[resumen.cl] El establecimiento del salario mínimo mensual y la insuficiencia que le es característica en Chile constituye uno de los problemas determinantes en cómo se configura la economía del país. En el marco de la discusión acerca de su monto, Fundación SOL publicó Propuesta de reajuste del Salario Mínimo con Criterios de Suficiencia (2021-2023) para una Reactivación No Precaria, un documento en que expone sus cualidades principales y los alcances que ello tiene para casi el millón de personas que lo perciben y la clase trabajadora en su conjunto.
El texto comienza consignando que en el país 890.573 personas ganan el salario mínimo ($326.500 bruto o $264.465 líquido aproximado) o menos, entre las cuales 387.353 ni siquiera reciben la gratificación establecida por ley. Más aún, buena parte de la población tiene un salario que no supera significativamente esta cantidad, si se considera que de acuerdo a datos de la Encuesta CASEN 2017, el 70% de las y los trabajadores dependientes del sector privado ganan menos de $455.000 líquidos. Por otra parte, sorprende leer que desde 1990 hasta 2021, sólo en siete ocasiones el salario mínimo ha superado el 5% de reajuste real y que seis de estos reajustes se dieron durante la década de 1990.
Según Fundación SOL, el Índice de Kaitz Ajustado (IKA), que refleja la proporción del salario mínimo en relación al PIB per cápita y en el cual un 30% indica que «compromete la “reproducción” de los trabajadores que perciben este monto», Chile tiene un IKA de 31,2%. Junto a ello, el país sería parte de los cinco países con menor IKA en América Latina. En comparación con naciones de la Unión Europea de un PIB similar al chileno, como Grecia y Portugal, estas superan al salario mínimo nacional en 99% y 88%, respectivamente. Más aún, Bulgaria, con un PIB menor que el chileno, tiene un salario mínimo 40% superior al nacional.
Una de las situaciones que surgen en el debate en torno a la suficiencia del salario mínimo mensual es su relación con la llamada "línea de la pobreza": un monto que para un hogar de 4 personas se establece en $466.993. Es decir, el salario mínimo líquido permitiría cubrir apenas un 57% de esta referencia que, por cierto, «se define a partir de criterios mínimos de suficiencia calórica para sobrevivir y la compra de insumos no alimentarios muy básicos», afirma el texto.
En la discusión respecto al reajuste del salario mínimo mensual, sujetos como Harold Bayer y el propio Sebastían Piñera han buscado posicionar una supuesta relevancia de la entrega de recursos por parte del Estado a quienes perciban un salario considerado insuficiente, llamando al conjunto de tales asignaciones como “ingreso” y asignándole una relevancia mayor que al salario, eximiendo al circuito de acumulación de capital de tal responsabilidad y endosándola al Estado. El documento cita Piñera, quien en su condición de senador en 1991 afirmaba: «el de ingreso es un concepto distinto. Y creo que al hablar de bienestar, de equidad, debiéramos remitirnos más al ingreso que al salario». Ello apunta a explicar la política de este gobierno al abordar el problema del salario mínimo, para lo cual el pasado 2020 creó el Ingreso Mínimo Garantizado, «el cual corresponde a una transferencia directa a los trabajadores y trabajadoras dependientes, para garantizar un ingreso líquido mayor a $300.000», dependiendo del cumplimiento de ciertas condiciones, lo cual excluye a buena parte de quienes perciben el salario mínimo.
Con el propósito de establecer una política distributiva de mayor alcance e impacto en la calidad de vida de la población, Fundación Sol propone un «plan de reajuste pluri-semestral para que en los próximos 2 años, el valor del Ingreso Mínimo Mensual, al menos permita cubrir la línea de la pobreza (sobrevivencia) para un hogar promedio de 4 personas».
Advierten que «para enfrentar los efectos económicos de la crisis sanitaria sobre las empresas de menor tamaño, se consideran subsidios temporales y decrecientes, por un periodo de 5 años para que estas empresas puedan solventar los reajustes del Salario Mínimo. Además resulta fundamental, que se implemente una batería de políticas de apoyo a las micro y pequeñas empresas en materia de acceso al crédito, transferencias directas como capital de trabajo, protección en su relación con las grandes y medianas empresas cuando son contratistas o proveedoras y revisión y posible condonación parcial de sus deudas».
Primero, «se considera un reajuste inicial de $33.500 para el 1 de mayo de 2021, de tal forma que el Salario Mínimo alcance los $360.000. Para las empresas que registren ventas anuales hasta 25.000 UF, se subsidiará íntegramente el monto reajustado». Seguidamente, «el segundo reajuste se llevará a cabo el 1 de noviembre de 2021 y será de $60.000 para llegar a $420.000». Los subsidios para este incremento irán desde un 100% hasta un 80% para empresas que registren ventas hasta de 25.000 UF al año. «Posteriormente, cada semestre el Salario Mínimo aumentará en $60.000 y el porcentaje del subsidio según tamaño de empresa se irá reduciendo en 10 puntos porcentuales. De esta manera, en mayo de 2023, se alcanzarán los $600.000 brutos y en noviembre del mismo año, a partir de un reajuste de $25.000, se llegará a un Salario Mínimo bruto de $625.000 y se cubriría, por primera vez, la línea de la pobreza (sobrevivencia) para un hogar promedio de 4 personas».
Para el financiamiento de esta propuesta, indican que se pueden destinar los recursos hasta ahora ocupados en el Ingreso Mínimo Garantizado, el cual tiene una cobertura poblacional restringida (un 40% de lo proyectado originalmente) por los motivos indicados anteriormente. También plantean que lo faltante puede ser conseguido «a través de la eliminación de exenciones o privilegios tributarios, la creación de un Royalty a la Minería, el impuesto a los súper ricos […] u otras medidas de carácter progresivo».
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Foto extraída de laizquierdadiario.cl
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