sea, una mirada objetiva a la guerra de Ucrania parece respaldar la posibilidad de que este país deba muy pronto resignarse a una negociación de paz con Rusia   Y en tanto, la invasión de Israel sobre la franja de Gaza está provocando muy intensas reacciones populares a nivel mundial, En Estados Unidos, la última gran encuesta de la Universidad de Harvard muestra que la aprobación al gobierno de Joe Biden, a causa de su ciego apoyo a Israel, ha caído a sólo un 32 por ciento, frente a un 68% de desaprobación en el grupo de edades entre 30 y 44 años. O sea, los adultos jóvenes. Aparentemente ya se está formando una vasta alianza de países islámicos, desde el sudeste asiático hasta el Mediterráneo y todo el norte de África, incluyendo a Turquía e Irán, para acudir en defensa del pueblo palestino en la Franja de Gaza y en la Cisjordania. Eso hace prever un peligro muy real de guerra generalizada luego de las advertencias del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu de lanzar un ataque sobre el Yemen si continúan los disparos contra buques de carga en el Mar Rojo. Por su parte, Irán confirmó que ya dispone de baterías de misiles hipersónicos capaces de impactar en cualquier punto del territorio de Israel en poquitos minutos. O sea, en estos momentos el peligro es que estalle una guerra con participación de países que tienen arsenales atómicos. De hecho, se ha mencionado que Israel dispondría de unas 90 bombas atómicas mucho más poderosas que las que Estados Unidos lanzó en Hiroshima y Nagasaki.   Y un detalle pintoresco. El Congreso de Estados Unidos finalmente aprobó un presupuesto de 886 mil millones de dólares para el Ministerio de Defensa en 2024. Es difícil hacerse una idea de lo que son US$ 886.000.000.000 Si por algún milagro esa suma fuese desviada a Chile para ser distribuida por igual a todos los habitantes del país, a cada uno de los chilenos, incluyendo las guaguas recién nacidas, bueno, todos estaríamos recibiendo 44.300 dólares cada uno, que, al cambio actual de 870 pesos por dólar, equivalen a 38 millones 500 mil pesos, O sea, una familia de papá, mamá, una abuelita, una niñita y un bebé, recibirían 198 millones 705 pesos. Harta plata es esa, ¿verdad?… y Estados Unidos la va a gastar en algo así como hacer un futuro para la humanidad, apilando muchas guerras una encima de otra.     Hasta la vista, gente amiga. Cuídense. Hay peligro.
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