Angustia ha generado en los vecinos y vecinas afectadas de Hualqui, la demora de dos años en la entrega de sus viviendas, a cargo de la empresa constructora Soterra, que debía finiquitar la construcción durante el primer trimestre del 2021. 

Por Antomella Becerra Norambuena

La necesidad de la casa propia es un anhelo de la gran mayoría de trabajadores y trabajadoras en nuestro país, una de cada 10 familias no tienen acceso a una vivienda adecuada y nuestra región presenta un déficit habitacional del 6,4% según un estudio realizado por la Universidad Católica en conjunto con Déficit Cero durante 2022. 

En relación con esto, las y los vecinos afectados denuncian que adquirir un bien raíz al alero de la inmobiliaria Soterra, está muy lejos de concretarse, producto del retraso de dos años que lleva la empresa, desde donde se justifican, según las y los afectados, en que los materiales de construcción están muy caros y difíciles de obtener.

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El plan fue iniciado a fines de 2018 y proyectaba su término durante el primer trimestre del 2021, sin embargo, hasta la actualidad todavía no hay resultados. La empresa se excusó argumentando que la pandemia dificultó la obra por el retraso de materiales, viéndose obligados a pedir una prórroga, la que también superó el tiempo límite de espera, fustigan los vecinos.

Ian Castillo, vecino y afectado por la empresa inmobiliaria, comenta que “todavía hay casas a medio terminar y pese a ello, la empresa consiguió todos los certificados necesarios para la recepción municipal. No sabemos cómo la obtuvo, pero lo que sí sabemos es que los certificados ya están en poder de obras municipales y si esto es así, lo más lógico es que se lleve a cabo la recepción municipal y así comenzar los trámites legales para ser dueños de nuestras viviendas”.

El afectado agregó que, “esto nos parece un lavado de manos de parte del dueño de la inmobiliaria, ya que aparentemente cumplieron con lo que se les solicitó, ahora corresponde que el Departamento de Obras Municipales (DOM) nos entregue la recepción municipal".

Según declara Castillo, la negligencia de la inmobiliaria habría provocado que varias familias queden fuera del proyecto, a causa del cambio de UF de un año a otro, puesto que no cumplen con las exigencias monetarias solicitadas por el banco. De la misma forma, a partir de febrero próximo creen que esta cifra podría aumentar,  producto de las constantes alzas en el costo de la vida.

Esta problemática afecta de distintas maneras a las familias, por un lado, muchas tenían contratos de arriendo que terminaban a la par con las fechas de término estipuladas por Soterra, provocando que deban vivir de allegados. Otros cambiaron a sus hijos de colegio, pensando que vivirían más cerca de sus establecimientos educacionales, mientras que algunos hasta se cambiaron de trabajo con el fin de estar más cerca de su hogar, sin mencionar que "este es un proyecto de integración social con subsidios”, acotó Ian Castillo.

Los vecinos y vecinas afectadas, como medida de última instancia y producto de su desesperación, le anunciaron al empresario, a cargo de la inmobiliaria Soterra, que de no haber soluciones prontas, iban a hacer ocupación de las viviendas. Ante este ultimátum, según Castillo, la respuesta desde la empresa habría sido que “si se toman las casas, yo mismo voy a agarrar una retroexcavadora y se las haré mierda”. 

Desde la empresa se comprometieron durante las últimas semanas de noviembre de 2022, a que en tres semanas más iban a estar terminado el proyecto. Estamos en 2023 y todavía no sale humo blanco, por lo que los vecinos y vecinas hualquinas afectadas se han visto en la obligación de movilizarse, esperando una respuesta concreta del término de construcción de sus viviendas. 

Resumen intentó tomar contacto con representantes de la inmobiliaria, pero desde la secretaría expresaron que el encargado se encuentra con vacaciones y que no podían entregar declaraciones por el momento.