El martes 15 de junio, la Unión de Pobladores y Pobladoras del Biobío está de aniversario. Su historia se remonta a un año atrás, cuando un grupo de pobladores y pobladoras del Borde Costero, en uno de los momentos más duros de la pandemia, deciden articularse y dar nacimiento a la Unión de Pobladores y Pobladoras de San Pedro de la Paz.Por Katia Valenzuela, Carla Durán, Camila Barraza, Jorge Pavez, Fernanda Reyes Centro de Desarrollo Urbano Sustentable - CEDEUS
Frente al hambre, el desempleo y la falta de vivienda, esta organización busca hacerle frente a la crisis sistémica agudizada por la emergencia sanitaria, convirtiéndose en un espacio de resistencia y coordinación vecinal. Hasta el momento, este proyecto de articulación está integrado por el Comité de Vivienda La Dignidad, el Comedor Popular Claudio Benedito, la Junta Vecinal 8-R de Boca Sur, y el Centro Cultural Víctor Jara.
Aunque en la actualidad la fuerza organizativa de la Unión de Pobladores/as se encuentra en la boca sur del Biobío, sus integrantes han decidido recientemente ampliar su campo de acción y trascender las fronteras comunales, para convocar a múltiples espacios populares con objetivos y propuestas afines.
Pero el protagonismo alcanzado por las organizaciones populares en el Borde Costero de San Pedro de la Paz, y en especial, en la población Boca Sur, no es un fenómeno reciente. Conformado a partir de las erradicaciones forzadas realizadas durante la dictadura, este territorio es portador de una historia de lucha y solidaridad popular que ha resistido por décadas el abandono estatal y la precarización de la vida promovida por el capitalismo neoliberal.
Por lo anterior, el nacimiento de la Unión de Pobladores y Pobladoras no se encuentra desconectado de este legado. Al contrario, una de sus tareas fundamentales ha sido recuperar la memoria e identidad del habitar colectivo en la Boca Sur del Biobío, y reconocer su práctica política como una continuidad del histórico movimiento de pobladores/as chileno.
Nace Boca Sur Urbano: De la Expulsión de la Ciudad a la Organización Comunitaria
En Concepción, como en otras ciudades del país, desde 1950 se inicia un proceso migratorio que acoge a los sectores populares provenientes de zonas rurales y otras regiones del país, instalándose primero en conventillos y posteriormente en los límites urbanos de la ciudad mediante tomas organizadas de terreno. Estas últimas se ramifican rápidamente y hacia 1970 se constituyen por lo menos 14 asentamientos informales en el área metropolitana de Concepción.
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La respuesta del Estado a los problemas del hábitat popular fue lenta y orientada a políticas de salubridad. En esta línea, se comienzan a entregar soluciones habitacionales en zonas mínimamente urbanizadas, únicamente equipadas con servicios sanitarios básicos, y que debían ser terminadas por los mismos pobladores/as.
Durante la Unidad Popular, el Estado toma un rol más activo y considera la demanda del movimiento de pobladores/as como un legítimo derecho del cual debía hacerse cargo y garantizarlo. Sin embargo, las tomas de terreno siguen aumentando y el Estado no logra satisfacer toda la demanda popular por una vivienda digna.
Posteriormente, con la dictadura cívico-militar se inicia una política de expulsión de las clases populares de la ciudad, mediante los programas de erradicación de campamentos (1979) y de vivienda básica (1986). Estas políticas asociadas al naciente modelo neoliberal, se vuelcan hacia una lógica basada en el subsidio habitacional, de carácter competitivo e individual, modelo que se profundizará con los posteriores gobiernos democráticos a partir de la década de 1990.
En medio de la política de erradicaciones impulsada por la dictadura, se inician las primeras expulsiones de pobladores/as de Concepción hacia el entonces inhóspito sector de Boca Sur, llevado a cabo por militares y el uso de fuerza, el engaño y la ausencia de planificación.
[caption id="attachment_101318" align="alignleft" width="1275"] Figura 1. Desplazamiento de campamentos y Tomas del Gran Concepción hacia Boca Sur, enmarcadas en implementación del Programa de erradicación de Campamentos 1983-1986 Fuente: Elaboración Propia [1][/caption]De esta manera se conforman los primeros sectores de lo que hoy se conoce como Boca Sur Urbano. Las familias que llegaron se vieron despojadas de sus sitios de memoria, de su historia familiar, su territorio, de sus vecinos/as, redes de apoyo y organizaciones. Con la erradicación, éstas se vieron obligadas a cambiar drásticamente sus prácticas cotidianas y formas de vida.
Al ser desplazadas y concentradas en un sector destinado exclusivamente a vivienda social, las familias son marginadas del resto de la comuna, generando la estigmatización de sus habitantes y privándoles de acceso a oportunidades, servicios e infraestructuras básicas. Además, las viviendas no alcanzaban los 30 m2, generándose graves problemas de hacinamiento.
Posteriormente, entre los noventa y los dos mil, se continúan erradicando familias hacia el Borde Costero, consolidándolo como un sector exclusivo de vivienda social que profundiza la segregación socio-espacial en la comuna.
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El legado de organización y resistencia en Boca Sur, es el resultado de una serie de organizaciones que desde la dictadura militar han luchado, en un primer momento por el retorno de la democracia, y en la actualidad activan y movilizan sus esfuerzos por fortalecer el tejido social y llevar dignidad al barrio.
Entre éstas destaca la Junta de Vecinos 8-R, organización que en los años 90’ elige su primera Junta de Vecinos democráticamente electa, y desde entonces es una piedra angular en la vida del barrio.
Ya entrados en el nuevo siglo XXI nace el Centro Cultural Víctor Jara, organización política-cultural que bajo valores de unidad, autogestión y solidaridad construye alternativamente organización popular, para así fortalecer el trabajo y el encuentro entre pobladores y pobladoras.
Todo este proceso ha contribuido a la consolidación de organizaciones críticas y en permanente actividad, que trabajan en pos de superar las políticas de segregación que “desde arriba” estigmatizan e invisibilizan la lucha que pobladoras y pobladores organizados han emprendido por la vida digna en su barrio. Quienes entendiendo que son protagonistas de su bienestar, continúan movilizando su esfuerzo por tejer genealogía, memoria y futuro.
En esta línea, destaca el Informe Sobre la Situación de Derechos Humanos en Boca Sur “El Otro San Pedro” (2019) y el libro “Construyendo Población, hallazgos y testimonios de la población Boca Sur” (2008). Ambos son relatos construidos por las y los propios pobladores organizados, en sus intentos por fortalecer la identidad barrial y reflexionar en torno a los problemas que hoy aquejan a su territorio.
Tiempos de Pandemia y laOrganización Popular en la Boca Sur del Biobío
Durante los primeros meses de la pandemia, la población Boca Sur adquirió visibilidad nacional, ya que allí se produjo uno de los primeros brotes de Coronavirus en el país. Como consecuencia, este sector fue uno de los primeros en enfrentar las medidas restrictivas y de confinamiento impulsadas por el gobierno, incluido un cordón sanitario para controlar el acceso y salida de sus habitantes. De la mano de estas medidas, comienza a intensificarse la cesantía y el desabastecimiento, por lo que proveer de alimentos a las familias se convierte en una de las necesidades centrales del territorio.
Esta necesidad guía las primeras actividades organizadas por la Unión de Pobladores y Pobladoras, creándose el Comedor Popular Claudio Benedito en Boca Sur y los comedores populares en el sector de los blocks de lata de Michaihue.
Los comedores garantizaron la alimentación de los/as adultos/as mayores y las familias más afectadas por la crisis económica, al tiempo que abrían un espacio para la solidaridad vecinal y el encuentro comunitario. Estos comedores populares funcionaron de forma continua durante siete meses y se constituyeron en espacios autónomos y completamente autogestionados, donde el abastecimiento fue cubierto gracias a las campañas solidarias impulsadas por la Unión de Pobladores/as y los aportes de los/as propios/as vecinos/as, sin ningún tipo de aporte estatal.
Según los registros de la organización, un comedor podía alimentar diariamente a más de 100 personas y se calcula que durante el año 2020 se entregaron más de 40 mil raciones de almuerzo.
El trabajo dentro de los comedores permitió que se generaran importantes espacios de encuentro para la conversación y reflexión en torno a diferentes problemáticas que afectaban a los vecinos y vecinas, quienes se reconocen bajo la figura de “el poblador y la pobladora” y reivindican su historia de lucha.
A partir de estas experiencias, se levantaron otros tipos de demandas que se resumen en el emblema de la Unión de Pobladores y Pobladoras: “Por casa, barrio y vida digna”. Este horizonte de dignidad se expresa en demandas vinculadas a la vivienda y su entorno, denunciando la violencia, cooptación y abandono estatal, e insistiendo en estrategias de control comunitario de los territorios.
Hoy día, la Unión de Pobladores y Pobladoras apunta a la construcción de un poder social, político y comunitario de carácter popular que antagonice con las estructuras institucionales desconectadas de la realidad local.
Una muestra de esta intencionalidad se observa en la candidatura de la dirigenta de la Unión de Pobladores/as Daniela Guzmán Huenchuleo a la convención constitucional. Pese a que no alcanzó un escaño en la convención, su candidatura por el Distrito 20 contó con un amplio respaldo popular durante las elecciones pasadas, y el involucramiento de su organización en la Asamblea Popular Distrito 20 busca incidir en la redacción de la nueva Constitución.
A un año de su nacimiento, y en medio de una de las crisis sanitarias más graves de la historia contemporánea, la Unión de Pobladores y Pobladoras del Biobío ha sido capaz de levantar una estrategia comunitaria de abastecimiento, de articular la demanda por la vivienda en el sector de los blocks de lata, de construir alianzas locales, nacionales e internacionales con otros movimientos y comunidades, de desarrollar jornadas de educación popular con pobladores y pobladoras, y de posicionar sus demandas en el amplio debate nacional constituyente.
Tal vez una frase presente en la sede vecinal 8-R sintetiza el admirable proceso que se está construyendo en la Boca Sur del Biobío: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.
Referencias:
[1] En base a Construyendo Población, hallazgos y testimonios de la Población Boca Sur (San Pedro de la Paz, Concepción), Escuela Libre y Popular Víctor Jara, Ed. Quimantú, 2008, p.25-48. Historia de Barrio Boca Sur San Pedro de la Paz, Programa de Recuperación de Barrios MINVU, 2010, p.26-58.
https://www.youtube.com/watch?v=pZ45eT5X-5M