(Por Daniel Mathews / resumen.cl) Es predecible que la política exterior de Trump sea fatal. Lo que no se podía prever era lo mala. Recordamos el discurso de El Cairo en el que Obama hizo un análisis de la situación política en Medio Oriente que no habría desentonado en la Revista de Estudios Palestinos, y en el que explicaba con gran claridad por qué la estabilidad del Próximo Oriente exigía poner fin a la ocupación colonial israelí.
Frente a una alianza entre el gobierno israelí de extrema derecha, la derecha republicana, los evangelistas y una parte del lobby judío, el Presidente debió dar marcha atrás, hasta el punto de decidir desentenderse completamente de lo que algunos continuaban llamando “proceso de paz”. La conmutación de la pena de Chelsea Manning es, sin embargo, una buena muestra de que su preocupación por la paz no se había extinguido. Simplemente se había reducido a la impotencia.
Manning cobró notoriedad internacional por supuestamente haber filtrado a WikiLeaks miles de documentos clasificados acerca de las guerras de Afganistán —conocidos como los Diarios de la Guerra de Afganistán— y de Irak, incluidos numerosos cables diplomáticos de diversas embajadas estadounidenses y el video del ejército conocido como Collateral Murder (asesinato colateral). Por eso fue condenada a 35 años de prisión que, comenzados el 2010, terminarían el 2045. Ahora saldrá libre en mayo, aunque el nuevo presidente no está muy contento con eso.
Durante su presidencia, que culmina el próximo 20 de enero, Obama concedió la conmutación de la pena a 1.385 personas y perdones a otras 212, más del total otorgado por los últimos 12 presidentes juntos. Sin embargo, como es obvio, la decisión sobre Manning ha sido la que más polémica ha causado. El presidente del Congreso, el republicano Paul Ryan, dijo que se trataba de algo indignante. "El presidente Obama creó ahora un peligroso precedente según el cual quienes ponen en peligro nuestra seguridad nacional no tendrán que responder por sus delitos", señaló en una declaración. Se olvida, lógicamente, que no era la seguridad nacional de los Estados Unidos lo que estaba en juego sino sus “derechos” como invasor.
Manning puso en evidencia que Estados Unidos actuaba en contra de los acuerdos de Ginebra que deben regir en tiempo de guerra. Su documental se refiere a los hechos ocurridos el 12 de julio de 2007 en Bagdad, cuando dos helicópteros estadounidenses AH-64 Apache, abrieron fuego contra un grupo de civiles iraquíes, asesinando a 12 de ellos, incluidos dos colaboradores de la agencia de noticias Reuters. Era claro hasta para los ciegos que la política estadunidense era provocar la salida de la prensa del escenario de guerra para hacer prácticamente cualquier cosa. También entrego listas de detenidos de Guantánamo sin juicio y registros militares de las guerras en Irak y Afganistán.
El castigo a Manning fue particularmente cruel porque se le obligo a estar en una prisión para hombres a pesar de ser una mujer transexual. Por eso intentó suicidarse dos veces el año pasado en la prisión militar masculina donde está detenida en Fort Leavenworth, en el estado de Kansas.
El movimiento por la libertad de Manning fue constante desde su detención. De hecho ella se convirtió en uno de los símbolos del pacifismo estadunidense. Al punto que Julian Asange, el fundador de Wiki Leaks, portal por el que Manning transmitió sus informes, se ofreció en canje. Él estaba dispuesto a dejar la Embajada Ecuatoriana en Londres, donde se haya refugiado, si eso permitía la libertad de Manning. No queda claro que hará ahora que esta liberación se debe a un acto soberano del presidente saliente. Sin embargo el candidato de derecha ecuatoriano, Guillermo Lasso, lo ha instado a cumplir su palabra y ofrece quitarle el asilo de llegar a la presidencia. Ojala que quien gane sea Lenin Moreno.
Otro que las ve mal es Edward Snowden. El triunfo de Trump ha significado un acercamiento entre Estados Unidos y Rusia. A pesar de ese riesgo Snowden, desde su misterioso refugio en Rusia, ha venido criticando la política exterior de Moscú. Según la cadena de televisión estadounidense 'NBC' el Kremlin baraja la posibilidad de extraditar a Snowden como gesto para ganarse el favor del nuevo presidente de EEUU. Sería muy riesgoso porque Donald Trump ha dicho más de una vez que es un espía que debía ser ejecutado.
Lo más probable sin embargo es que las preocupaciones por Snowden sean vanas. Desde su entorno se recuerda que hasta la fecha la justicia norteamericana no ha presentado cargos formales contra Snowden y tampoco ha solicitado su extradición. "En Rusia no hay ninguna base legal para la entrega de Snowden. Todo lo que se dice son puras conjeturas", ha dicho al servicio de noticias de 'Interfax' Anatoli Kucherena, el abogado que defiende en Rusia los intereses del ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Y recordó que Snowden cuenta con un permiso de residencia en el país, "lo que significa que tiene los mismos derechos y deberes que los ciudadanos rusos".