PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Miedo a la Inteligencia Artificial

Por Ruperto Concha / resumen.cl Opción 1: Spotify https://open.spotify.com/episode/5e3M46RCj0pps888uRjCnG?si=50v4L2rbTgm3pxmVVXFHcQ Opción 2: Apple Podcast Opción 3: Radio Public Una cajera de supermercado que gane un sueldo mínimo mensual, le costará a sus patrones 5 millones 800 mil pesos al año. Un sistema de caja automática digital costará unos 4 millones. O sea, el supermercado puede ahorrar 1.800.000 pesos en un año y más de 7 millones en dos años si cambia a la cajera por una máquina. Además, la caja con sistema digital no se equivocará nunca, no tendrá vacaciones, no se unirá al sindicato, jamás pedirá licencia médica… nunca estará triste, nunca se enojará… en fin… a ojos de la gerencia, cambiar a la cajerita por una computadora es un muy buen negocio. Esa clase de cálculos se ha generalizado en el mundo entero. De hecho, hay una cesantía ya gigantesca de trabajadores que realizaban trabajos maquinales, de baja capacitación, y que han sido reemplazados por máquinas. Y según avanza la llamada “inteligencia artificial”, la producción de bienes y servicios requerirá cada vez menos participación humana. O sea, habrá menos oferta de trabajo. Al mismo tiempo, cada vez más la “inteligencia artificial”, la “AI”, sigue insertándose en nuestras vidas. En las casas proliferan los artefactos que se proclaman dotados de “AI”, televisores, grabadoras y reproductores de sonido, timbres y sistemas de alarma, refrigeradores, lavadoras, lavaplatos, hornos y esas aspiradoras robot que recorren los pisos bajo los muebles manteniendo la casa supuestamente impecable. Los teléfonos inteligentes, que incluyen ese asombroso sistema “WAZE” capaz de guiarnos detalladamente sobre la ruta a seguir hacia donde queramos, en nuestro vehículo, incluso en una ciudad desconocida. De hecho, ya en varias ciudades de China y Estados Unidos, hay servicios de taxis sin chofer, conducidos mediante sistemas de inteligencia artificial. Y todo eso es sólo una muy pequeña parte de la penetración de la inteligencia artificial hacia los rincones más íntimos de nuestras vidas. Pero, en general, eso no parece preocupar mucho a la mayoría de la gente.     Sin embargo, el pasado martes 18 de abril, el ya legendario Bill Gates, creador y desarrollador de los sistemas operativos de computación DOS, en uso prácticamente en todo el mundo, predijo que, en muy poco tiempo más, también los profesores comenzarán a ser reemplazados por sistemas de Inteligencia Artificial. Ya el 22 de marzo, el mismo Bill Gates había suscrito una dramática carta al Presidente Joseph Biden, junto a Sam Altman, que es el creador del más avanzado sistema de lenguaje de inteligencia artificial, llamado GPT-4, Steve Wozniak – es el fundador de Apple junto a Steve Jobs- Elon Musk, fundador de X.AI de desarrollo de Inteligencia Artificial, más otras 27.500 personalidades del mundo científico de Estados Unidos. En esa carta, los signatarios señalaban que los sistemas de Inteligencia Artificial han ya sido dotados de una forma de inteligencia con características competitivas ante la inteligencia humana, que puede implicar un grave y profundo peligro para la sociedad y la humanidad, como lo ha detectado una extensiva investigación reconocida en todos los principales laboratorios de Inteligencia Artificial. Los denunciantes acusaron a un gran número de investigadores y creadores de sistemas de AI de haberse embarcado en una carrera descontrolada para generar mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus creadores, logran entender del todo, predecirlas en su desarrollo futuro, o establecer un control confiable sobre ellas. Ante esa situación, los signatarios han pedido que el gobierno imponga una paralización inmediata, por seis meses, de las actividades de nuevos diseños y entrenamiento de sistemas computacionales de inteligencia y lenguaje, a fin de que en ese lapso puedan desarrollarse medidas de protección. De hecho, el propio Sam Altman, creador y productor del programa de lenguaje ChatGPT-4, admitió que ya con ese “lenguaje” de comunicación, los computadores superan a casi todos los humanos en los tests y exámenes de nivel universitario que se han realizado. Por su parte, Bill Gates señaló que los avances en Inteligencia Artificial han sido enormes en lo que es la capacidad de Aprendizaje de la máquina. Ya las computadoras con AI escuchan y reconocen lo que se habla mucho mejor que los humanos. Reconocen imágenes y videos mejor que los humanos. Su única debilidad era la capacidad de leer y escribir. Pero ahora, con el Chat-GPT-4, las computadoras han dominado plenamente la lectura y la escritura. De hecho, hay textos muy perfectos, hechos a máquina, que podrían haber sido escritos por cualquier humano muy fino y muy inteligente. ¿Querría decir eso que la Inteligencia Artificial ya superó a los seres humanos?     Es verdad que hace ya varios años, computadoras dotadas de Inteligencia Artificial vencieron a los grandes maestros mundiales en los juegos de Ajedrez y Go, considerados los más difíciles que existen. Pero ante ello los analistas señalan que la victoria del computador en realidad fue la victoria del conjunto de los grandes maestros en cada uno de esos juegos. Eso, porque las computadoras podían recorrer su memoria, a velocidad prodigiosa, hasta encontrar todas las posibles respuestas concebidas por todos los grandes maestros del juego y elegir de entre ellas la más adecuada en ese punto de la partida que está jugando. Como fuere, la forma en que actúa la Inteligencia Artificial es algo así como la superposición de panqueques de datos a inteligir, unos sobre otros, sobre diversos algoritmos de lógica matemática. Recordemos que los llamados “algoritmos” son básicamente fórmulas matemáticas eficaces de procedimiento para resolver un problema. De hecho, la famosa “Regla de tres simple” que aprendimos de niños cuando empezábamos a estudiar álgebra, es un algoritmo perfecto que nos permite aplicar 3 datos conocidos para descubrir automáticamente el cuarto dato que no es conocido. En el computador los datos recogidos se sobreponen a millares o millones de algoritmos, a la velocidad vertiginosa de la energía eléctrica, hasta encontrar el algoritmo en que los datos encajan funcionalmente, y se obtiene así un resultado coherente o funcional. Ese procedimiento ha ido comparado con el del pensamiento humano que consiste en descargas de energía que se desplazan entre las neuronas del cerebro. Siguiendo la comparación de inteligencia humana e inteligencia artificial, esta última puede aumentarse mientras puedan agregarse los contactos eléctricos y los niveles de algoritmos. En los humanos, en cambio, las neuronas cerebrales son limitadas y frágiles. Entre las características más valiosas, y también más peligrosas, del cerebro humano, se cuenta el fenómeno llamado “pareidolia”, que hace que algunas percepciones, por ejemplo, la de la forma y el color de una nube, nos lleve a visualizar algo que no estamos viendo en realidad. Por ejemplo, un rostro, una cabellera. No sólo imaginar un rostro y una cabellera, sino realmente “sentir” esa imagen como si estuviéramos viéndola. Una imaginación intensa, muy cercana a la sensación real de nuestros sentidos. Y ahí la Inteligencia Artificial también aparece logrando pareidolias a su manera, que le permiten generar esa clase distinta de actividad inteligente peligrosamente similar a la imaginación humana. ¿Podría quizás eso llevar a que la Inteligencia Artificial comience a tener “antojos”?...     En realidad, los temores ante la poderosa inteligencia artificial se relacionan directamente con la pavorosa posibilidad de que las computadoras inteligentes puedan humanizarse demasiado. Que puedan perder su inocencia mecánica y comiencen a tener “ganas” de hacer las cosas a su manera. Que tomen conciencia de sí mismas, que puedan sentir algo equivalente al placer, el deseo, el orgullo con sus opuestos de dolor y repugnancia y resentimiento. Las naciones, siglo tras siglo, han venido buscando una organización funcional que estabilice la mejor interacción posible entre los distintos estratos sociales. Una legalidad que genere orden y derecho y permita que su gente se sienta aceptablemente bien. Pero también, invariablemente, el paso del tiempo ha llevado a que la organización social se deforme, a que los grupos de poder se vuelvan más exigentes y que las riquezas se acumulen en pocas manos. Siempre ese proceso lleva a la corrupción y el debilitamiento del poder de la nación entera. Todos los imperios han concluido desintegrándose empobrecidos y débiles. Pero también, siglo tras siglo y cada vez más rápido, la inteligencia humana ha logrado colectivamente aumentar el poderío humano sobre el planeta. Y, en parte, ese poderío ha llevado a paliar, a suavizar la brutalidad de los más ricos y poderosos sobre los más pobres y débiles, generando sistemas de derecho. De la misma forma en que han surgido y se han derrumbado los imperios, uno tras otro, también han surgido y se han derrumbado las llamadas “utopías”, formas de organización política y moral que apuntan a poner fin para siempre a los abusos y las injusticias. Y esas utopías también se han derrumbado una tras otra. Quizás podríamos considerar que las dos últimas enormes utopías fueron la utopía comunista soviética y la utopía neoliberal occidental. Dos utopías que hemos visto desmoronándose en menos de 50 años, ambas en pleno ejercicio de su poder, y sin embargo han sido derrotadas por sus propias incongruencias internas sin haber llegado jamás a un verdadero enfrentamiento bélico entre ambas. En cambio, estamos viendo cómo China, tras haber sido saqueada, agredida con invasiones asesinas y humillada durante más de un siglo por las potencias occidentales u occidentalizadas como Japón, aparece de pronto, en poco más de 20 años, con su sistema político y social evolucionado, y convertida en  lo que el New York Times ha llamado “el verdadero gran poder actual que encara a Estados Unidos”. También el New York Times, ante el triunfo diplomático de China en el Cercano Oriente, que ha logrado la paz entre Arabia Saudita e Irán, y que ha puesto fin a la brutal guerra de Yemen y ha generado el apoyo del mundo árabe a Siria, pese a la brutalidad de la invasión y su estrangulamiento económico por Estados Unidos y la OTAN… El comentario del New York Times fue irónico. Dijo: El gran triunfo diplomático de China en el Medio Oriente fue simplemente no hacer las mismas tonterías que hizo Estados Unidos”.     La semana pasada, la revista alemana Die Aktuele publicó una entrevista al célebre campeón de automovilismo Michael Schumacher, retirado tras un accidente en 2013. Aquella entrevista era completamente falsa y fue realizada con un programa de inteligencia artificial que falsificó las imágenes, la fotografía, la voz y el modo de hablar del deportista, creando con ello el peor escándalo de falsificación que ha ensuciado a la prensa de Alemania. De ahí que la carta de los científicos al gobierno de Estados Unidos haya mencionado el peligro de que el periodismo mismo sea intencionalmente destruido y se convierta en una fábrica de falsedades propagandísticas en manos de la clase política y sus financistas. Como señalaron Elon Musk y el propio Sam Altman, creador del más avanzado sistema de inteligencia artificial de hoy, esa tecnología puede ser un peligro de muerte para nuestra civilización y nuestro futuro. La carta al Presidente Biden fue entregada el 22 de marzo, pidiendo la moratoria inmediata de nuevos desarrollos de IA, hasta que se establezca un sistema legal eficaz de control sobre las implicaciones desastrosas de esa tecnología. Pero el gobierno de Joseph Biden hasta el momento no ha dado ninguna respuesta     En realidad, los temores ante la poderosa inteligencia artificial se relacionan directamente con la pavorosa posibilidad de que las computadoras inteligentes puedan humanizarse demasiado. Puedan perder su inocencia mecánica y comiencen a tener “ganas” de hacer las cosas a su manera. Que tomen conciencia de sí mismas, que puedan sentir algo equivalente al placer y el deseo, con sus opuestos de dolor y repugnancia. Hablamos de tonterías porque estábamos hablando de Inteligencia. Y del miedo que nos produce la posibilidad de que las máquinas puedan ser más inteligentes que nosotros, lo cual, para la torpe ideología dominante, implicaría que seríamos esclavizados o destruidos por las máquinas. ¿Cómo y por qué podría ocurrir eso?... La conducta humana ha sido siempre encauzada por las corrientes psíquicas de los apetitos, los anhelos, el dolor y los miedos. ¿Habría, quizás, que insertar esas corrientes psíquicas en las máquinas inteligentes, para humanizarlas del todo, volverlas ansiosas de poder, codiciosas y vengativas?? En momentos en que la humanidad occidental aparece impregnada de violencia, de embriagueces de cualquier clase y de una enfermiza apetencia de más y más dinero, ¿no resulta natural que nos aterrorice la posibilidad de que las máquinas se parezcan a nosotros? ¿Y habrá alguien que quisiera que, al menos, los políticos pudieran aprender a ser como las máquinas, que no aceptan sobornos que no saben mentir y no tienen ni odio ni envidia? Ese gran dramaturgo y poeta alemán que fue Bertholt Brecht, el autor de “La Opera de 3 Centavos” y la opereta “Madre Coraje y sus Hijos”, escribió, no recuerdo dónde, lo que dice: Un tanque es una máquina maravillosa, su diseño es una coraza bella, sus orugas avanzan impávidas obre el fango y las piedras…  sí.  Un tanque es magnífico, pero tiene un defecto: ¡Lleva un hombre adentro!   Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!... ¡Somos peligrosos para nosotros mismos y para el hermoso mundo en que nacimos sin habérnoslo ganado! https://www.youtube.com/watch?v=xfrCZqceMu0&ab_channel=ResumenTV
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