Por Ruperto Concha / resumen.cl
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Las fuertes protestas en Cuba del domingo 11 contra el gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel dejaron un almácigo de interrogantes. ¿Quiénes protestaban?... ¿Contra qué protestaban?... ¿Quiénes eran y qué estaban pidiendo, los que protestaban?...
Por supuesto las versiones lanzadas desde Miami insistían en que las protestas mostraban que la ciudadanía cubana había perdido el miedo y ahora clamaba por una libertad liberal y democrática. Y eso es una absoluta falsedad.
En realidad, las protestas fueron una expresión de gente pobre, muy pobre y bastante desesperada, que sentía que las penurias económicas, los cortes de electricidad y, sobre todo, la falta de asistencia médica para enfrentar la pandemia... eran de algún modo culpa del gobierno.
Un testimonio claro y sincero lo entrega el periódico “El Comunista”, cuyo director editorial, Frank García, estuvo presente en las acciones en La Habana, en compañía del también periodista Máikel González, de una revista defensora de los derechos de las minorías sexuales.
Ambos fueron rudamente detenidos por la policía desde el domingo a media tarde hasta el lunes a las 8 de la noche. Y ambos señalan que, fuera de la torpe prepotencia del par de policías que los detuvieron, no sufrieron ningún otro maltrato.
Asimismo, refiere que prácticamente todos los demás detenidos fueron también liberados, con excepción de los que portaban garrotes, bombas molotov o algún otro tipo de arma.
Sin embargo, el artículo del periódico juvenil comunista no exime al gobierno de responsabilidad en la violencia ni en haber creado las circunstancias que llevaron al estallido.
Vamos viendo...
Según el periódico, le repito, es de las juventudes comunistas cubanas, el actual gobierno ha deteriorado su propia legitimidad política, por haberse distanciado gravemente de las bases trabajadoras y, sobre todo, de los jóvenes. El gobierno actual no tiene propuestas de acción que involucren a la gente, y, en cambio, aparece acumulando sucesivos errores en la administración del Estado.
Señalan que hay una separación cada vez más notoria entre la alta dirigencia política de Cuba y la clase trabajadora que incluye a los estudiantes y los artistas. Y es por eso que el propio y célebre músico cubano, Silvio Rodríguez, se sumó a las protestas.
Señalan que obviamente hubo un lumpen semi proletario, sin conciencia política, que responde a la pobreza, sin ninguna clase de orientación ideológica. Y, en contraste, la gente ve cómo los grupos dirigentes del estado aparecen disfrutando de un alto nivel de bienestar. O sea, aparecen exhibiendo una desigualdad que resulta ofensiva.
Sin embargo, el analista enfatiza que las protestas en ningún modo fueron multitudinarias. Menos aún, que en las calles no llegaron a ser mayoría en ningún momento, y que con toda claridad la mayoría de la gente se opuso a las acciones vandálicas.
Los vecinos de los barrios donde se realizaron las protestas inicialmente expresaron su apoyo a los manifestantes, pero luego se replegaron al interior de sus casas cuando grupos de lumpen iniciaron acciones de saqueo y destrucción vandálica, mientras que otros grupos, de gente partidaria del gobierno, se acercaron a enfrentar la violencia con más violencia.
La intervención policial se inició en La Habana cuando un grupo de los manifestantes más violentos intentó copar la Plaza de la Revolución, donde se encuentra la sede de gobierno, los Ministerios de Interior y Defensa y la sede central del Partido Comunista Cubano.
El artículo del periódico de las Juventudes Comunistas destaca dos elementos claves. Uno, que las protestas contra el gobierno no tienen el sentido ideológico anticomunista que la prensa internacional ha pretendido darle.
De hecho, las consignas y estandartes de “Abajo la Dictadura” y “Patria y Vida con Libertad” se limitaron a pequeñísimos grupos, porque ya todos sabían, a través de las redes sociales, que esos eran los eslógans elaborados en Miami precisamente por los que están bloqueando y estrangulando la economía cubana con apoyo de Estados Unidos.
Pero lo que sí dejan planteado en ese periódico es un diagnóstico gravísimo de que el proceso socialista cubano parecería estar cayendo en manos de una oligarquía política similar a la que en 1990 llevó a la destrucción de la Unión Soviética.
En tanto, ya los gobiernos amigos de la revolución cubana iniciaron acciones de socorro para enfrentar la pandemia, importar alimentos y combustible para el mantenimiento de las centrales eléctricas, en fin... El jueves aterrizaron en La Habana dos de los primeros enormes aviones Tupolev, cargados de insumos sanitarios y vacunas, y México, por su parte, envió un segundo barco con un cargamento de productos alimenticios.
Y en Estados Unidos, el sector progresista del Partido Demócrata, encabezado por la diputada Alexandria Ocassio-Cortez, interpeló al presidente John Biden exigiéndole que ponga fin a los 60 años de bloqueo que estrangula la economía de la isla.
Pero Biden no lo hará. De hecho, su gobierno ha aumentado la aplicación de medidas de bloqueo, aún más de lo que ya había hecho el gobierno de Donald Trump.
En estos momentos, mientras la economía venezolana ya está logrando detener la inflación y aumentar el financiamiento del estado, China está proponiendo inversiones cuantiosas para la economía agropecuaria de Cuba, en momentos en que necesita importar alimentos desde varios otros países americanos.
Pero, ¿podría el gobierno encabezado por Díaz-Canel sanear las oligarquías de su propio partido, lo que permitiría que el comunismo cubano pueda evolucionar como lo exige la realidad del siglo 21?
O, en caso contrario, ¿se llegará a un desenlace patético en que Cuba se convierta en una nueva versión de Haití, con diseño estadounidense?
Por lo pronto, quedó en obscena y desnuda evidencia el aparato publicitario orquestado desde Miami por la señora Rosa-María Payá, dueña de la Fundación Para la DemocraciaPanamericana, que ha recibido aportes que llegarían a más de 50 millones de dólares para promover el derrumbe del gobierno cubano, y que ha registrado como su propiedad intelectual y comercial, la frase “Cuba Decide” utilizada en los carteles y banderolas de las protestas en Cuba.
En un análisis del periodista peruano Juan José Castillo, del sitio “Prensa Alternativa” en YouTube, conocido como “El Jota”, muestra a la señora Payá yendo “pacá y payá” con los más distinguidos representantes del neoliberalismo americano anticubano.
Aparece en entusiasmadas reuniones con el jefe de la OEA, Luis Almagro, otras con el senador republicano Marco Rubio y otra más con el mismo senador junto a toda la directiva del Comité del Senado de Estados Unidos para Asunto Latinoamericanos, otra con don Carlos Vecchio, proclamado “embajador” del gobierno venezolano de Juan Guaidó en Estados Unidos, otra, con la ex presidenta interina del gobierno golpista de Bolivia, doña Jeaninne Áñez, y, como detalle simpático, otra foto de la señora Rosa-María Payá con el muy sonriente Presidente de Chile Sebastián Piñera.
En fin, una vez más el mundo en sí mismo, la naturaleza, el cosmos y la dolorosa historia de nuestra humanidad, en un coro que debiera ser arrobador, nos está mostrando cómo la realidad universal es esencialmente una transformación imposible de detener. Es lo que Heráclito llamó la “Dialética” y los biólogos bautizaron como “Evolución”.
Esa evolución, esa transformación de la realidad, genera la vida y también envejecimiento y la muerte no sólo de los seres vivos sino también de las estrellas y, por supuesto, también de las ideas, las verdades y las doctrinas. El liberalismo de Adam Smith y sus colegas británicos, y también el comunismo de Carlos Marx, con Lenin y Trotsky y Mao Zedong, fueron espléndidas verdades en su momento, que han tenido que evolucionar, se han transformado y hoy buscan adecuarse a las necesidades de una humanidad que también está evolucionando y transformándose.
Hay muchos hombres de ciencia, de diversas disciplinas científicas, que sospechan que el fenómeno de la evolución arrastra consigo a la Historia, con todos los horrores y todas las maravillas que ha engendrado el ser humano.
Y eso incluye los efectos que involuntariamente hemos causado. Con el cambio climático, la destrucción del medio ambiente, la alteración profunda de las especies en que se reproducen las formas no humanas de la vida…
Y la mayoría de los biólogos admiten que ha sido la evolución de la humanidad lo que está provocando el surgimiento de los terribles virus que nos han contagiado de enfermedades virales nuevas como el SIDA y el COVID, más decenas de otras enfermedades de las que todavía no se está hablando… Enfermedades para las cuales todavía no hemos encontrado un remedio.
Es que el ser humano está invadiéndolo todo, y a donde llegamos los humanos alteramos lo que había antes, matamos a casi todo y los que han logrado sobrevivir es porque se están transformando.
Ya el doctor Anthony Faucy, asesor médico del gobierno de Washington admitió como un hecho que la pandemia del Covid-19 con su variante Delta va a ser dominante en todo Estados Unidos. En todo el mundo se ha producido un aumento de los contagios y de la mortalidad.
Sin embargo, las actuales vacunas, sobre todo la SINOVAC aplicada en Chile, han logrado acotar y frenar los contagios, al menos por ahora, pues ya se sabe que el virus seguirá evolucionando y transformándose.
¿Seremos nosotros también capaces de transformarnos para sobrevivir? ¿Lograremos los humanos evolucionar a tiempo en nuestras mentes?
En el curso de los últimos años, vimos cómo el gobierno de la China logró compatibilizar un sistema económico liberal, con un sistema económico social. Es decir, logró enriquecer la economía a partir de empresas privadas, con el aporte planificador y regulador del Estado.
Los neoliberales, con su doctrina del “Estado Subsidiario, arrinconan al gobierno a un rol de sirviente que sólo se hace cargo de aquello que las empresas privadas no quieren o no pueden hacer. Así, para ellos, el sistema chino sería una aberración económicamente destructiva.
Pues bien, no sólo derivó en un formidable éxito. Además, ahora, inesperadamente, ese sistema fue en gran parte aceptado también por el gobierno demócrata de Estados Unidos, mediante el decreto ejecutivo del presidente Biden, que impone fuertes restricciones a las grandes empresas privadas fin de evitar la formación de monopolios o de pactos secretos en que las grandes empresas se coluden para evitar la competencia de mercado y fijar precios, en cambio, por acuerdos secretos.
¿Se fija Ud?... Joseph Biden hizo uso de las facultades autoritarias del sistema presidencialista estadounidense, y, mediante un decreto, restableció el control y la regulación de la economía por parte del Estado.
¿Hasta qué punto se podrá aplicar esta legislación antimonopolio?...
Bueno, ¿no es eso comprender que la economía debe ser planificada y regulada?... ¿No es eso aceptar que los periodos de mayor desarrollo y bienestar económico siempre han estado unidos a políticas de planificación y de regulación con sentido social?
Por cierto, sólo podemos hacer conjeturas mirando la situación en que se encuentra Estados Unidos ante el mundo donde hasta hace poco había campeado en términos imperiales.
Por lo pronto, la ministra de Hacienda y Economía de Estados Unidos, Janet Yellen, advirtió que Estados Unidos está muy próximo a agotar sus últimos recursos de crédito, con un endeudamiento de 28 billones 500 mil millones de dólares, y señaló que, si llegara a superar su capacidad de servir las cuotas de pago de esa deuda, el efecto sería una catástrofe inimaginable.
Nada menos que la insolvencia de Estados Unidos, que ya no tendría fondos para funcionar.
En tanto, la inflación en Estados Unidos superó el 10% en sólo los 3 últimos meses, básicamente en alzas de precios al consumidor de bienes de alto consumo como alimentos y vestuario, mientras que el número de desempleados que se acogen a servicios de cesantía aumentó a 419 mil el 15 de julio.
Y eso, en momentos en que el Congreso pide que el gobierno asigne 18.500 millones de dólares adicionales al presupuesto militar para reforzar en el Pacífico y en el Sudeste Asiático la presencia bélica frente a China.
Por su parte, el comandante en Jefe militar, general James McConville, declaró que necesita aumentar los efectivos en 55 mil soldados más.
Y, bueno, Estados Unidos, con un gasto anual de 731 mil millones de dólares en Defensa, se siente que tiene pocas fuerzas ante China, que sólo gasta 261 mil millones.
¿Es que esos parlamentarios sienten que “sin duda” los que no se someten a los términos financieros de Estados Unidos, son todos “gente mala”, que merece ser enfrentada a balazos?...
Fíjese que en las encuestas de opinión en toda Europa, la gente es favorable a un buen entendimiento, tranquilo, culto y conveniente, tanto con Rusia como con China. De hecho, en Alemania, el apoyo al gasoducto Nordstream 2, es de 75%, y el rechazo sólo llega al 16%. Incluso entre militantes del Partido Verde, el apoyo al gasoducto ruso es de 69% frente a un rechazo del 21% y un 10% de indiferentes.
¿Por qué son tantos los gobernantes que en estos momentos siguen creyendo que los que no están de su parte como aliados son necesariamente enemigos?
¿Se olvidan acaso que un amigo vale más que un subalterno?
¿Es que nuestros líderes perdieron el arte de la duda ante lo que nos espera en el futuro?
Según una antigua leyenda persa, el secreto de la sabiduría exige el poder darnos cuenta de todo lo que pasará si nos va bien en lo que nos proponemos.
Eso, porque hacer muy bien hecha una equivocación es extremadamente peligroso.
Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!...