Por Ruperto Concha / resumen.cl
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Estados Unidos está preparándose para la elección presidencial de septiembre próximo. Los dos candidatos supuestamente definitivos son el demócrata Joseph Biden, actualmente en el cargo, y el republicano expresidente Donald Trump.
Y ambos comparten, por igual, según las encuestas, el ser aborrecido por más del 45% de los estadounidenses…
Además de ser odiados por tantísimos compatriotas, ambos están enjuiciados criminalmente por gravísimos delitos y, de ser hallados culpables, podrían ir a dar con sus huesos en la cárcel.
¿Cómo es que se ha llegado a eso?... ¿Qué esperan de ellos los estadounidenses?
Al concluir septiembre, los republicanos dicen haber reunido un conjunto de antecedentes y evidencias irrefutables que involucran personalmente al presidente Joseph Biden, junto a su hijo Hunter Biden, en operaciones dudosas con agentes extranjeros, vendiéndoles influencia presidencial y percibiendo pagos por varios millones de dólares.
De hecho, las investigaciones dirigidas por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes revelaron que Joseph y Hunter Biden, más James Biden, hermano de Joe, habían recibido al menos 19 millones de dólares pagados por empresas de 23 países, a cambio de misteriosos servicios prestados por Joseph Biden, primero como vicepresidente y luego como presidente de los Estados Unidos.
Varios de esos pagos habrían sido en documentos enviados directamente a la casa de Joseph Biden.
Bueno… Frente a las acciones y acusaciones judiciales contra Joe y Hunter Biden, los demócratas destacan que el expresidente Donald Trump también está acusado de falsificaciones y manejos ocultos de dinero, totalizando, por ejemplo, 34 falsificaciones de boletas de pago, que Trump utilizó para pagarle su silencio a una actriz de películas porno en 2016.
También se le acusa a Trump de haberse llevado a su casa en Florida, una cantidad de documentos secretos que tenía en su poder mientras era presidente de los Estados Unidos.
A eso se agrega una andanada de 37 otras acusaciones de grueso calibre por su supuesta instigación a los disturbios del 6 de enero de 2021 contra el edificio del Congreso Federal, en Washington.
Por supuesto, Donald Trump se ha declarado inocente de todo aquello.
Pero lo que está fuera de cualquier duda es que una mayoría abrumadora de los militantes demócratas están tan llenos de odio contra el expresidente Trump, y otra mayoría igualmente abrumadora de los republicanos odian con igual furia a Joseph Biden.
¿Y qué dicen las encuestas de opinión?... Según la mayoría de las encuestas, la opinión pública sobre el presidente Biden es negativa. En general tiene sólo un 39% de aprobación, mientras que un 60% opina que la situación en Estados Unidos ha ido empeorando cada vez más
Incluso un 63% de los encuestados que se declaran demócratas confiesan que ya Joseph Biden no les inspira confianza, y un 64% acusa al gobierno de haber sido incapaz de mejorar la situación económica de la gente.
Sin embargo, los encuestados que se declaran demócratas no consideran que exista una alternativa a la candidatura de Biden. Sólo un insignificante 1% de los encuestados ha mencionado una posible candidatura de Robert Kennedy Jr.
Frente a ellos, las encuestas coinciden en mostrar una clara ventaja, superior al 10%, de Donald Trump sobre Joseph Biden. Y esa ventaja la atribuyen a las posiciones de Trump respecto de la invasión de inmigrantes a Estados Unidos y el enorme apoyo económico de Biden al gobierno de Ucrania.
En cuanto a las bases del partido Demócrata, se detectó que más de un 60% sólo acepta a regañadientes la candidatura de Biden a la reelección, pese a su ya inocultable deterioro por la ancianidad. En caso de ganar las elecciones del próximo año, asumiría la presidencia a los 82 años.
Paralelamente, el sábado pasado el Congreso de Estados Unidos llegó a un acuerdo para autorizar un mayor endeudamiento del gobierno, evitando la paralización por falta de fondos. La autorización le permitió aumentar la deuda de Estados Unidos en 8 millones de millones de dólares más, llegando a un récord de endeudamiento que es un 22% más que todo el producto interno bruto de los Estados Unidos.
Con esos dólares prestados a interés, Estados Unidos ahora podrá financiar sus actividades normales y anormales, incluyendo un fondo de 16 mil millones de dólares para enfrentar posibles desastres nacionales, aunque, en cambio, no tendrá recursos para enviar una nueva remesa, también de 16 mil millones de dólares para auxiliar de nuevo al gobierno de Ucrania que Joe Biden quería hacer.
Tanto en Estados Unidos como en Europa, el costo de la guerra de Ucrania contra Rusia está llevando a los gobiernos hasta un punto crítico. También en Gran Bretaña el ministro de Exteriores Tyler Durden, admitió que en toda Europa está aumentando un sentimiento hostil hacia Ucrania y de protesta por el costo de la ayuda que se le ha venido dando al gobierno de Zelenski.
De hecho, países europeos como Polonia, Eslovaquia y Hungría, entre otros, que inicialmente habían respaldado con fuerza al régimen ucraniano, ahora han reducido al mínimo sus aportes e incluso han cerrado sus fronteras a las importaciones agrícolas procedentes de Ucrania.
Más aún, cada vez más países de la Unión Europa están cerrando ahora duramente sus fronteras a todos los emigrantes sin importar su procedencia, luego de haber contabilizado la presencia de casi 40 millones de inmigrantes llegados en los últimos 10 años, la mayoría concentrados en Italia, Francia, Suecia, Alemania y Gran Bretaña.
Es decir, las nuevas situaciones críticas que se están produciendo tanto en Europa como en Estados Unidos, están provocando nuevas tendencias políticas más nacionalistas, con marcado tono de racismo y enfocadas a los temas de la economía y el bienestar material de la población tradicional, autóctona.
En Estados Unidos también se está acusando al gobierno de Joseph Biden de haber sido complaciente permitiendo el ingreso de una enorme invasión de inmigrantes ilegales procedentes de todo el mundo, pero llegados a través de América Latina.
De hecho, se acusa a Biden de haber facilitado extremadamente la acogida de más de 500 mil inmigrantes ilegales, llevando incluso con ellos a varios miles de niños enfermos de tuberculosis.
En ese clima político de impaciencia e incertidumbre, la opinión pública se aleja de sus inclinaciones tradicionales de una centro-izquierda demócrata, ahora en el gobierno con Joseph Biden, y de una centro-derecha republicana que respalda a Donald Trump.
Hay un 70% de la opinión pública denunciando que las cosas no están bien. De hecho, las bases demócratas admiten que están apostando a Joseph Biden sólo porque no hay una carta mejor.
Según encuestas de septiembre del Washington Post y la red de televisión ABC, que son de tendencia pro-demócrata, Trump mantiene un 10% más de preferencias que Joseph Biden.
Peor aún, las encuestas han confirmado que Joseph Biden perdería incluso si el candidato republicano fuese cualquiera otro.
Pese a ello, los grandes partidos políticos tradicionales, Republicano y Demócrata, han bloqueado hasta ahora cualquiera posibilidad de que algún nuevo nombre pueda perfilarse como candidato. En el caso de los demócratas, resulta asombroso el rechazo casi frenético de aceptar la candidatura de Robert Fitzgerald Kennedy Junior, hijo del senador Robert Kennedy y sobrino del presidente John Kennedy, ambos de altísima popularidad política…y ambos asesinados a balazos.
Y ese rechazo puede haber sido el suicidio de las posibilidades de un triunfo demócrata en las elecciones del próximo año.
El sábado recién pasado, 30 de septiembre, Robert F. Kennedy Junior informó a través de YouTube que se presentará como candidato presidencial independiente para la elección del próximo año.
Ello, ante el feroz bloqueo en su contra por parte del aparato burocrático del Partido Demócrata.
En su llamamiento a las bases sociales del partido, anunció que su propósito es transformar y sanear la política estadounidense en momentos en que los dos más grandes partidos tradicionales, el Demócrata y el Republicano, ya no pueden seguir ocultando la corrupción que los ha infectado.
“¿Cómo vamos a derrotar a los intereses instilados en la política de Washington?... Todos sabemos la respuesta!” agregó.
Y respecto de los candidatos Trump y Biden, señaló: “Ambos prometen prosperidad para este país. Pero yo no veo esa tal prosperidad en ninguna parte. Cada vez hay más gente en situación desesperada.”
Señaló el encarecimiento de todos los productos básicos, el alza de los intereses de crédito y de los precios de la electricidad y el combustible. Y destacó que en un solo año los precios promedio de las viviendas han aumentado de 250 mil a 400 mil dólares.
Sin embargo, hasta ahora la candidatura de Robert Kennedy no parece haber alcanzado más allá de un 2% del electorado… pero todos admiten que en los próximos meses de campaña la opinión pública sin duda prestará atención a lo que los grandes partidos políticos prefieren seguir teniendo calladito.
Por lo pronto, ya se ha destacado que la opinión pública está mostrando cada vez más aprobación hacia los sindicatos, por ejemplo, y cada vez más grupos de trabajadores están organizando sindicatos o adhiriendo a asociaciones sindicales ya existentes.
Es decir, se aprecia un número creciente de gente de trabajo preparándose para futuros enfrentamientos con sus empleadores. En 2009, el apoyo popular a los sindicatos sólo llegaba al 25%. Hoy, supera el 71%.
¿Cuán profundo es el cambio que se está produciendo en la base social de Estados Unidos?...
Probablemente tomará todavía varios meses encontrar las pistas del futuro.
Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!... Un interesantísimo peligro.