[resumen.cl] Recientemente, el Colegio de Profesores ha publicado una síntesis del sondeo «#RealidadDocente: Condiciones de Trabajo de las y los docentes», realizado por la propia institución con el propósito de levantar información respecto a temas no abordados ni considerados por el Ministerio de Educación, aunque fundamentales para diseñar e implementar políticas orientadas a la transformación de los procesos educativos. La relevancia coyuntural de este documento radica, entre otros motivos, en que el fin al agobio laboral constituye una de las exigencias de los y las profesoras en paro indefinido, sin que el Gobierno se disponga a dialogar al cabo de su tercera semana.
La institución explica que “esta 1° versión se centró en las condiciones del ejercicio profesional docente. El levantamiento de información se desarrolló el segundo semestre 2018, mediante un cuestionario de aplicación online (plataforma SurveyMonkey) al conjunto de docentes colegiados y otros docentes que quisieran sumarse a la consulta”. Del total de respuestas recogidas, se consideraron como válidas las realizadas por docentes activos, que fueron 6.509.
La síntesis contiene tres ítems referidos a las condiciones de trabajo docente. El primero hace referencia a la sobrecarga de trabajo, afirmando que la gran mayoría afirma dedicar tiempo personal a labores docentes y que:
-Más del 50% señalan dedicar 10 o más horas semanales a dichas tareas-El 10% indica que lo hace entre 20 a 24 horas adicionales (media jornada laboral adicional)-Las principales labores a las que dedican este tiempo son:a.- preparación de clases y material (80,9%)b.- planificación de unidades y clases (64,1%)c.- corrección de Pruebas (60,4%)
El segundo ítem versa acerca de los principales elementos de presión a las que se ven sometidos las y los docentes, distinguiendo a la lógica de permanente rendición de cuentas imperante en el sistema escolar como uno de los factores más relevantes en este ámbito. El gráfico expuesto a continuación detalla esta situación.
[caption id="attachment_62935" align="aligncenter" width="968"] Extraído de síntesis de sondeo «#RealidadDocente: Condiciones de Trabajo de las y los docentes».[/caption]
Junto con ello, el profesorado encuestado indica estar sometido la presión de instrumentos de evaluación sobre sí. Si bien no está consignado en el documento, es perentorio aclarar que el Sistema de Evaluación Docente no evalúa el desempeño pedagógico, sino que constituye una instancia que mide “un saber responder” a las peticiones de información planteadas, es decir, se establece una calificación en función del empleo de términos y la declaración de supuestos procedimientos empleados ajustados al documento “Marco para la Buena Enseñanza” del Ministerio de Educación, sin que ello necesariamente responda a la realidad. Este Sistema de Evaluación falaz, arbitrario y perverso constituye el instrumento a través del cual se determina el salario y la valoración que se hace de los y las docentes, expresada en la asignación de un tramo de desempeño.
En el mismo ítem, el documento indica que señalan sentirse “altamente afectados” por la falta de tiempo para poder preparar clases (84%), para la propia formación (84%), por la responsabilidad de tener que llevarse trabajo a la casa (82,7%), entre otros motivos.
En el tercer y último punto referido a situaciones de maltrato y violencia que viven los docentes en los contextos escolares, señalan que “las principales situaciones que componen un clima de agresiones que se vive en las escuelas son variadas y nunca ajenas al tipo de sociedad competitiva e individualista en la que vivimos”.
Las y los docentes consultado declaran haber sufrido en el último año agresiones verbales y/o psicológicas venidas de distintos miembros de la comunidad escolar: de alumnos (31,1%), de directivos (28,4%), de apoderados (27,5%). En cuanto a agresiones físicas, junto con mencionar a estudiantes y apoderadas como autores u autoras, también se refieren al personal directivo como agresores o agresoras.
Fotografía principal: Profesores de Concepción en 2014 exigiendo que un 50% de las horas de contrato estén destinadas a labores no lectivas, es decir, de preparación de clases. Actualmente, el profesorado ha logrado que esta porción llegue al 35%, cuando antes del 2016 sólo estaba en el 25%.