Programa Patrimonio y Género: 18 años promoviendo acciones transformadoras del patrimonio

Con el objetivo de impulsar medidas para la igualdad de género, que promuevan transformaciones significativas en la situación de las mujeres; el año 1989 Chile suscribe y ratifica la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). En ese marco, el año 1991, el Estado inicia un plan de institucionalización de la perspectiva de género en políticas públicas, propiciando un avance gradual hacia un proyecto país que incorporara las demandas y necesidades específicas de las mujeres. Bajo el argumento de mejorar el sistema democrático y modernizar la gestión del estado, en 1998, surge el Sistema de Equidad de Género, un instrumento de planificación presupuestaria que obliga a los distintos ministerios y servicios incorporar medidas para la igualdad de género dentro de su sector. Por Paulina Barrenechea Vergara El año 2002, la que fuera la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, hoy, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, incorpora este desafío e inicia un trabajo de investigación y exploración de abordajes que hicieran sentido en el quehacer patrimonial. El compromiso con la equidad de género y el respeto de los derechos humanos, fue un pie de entrada en el diseño colaborativo de acciones que ponían en marcha algunas profesionales de la Dibam, en conjunto a organizaciones y colectivos de la sociedad civil. Una tarea compleja considerando el peso que tiene este motor de cambio al interior de una estructura administrativa tradicional y, además, por lo que significa interpelar una noción que desde su propia etimología carga con una huella patriarcal: Patri (padre) y onium (recibido) que significa lo recibido por línea paterna o por el padre. Es en ese contexto desafiante que nace el Programa Patrimonio y Género, cuyo trabajo sistemático, por más de 18 años, no sólo ha financiado, promovido y difundido diversas iniciativas con enfoque de género realizadas por Museos, Archivos, Bibliotecas, Monumentos, y, recientemente, por la Subdirección de Pueblos Originarios, y Patrimonio Inmaterial; sino que también ha logrado articular una red de personas y equipos comprometidos por un balance de historias en la gestión patrimonial. Es decir, es un programa que vive y pulsa desde el activismo y la mirada crítica de quienes le dan vida, muchas veces a contracorriente, desde espacios en permanente resistencia y proactividad; pero, sobre todo, desde el compromiso que tienen con las comunidades diversas que acceden a sus colecciones, acervos y actividades. El programa ha sido, también, una especie de observatorio donde ha sido posible evidenciar los cambios que han afectado y ampliado las dimensiones políticas del género, como categoría de análisis. Dicho trayecto ha sido propicio para avanzar en un accionar que piensa y aprende desde las subjetividades de la infancia, la diversidad sexual y comprende la teoría critica feminista como espacio transformador. Javiera Silva Parker, tercera coordinadora del programa y actual, comenta que esta plataforma de trabajo colaborativo, “entrelaza programas, proyectos, acciones, hitos y reflexiones de distintas unidades a nivel nacional, siendo la autonomía colaborativa y en red, un modelo que ha permitido construir caminos propios y al mismo tiempo mantener el diálogo y el encuentro como espacio de nutrición, interpelación, reflexión y actualización; siendo un movimiento colectivo que por 18 años ha explorado formas de inserción de contenidos y metodologías que han dado cuerpo y bagaje a este Programa. Formularse preguntas desde el hacer con las comunidades, dando cabida a la epistemología feminista para mirar y leer realidades, han sido verdaderos impulsos de acciones transformadoras que dejan su huella en aprendizajes situados. Reconocer esta experiencia ha sido fundamental para inspirar, con atrevimiento, la búsqueda de nuevas lecturas en el trabajo con mujeres, con la diversidad sexual y la infancia, El transitar de los feminismos y los objetivos de igualdad de género y derechos humanos, son el sustento y guía para transformar la visión clásica del patrimonio, e instalar en su reemplazo una visión de patrimonio vivo, activo, en disputa, asumiendo su carácter no neutral en la construcción de memoria y modelos de sociedad”, comparte a modo de invitación a conocer el programa, por ejemplo, a través de su web Cultura, Patrimonio y Género, donde es posible encontrar la misión que les mueve, así como investigaciones, recursos digitales, publicaciones, exposiciones y otros contenidos que cruzan audazmente patrimonio y género(s) como el Archivo Mujeres y Géneros, del Archivo Nacional; el seminario Educación y Género, del Museo de la Educación; las investigaciones del Museo de Historia Natural de Concepción y el ciclo de actividades en el mes de las mujeres, en la Biblioteca de Santiago y , por nombrar solo algunos. Actualmente, el programa está próximo a presentar la publicación llamada “Memoria Patrimonio y Género: 18 años de aprendizajes y desafíos”, gesto editorial co creado junto a las personas y equipos articulados al programa. La publicación, da cuenta de los impactos y conocimientos que se han desplegado en estos años a modo de procesos en permanente movimiento. Así también, devela la forma en que la institución ha modificado sus prácticas asumiendo las tensiones y obstáculos que aparecen al incorporar las perspectivas de género en un espacio que carga en su genética, la herencia patriarcal de las identidades y paradigmas dominantes en el relato nacional. Si deseas conocer algo más del programa o deseas ponerte en contacto para dialogar, colaborar o participar del cruce Patrimonio y Género, desde fines educativos y culturales, puedes dirigirte a sus plataformas digitales: https://www.genero.patrimoniocultural.gob.cl/sitio/ y https://www.facebook.com/Patrimonio-y-Género-398942363576368.
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