PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Rumbos de guerra

Por Ruperto Concha / resumen.cl Opción 1: YouTube Opción 2: Spotify https://open.spotify.com/episode/7wNgx8RC0BdoPTkdK1mJYK?si=golJt9n4Qd2pSC_2r4LoQQ Opción 3: Apple Podcast   Un tremendo movimiento estudiantil ha paralizado a más de 40 de las principales universidades de Estados Unidos y Canadá, movilizando una fuerza de protesta de más de un millón de estudiantes que en muchos casos se han tomado los edificios universitarios e instalado grupos de resistencia a los intentos policiales de desalojo. El inesperado movimiento estudiantil se inició en la famosa universidad de Columbia, Nueva York, y se extendió casi instantáneamente, dejando en evidencia que ya, en estos momentos, existe una inesperada capacidad de movilización masiva de jóvenes. Básicamente, ese enorme movimiento estudiantil en rebeldía intenta forzar al gobierno del presidente Joseph Biden a detener lo que han llamado “una complicidad criminal y vergonzosa” con las masacres de palestinos perpetradas por el régimen que encabeza Benjamín Netanyahu en Israel. Según desarrolla el diario New York Post, los estudiantes exigen al gobierno de Joseph Biden parar de inmediato el envío de armamento a Israel, e iniciar una investigación criminal ante la Corte Penal Internacional centrada en el actual primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. A estas acciones estudiantiles en Estados Unidos, también en Francia, Alemania, Italia y Polonia estarían preparándose otras similares en apoyo al pueblo palestino y la instauración definitiva de un Estado Palestino integrado al Estado de Israel sobre aquellos territorios. Es la primera vez que se produce un movimiento juvenil mundial y masivo de esta naturaleza. ¿Qué sentido tiene que los jóvenes intenten corregir lo que los viejos políticos están haciendo tan mal?   Básicamente, hay que entender que estos movimientos juveniles no apuntan a desplazar de sus puestos a los que hoy detentan el poder. Pero sí apuntan a participar críticamente en las tomas de decisiones y una investigación rigurosa de los datos en que los poderosos dicen fundamentar sus decisiones… y que a veces no son más que falsedades justificativas. De partida, el senador estadounidense Bernie Sanders, siendo él mismo un judío, rechazó duramente la declaración que hizo el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en que acusaba a los dirigentes estudiantiles de Estados Unidos de ser antisemitas, comparables con los nazis.  Sanders declaró que, en realidad, los estudiantes universitarios estadounidenses están exigiendo que el gobierno de Joseph Biden pare de proveer de armas y dinero a un gobierno que sí está perpetrando genocidio en la ciudad palestina de Gaza En una fuerte intervención en X, exTwitter, acusó al primer ministro israelí de “insultar la inteligencia del pueblo de los Estados Unidos, recurriendo a esos lloriqueos de supuesto antisemitismo estadounidense para distraer la atención de la gente”. “Eso –agrega-  no es más que un patético intento apuntado a que la gente de Estados Unidos no vea la acción del actual gobierno israelí que sí está actuando sobre la ciudad palestina de Gaza. Y que sí es una acción extremista y racista”. La declaración del senador Bernie Sanders agrega: “Señor Netanyahu, el antisemitismo es una forma vil y repugnante de hipocresía, que ya ha provocado daños indecibles sobre millones de seres humanos”. Acusa al gobierno israelí de acción criminal de Israel en Gaza, donde han perecido ya 25 mil mujeres y niños, y concluye diciéndole a Netanyahu “No insulte a la inteligencia de los estadounidenses tratando de que no veamos las políticas guerreristas, racistas, inmorales e ilegales que está perpetrando ese gobierno que Ud. dirige.”   Paralelamente, el prestigioso periódico digital “ZeroHedge” de Estados Unidos, destacó el viernes pasado que en Israel ya es inocultable el creciente antagonismo entre unos y otros de los propios líderes que tienen el control de la guerra y las fuerzas armadas de Israel. También el diario Wall Street Journal, de Nueva York, publicó en primera plana un artículo sobre la intensa desconfianza mutua que los líderes conductores de la guerra en los frentes de Palestina con el Líbano, Siria, Jordania y Egipto, además, ahora, con el estallido de hostilidades con Irán luego del ataque de Israel con misiles contra la embajada de Irán en Siria, y la réplica iraní sobre territorio de Israel. Israel lanzó un ataque aéreo directo, supuestamente de gran potencia destructiva, hacia el territorio de Irán. La misión pretendía destruir instalaciones de alta tecnología militar en una base aérea de Irán. Al parecer se trataba de detonar, a gran altura, una pequeña bomba atómica cuyo efecto de “pulso electromagnético” destruiría el sistema eléctrico de todo el país. Sin embargo, la misión fue un fracaso y no logró alcanzar ninguno de sus objetivos. Más aún, informaciones extraoficiales tanto de Irán como de Rusia y del mismo Israel, revelaron que la incursión israelí sólo había logrado causar destrucción escasa y poco significativa, y posiblemente con el costo de haber perdido uno de sus aviones que fue derribado por un avión interceptor “anónimo” que, según fuentes generalmente bien informadas, podría haber sido un avión de la Fuerza Aérea de Rusia. Eso provocó una reacción de furia del Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben  Gvir, quien había propuesto una acción muchísimo más potente y destructiva contra Irán que la dispuesta por el jefe de gobierno Benjamín Netanyahu. Y esa furia del ministro Ben Gvir aparece como un contraste dramático con la creciente ola pacifista que está haciéndose inocultable en Israel, entre la gente de Israel, y, más aún, en las comunidades judías del resto del mundo. Especialmente en Estados Unidos.   El sábado ante pasado, en la Universidad George Washington, de Saint Louis, Missouri, una candidata a la presidencia de Estados Unidos fue detenida por la policía, junto a un centenar de estudiantes, por participar en una protesta anti israelí, en que acusó al gobierno de Israel de estar perpetrando un genocidio en Palestina. Se trata de la candidata presidencial presentada por el Partido Verde, Dra. Jill Stein, quien fue invitada por la Federación de Estudiantes de esa Universidad respaldando una demanda estudiantil para que la Universidad no siga recibiendo aportes financieros de la empresa Boeing, de aviación comercial y de guerra, que está proveyando a la fuerza aérea de Israel. La candidata Jill Stein ha declarado su apoyo a todos los movimientos estudiantiles de protesta contra la dependencia de las universidades respecto de las grandes empresas que las financian con millones de dólares que las empresas excluyen de sus impuestos, a la vez que adquieren control político sobre todo el estudiantado. La dra.Jill Stein, siendo ella misma judía-estadounidense, ha denunciado las políticas de Israel contra los palestinos en los territorios ocupados de la Franja de Gaza y la Cisjordania, y encabeza un movimiento judío de apoyo a la tesis de la coexistencia de dos Estados en el territorio que hoy comparten judíos y palestinos. En la base electoral de Estados Unidos, muy escasamente articulada por los partidos políticos, ya aparecen bien definidos los tres sectores electorales para las elecciones del 5 de noviembre próximo, en que ya se está dando por descontado que una candidatura del ex presidente Donald Trump aventaría decisivamente ya a la de Joseph Biden.  De hecho, en la dramática coyuntura de Israel-Palestina, un 78% considera un fracaso la intervención de Estados Unidos. Incluso en las propias bases del Partido Demócrata, de Biden, el apoyo a su candidatura sólo llega al 53%. Paralelamente, las manifestaciones callejeras han aumentado su número, movilizando cada vez más gente joven, en relación con Israel y Palestina. En la última semana se informó sobre más de 60 universidades paralizadas por protestas de mucha intensidad, en las que ha habido más de 600 detenidos por la policía. La presión sobre el gobierno de Biden apunta a que retire el apoyo de Estados Unidos a Israel y promueva enérgicamente el cese del fuego. El recién pasado sábado 27, según el New York Times, las protestas anti israelíes llevaron a la detención de más de 500 jóvenes manifestantes, y la Universidad Estatal de Boston confirmó la detención policial de otros 100 estudiantes más. Algunas universidades, como la George Washington, de Washington, y la Universidad de Florida han amenazado con la expulsión inmediata de cualquier empleado o profesor que participe en las protestas, y la suspensión, e incluso la expulsión de estudiantes que participen en las protestas. Por supuesto, a juicio de los analistas políticos de la prensa mundial, las amenazas de castigo colectivo contra los estudiantes, inevitablemente agravarán las tensiones y tendrán efecto en las elecciones estadounidenses del próximo 5 de noviembre, en que nuevamente se enfrentarán los ya muy ancianos candidatos Joseph Biden y Donald Trump.   Resulta cada vez más claro que en todo el mundo, principalmente en las llamadas “grandes potencias”, los partidos políticos y las llamadas “bases sociales sin militancia” están percibiendo que se acerca el momento de cambiar demasiadas cosas. La gente, la base social de las naciones, está cada vez más desorientada al tener que admitir que hay un miedo latente que viene de no saber qué demontres puede ocurrir inesperadamente cambiando todo lo que estábamos dispuestos a enfrentar. Ya se sabe que la aplicación masiva de la Inteligencia Artificial, se traducirá en rápidas y eficientes soluciones y quehaceres, tanto en las fábricas como en las oficinas, mas sin embargo se prefiere no saber qué harán para ganarse la vida los miles de trabajadores que van a quedar cesantes tras ser reemplazados por aparatos más veloces, más precisos y menos exigentes que los trabajadores humanos. Se estima que la aplicación irrestricta de sistemas basados en inteligencia artificial provocará en brevísimo tiempo una cesantía abrumadora. En algunos rubros, la inteligencia artificial reemplazará a más del 70% de las actividades que hoy realizan trabajadores humanos. Eso equivale a una cesantía catastrófica, lo que, por supuesto, implicaría la pérdida del mercado, en la medida en que las personas, al perder su trabajo, van a perder también su capacidad de comprar cosas. ¿Será posible la creación de suficientes puestos de trabajo en actividades que las máquinas no pueden realizar? Por supuesto, ya hay legiones de investigadores y analistas abocados a estudiar posibles soluciones humanamente satisfactorias para evitar una muy posible tragedia social, cultural y psicológica que podría impactar a miles de millones de personas en un plazo aterradoramente breve y sobre todo nuestro ajetreado planeta Tierra... Es una amenaza aparentemente inevitable… al menos mientras sigamos pensando y asumiendo la realidad presente y futura, de la misma forma de pensar a la que estamos acostumbrados… pero que de pronto se nos está volviendo inútil. Eso implica un desafío realmente muy grande. Nada menos que aprender de nuevo el arte de comprender la realidad.   Ante eso, ¿podemos tomarnos en serio los forcejeos de poderío militar, de superioridad moral o intelectual, y de encuentro dominante entre las naciones del mundo? ¿Será que entenderemos que somos como náufragos en un mar agitado de tecnología capaz de ahogarnos? Es un misterio. Los humanos debemos adaptarnos a sobrevivir en el misterio… y buscar en el misterio lo que de veras necesitamos para seguir viviendo. Hasta la próxima, gente amiga. ¡Hay que cuidarse!... el peligro está ahí, y es complicado.
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