Por Ruperto Concha / resumen.cl
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El senador estadounidense Marco Rubio es uno de los más furiosos partidarios de mantener, a mano armada y a cualquier precio, el predominio imperial de Estados Unidos sobre el resto del mundo entero.
Y tan seguro está de ello, que el miércoles pasado, en una entrevista por la cadena internacional de la FOX TV, disparó una chorrera de argumentos para demostrar que ha llegado el momento de salvar al superpoder estadounidense que está siendo insolentemente desafiado por el advenedizo súper poder de la China.
Vibrando de patriótica emoción, el senador Rubio dijo que hace ya 30 años Washington había derrotado al súper poder soviético, y ahora está enfrentado al súper poder de la China.
En tono dramático señaló: “nada sacamos con negar esa verdad. ¡Miren lo que está pasando en Sudamérica y el Asia! Miren cómo Brasil, el país más grande de Occidente, cerró un acuerdo comercial con la China usando sus propias monedas,¡dejando de lado el dólar americano!”“Ellos están creando una economía mundial secundaria, completamente independiente de los Estados Unidos…Y tendremos que aguantar eso, sin poder aplicarles sanciones porque pronto serán muchos los países que comerciarán entre sí sin usar dólares, y sin dólares ¡ya no tendremos cómo aplicar sanciones!”. Emocionante, ¿no?
Y bueno, a las patéticas confesiones del senador Rubio por la FOX, que es de tendencia republicana, se agregó instantáneamente el análisis del demócrata Fareed Zakaria, en el periódico Washington Post, en que parte afirmando, fíjese Ud., que “el súper poder de los Estados Unidos ¡es el dólar!… “El dólar es lo que le da a Washington su inmensa potencia muscular en política y en economía. Con el dólar Estados Unidos puede golpear unilateralmente a otros países, congelándolos económicamente. Y, al revés, cuando Estados Unidos otorga o paga dólares lo hace emitiendo bonos de deuda que los demás gobiernos del mundo se apresuran a adquirir”
Y haciéndole coro al Washington Post, el analista Jamie Seidel del periódico digital australiano News.com señala que ya hay un número creciente de naciones que están buscando sistemas financieros alternativos para resguardarse de la amenaza de Washington de imponer sanciones económicas como herramienta para imponer decisiones políticas.
Seidel señala que, en contra de Rusia, Estados Unidos le demostró al mundo la ferocidad extrema que pueden alcanzar sus sanciones. Y por supuesto ni la China ni ninguna otra nación quiere resignarse al sistema de dominio que Estados Unidos impone a través del dólar.
Y, fíjese Ud… estas son noticias y opiniones de respetados analistas económicos y publicadas por la propia gran prensa del mundo occidental y neoliberal.
El pasado viernes 29 de marzo culminó en Indonesia la novena Conferencia de ministros de Economía y Gobernadores de los Bancos Centrales de los diez vigorosos países del Sudeste Asiático que fueron bautizados como “Los Pequeños Tigres” por la rapidez y energía de su desarrollo industrial y comercial.
Son Burundi, Cambodia, Indonesia, Laos, Malasia, Mianmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, países en que se ha instalado un enjambre de sedes industriales de las más grandes empresas multinacionales, incluyendo la Apple, y varias de las grandes fábricas de maquinaria y vehículos europeos, japoneses y estadounidenses.
En conjunto suman alrededor de 800 millones de habitantes y un Producto Interno Bruto anual de unos 10 millones de millones de euros.
Ese pequeño grupo de naciones resulta por supuesto muy vulnerable a las presiones del sistema financiero basado en el dólar, que políticamente ha generado mucha concentración de la riqueza junto a una enorme población empobrecida en aquel rincón del mundo.
En la cumbre de este año los estados miembros enfatizaron su necesidad de aumentar la resistencia a las presiones a menudo excesivas que ejercen las grandes empresas financieras transnacionales.
De hecho, el representante del Banco Central de Filipinas, Bruce Tolentino, destacó en conferencia de prensa que en esta Conferencia se había logrado unanimidad en el propósito de optar en breve plazo por alguna alternativa financiera internacional que sea independiente del dólar y de los sistemas bancarios y financieros impuestos por Estados Unidos.
Resulta muy relevante esa declaración del representante del Banco Central de Filipinas, pues su gobierno aparece en estos momentos iniciando una muy fuerte alianza militar con Estados Unidos.
En síntesis, ese vigoroso conjunto admite su necesidad de hacerse más resistentes a las presiones del llamado “Mundo Occidental”, siguiendo los exitosos ejemplos que ya tomaron la India, Turquía, Irán, Arabia Saudita, Sudáfrica, Egipto, Argelia, Honduras, Nicaragua, Cuba, Venezuela, El Salvador, México, Bolivia, Argentina y Brasil, más la alianza con blindaje de la China y Rusia.
Rusia, que, pese a la guerra de Ucrania y las sanciones de Europa y Estados Unidos, tuvo una caída de sólo un 1,2% de su producto interno bruto, según cifras del propio Banco Mundial de Desarrollo, que es controlado por Washington, y la China, que nuevamente se encuentra situada como la más exitosa y fuerte economía del mundo.
Se entiende así que en Estados Unidos exista incertidumbre y temor, a pesar del huracán de publinoticias triunfalistas que saturan las redes sociales y las principales redes de prensa, radio, televisión y cine.
De hecho, un importante número de economistas y altos ejecutivos de las grandes empresas económicas están reiterando sus advertencias sobre una crisis económica que realmente podría conducir pronto a la ruina total del dólar.
Recordemos que el dólar americano pasó a ser la divisa monetaria de toda la actividad industrial, financiera y comercial del mundo por imposición de Washington en la Cumbre de Bretton Woods, en 1944, enfocada ya a la reconstrucción de la economía quebrantada por la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos impuso al dólar como una moneda de formidable solidez, convertible en oro en razón de 30 dólares cada onza troy de oro, equivalente, en la práctica, a un gramo de oro por cada dólar. Pues bien, tras la derrota de Estados Unidos en su intento de invadir Corea del Norte, y luego tras la derrota de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, Estados Unidos se vio en la necesidad de poner fin a la convertibilidad del dólar en oro. De hecho, la onza de oro que valía 30 dólares en 1944, este fin de semana alcanzó los 2.200 dólares.
Es decir, 2.200 dólares de hoy valen apenas los 30 dólares, lo que valían esos 30 dólares cuando se aceptó como divisa y moneda de la reserva monetaria mundial.
El viernes pasado, la publicación estadounidense Benzinga, de periodismo digital, informó que dos parlamentarios de Texas, el Representante Mark Dorazio y el Senador Bryan Huges, han elaborado un proyecto para emitir dólares tejanos con respaldo de oro.
Dado que la Constitución de Estados Unidos prohíbe a los estados individuales hacer emisiones de moneda, el proyecto de los parlamentarios tejanos eludió la prohibición recurriendo al sistema de dinero digital, en que no hay verdadera emisión de moneda sobre papel o metal, sino un grupo de caracteres computacionales que pueden ser respaldados por oro.
Ese respaldo en oro metálico quedaría absolutamente sellado, de modo que ninguna autoridad o persona pueda tener acceso a él, y, asimismo, cualquier aumento en el número de esos dólares digitales sólo sería posible si previamente se añaden los gramos de oro que correspondan al valor monetario asignado.
La esperanza de ese proyecto es generar un referente financiero impenetrable para la inflación, o sea, un dólar que tenga y mantenga su poderío.
Lo notable es que en otros 12 de los 50 estados de la Unión hay también grupos políticos y financieros que están en estos momentos buscando alguna manera técnicamente eficaz de hacer frente a una inflación que, unida al ya enorme endeudamiento fiscal, hace temer que el derrumbe del poderoso dólar sea inevitable y esté próximo.
Ya en 2008, la gran crisis bancaria de Estados Unidos había repercutido en toda la economía mundial, y, dos años después, cuando el gobierno de Barak Obama inició el salvataje de los bancos en peligro de quiebra, en Sudamérica el presidente colombiano Juan Manuel Santos conmocionó al mundo al advertir públicamente que la crisis estadounidense ponía al mundo en el peligro de quedarnos todos sentados sobre montañas de dólares que no valdrían nada.
La intervención del estado logró frenar esa catástrofe y reponer en funcionamiento la economía, aunque a costa de sumir a los Estados Unidos en una deuda fiscal gigantesca y que seguía y seguía creciendo.
En estos momentos la deuda fiscal de Estados Unidos es dos millones de millones de dólares más que todo lo que el país produce en un año entero de actividad.
La figura económica que sostiene todavía a esa súper potencia es derivar la producción de una enorme parte de lo que producen los bienes industriales y agrícolas hacia otros países, donde el costo de producción es muy barato.
Con eso, las empresas propietarias ganan mucho más, obteniendo buenos dividendos, y supuestamente esa riqueza genera bienestar para toda la nación estadounidense.
Sin embargo, los hechos no concuerdan con las suposiciones y, de hecho, una y otra vez es el Estado el que debe intervenir para improvisar frágilmente, de una u otra forma, una apariencia de normalidad.
Europa entera se vio progresivamente arrastrada a una situación similar. Se llegó a generar una suerte de mito racista basado en la supuesta superioridad de la raza europea, más o menos adaptada a las realidades locales, como en Japón y Corea del Sur, por ejemplo, donde se ha logrado bosquejar una suerte de mestizaje cultural que incluye con frecuencia soluciones patéticas como, por ejemplo, teñirse el pelo de rubio.
Pero las cosas inevitablemente cambian, se desgastan, agotan su contenido. El paso de las modas es como un eco del envejecimiento de nuestras percepciones.
Y de repente nos damos cuenta de que todo lo que es actual está necesariamente inconcluso y por eso tiene que cambiar. ¿Cómo, entonces, podríamos conciliar la tradición con la evolución?
Tan dramática como la posibilidad de la ruina, o de la derrota de nuestros viejos valores, es la posibilidad opuesta, la derrota de nuestros anhelos atosigados por excesos.
¿Por qué hay tantos traidores?... ¿Qué clase de rencor sólo puede expresarse a través de la traición?
En estos momentos, los servicios de inteligencia de todas las potencias occidentales están paralizados de asombro al detectarse la filtración enorme de información militar, técnica, económica, social y política sobre las fuerzas armadas de Estados Unidos y de la OTAN, además, por supuesto, de las de Ucrania.
Y como un detalle abrumador parecen estar surgiendo indicios de que la filtración de toda esa información fatídica puede haberse producido en el seno de los altos mandos militares de la misma Ucrania.
Es difícil que, al menos por varios años, podamos llegar a saber la verdad. Es decir, lo sabremos cuando ya la verdad no le importe directa y sangrientamente a nadie.
Por lo pronto, lo que se sabe es que Estados Unidos ha fracasado recién en sus pruebas de misiles hipersónicos, quedando en dramática desventaja ante Rusia y China.
Y se sabe también que, casi por inercia, la estrategia de la OTAN y sus aliados puede desembocar inesperadamente en el horror de la Guerra Nuclear.
De hecho, ya el viernes pasado la revista estadounidense Business Insider se atrevió a publicar, por primera vez en más de 30 años, un instructivo práctico sobre lo que la gente debe hacer ante un ataque a EEUU con misiles nucleares.
Oiga, ese instructivo en sí mismo, leerlo, es una pesadilla.
Es posible que de repente la humanidad entera tenga una iluminación multitudinaria.
Es posible que el peligro nos vuelva a todos un poco más inteligentes.
Ahora parece que nos queda poco tiempo. Pero, como decía es hermoso griego Heráclito de Efeso, “El presente siempre está inconcluso”.
¡Hasta la próxima, gente amiga! Cuídense.
https://www.youtube.com/watch?v=xfrCZqceMu0&ab_channel=ResumenTV