Por Ángel Sanhueza
Durante 56 días, a las ocho de la noche, millones de ciudadanos salían a las ventanas, para, desde el confinamiento obligado para luchar contra la pandemia del Covid-19, aplaudían durante un minuto, para agradecer y apoyar a quienes en hospitales, clínicas, centros asistenciales y asilos de ancianos, de frente y de cara al virus, se movilizaban para mantener en vida a miles y miles de ciudadanos que luchaban por salvar sus vidas.
Durante meses, entre septiembre de 2019 y marzo de 2020, habían salido a denunciar las políticas de austeridad del gobierno de Emmanuel Macron, que recortaba presupuestos en los servicios hospitalarios, reduciendo costos, eliminando camas de reanimación, precarizando un sistema de salud pública que cada día hacía más difícil cumplir con su función de salvar vidas. La política de cifras y de considerar la salud como un sistema sometido a las políticas de austeridad y ajustes económicos determinados por las obligaciones dictadas por Bruselas, habían movilizado durante meses a los trabajadores de la salud que denunciaban el desmantelamiento del sistema de salud pública.
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Las lacrimógenas lanzadas por la policía anti disturbios, a héroes y heroínas, que no trepidaron, en condiciones críticas y la falta de recursos, de trabajar 30, 40 o más horas en condiciones muchas veces dramáticas para estar ahí, junto a los miles de personas contagiadas que llegaban a los recintos asistenciales.
Fueron los trabajadores y trabajadoras de la salud, urgentistas, médicos, enfermeras y enfermeros, camilleros choferes de ambulancias electricistas y personal en general que tomando directamente en sus manos el sistema, creando y rehabilitaron camas y espacios para poder recibir cada vez más pacientes.
Más de 33 millones de franceses escucharon el vibrante homenaje realizado por Emmanuel Macron en una de sus alocuciones, realizadas durante el confinamiento, la emoción y el reconocimiento de la nación, como señalaba el presidente a aquellos que en peligro de sus propia seguridad y de sus vidas estaban ahí, salvando personas…
Todas esas promesas hoy parecen hacer parte del pasado, a las demandas de una aumento salarial de 300 euros netos al mes, el gobierno opone una ronda de encuentros para escuchar, a la valorización del trabajo, responden con más buenas intenciones, mientras en lo concreto nada ha cambiado en los hospitales y en el sistema de salud.
Ayer, martes 16 de Junio, miles y miles de trabajadores de salud salieron a las calles, en diferentes ciudades de Francia, para denunciar la política de rentabilidad del gobierno que vuelve, luego de meses de promesas de cambio, a los mismos dogmas de antes que se iniciara la pandemia.
90% de la población apoya el movimiento de los trabajadores de la salud, como nunca antes, personas que jamás habían salido a manifestar se hicieron presentes para decirle al gobierno de Macron que la salud es un derecho y no una variable de ajuste económico…
Los héroes y la heroínas de ayer están de nuevo en la calle, y seguirán ahí no sólo por sus reivindicaciones y derechos, por el reconocimiento y valoración de su trabajo y por un salario digno, sino por la salud y el bienestar de todos.