Por Sofía Uribe / EPES“Hijos del cañaveral, nunca se nos cae la baba, esta raza siempre es brava”*. Así es como Aurinés, Elda y Aida se consideran y definen al pueblo puertorriqueño, quienes nuevamente enfrentan una catástrofe como lo fue el huracán María, durante el mes de septiembre de 2017.
Las compañeras estuvieron en Chile, participando y compartiendo su experiencia organizativa en la IX Escuela Internacional de EPES “Compartiendo 36 años de Trabajo por Dignidad y Justicia”.
Fue así como el día martes 16 de Enero en el Centro comunitario de EPES Concepción se llevó a cabo un diálogo abierto denominado “Aplicación de la Educación Popular en Salud en la recuperación post huracán en Puerto Rico: Lecciones desde un estado colonial”, donde dieron a conocer la forma en que la comunidad organizada ha hecho frente a la situación de emergencia en la que se encuentran tras el paso, no tan sólo del huracán María, sino también de los 17 huracanes que azotaron el archipiélago durante el año 2017.Desde el año 1898 Puerto Rico es colonia estadounidense, el archipiélago posee una población total de 3.411.000 habitantes.
Tras ser colonia norteamericana se han convertido en un laboratorio de experimentos humanos y sociales: En 1930 Células cancerosas inyectadas a personas (Dr. Cornelius Rhoads-Fund. Rockefeller), en 1950 Esterilización masiva de mujeres (200.000), en 1960 Agente naranja (Monsanto), uranio reducido, radiaciones nucleares; al presente, alimentos transgénicos. Desde 2005 que la isla se encuentra en una crisis fiscal que sobrepasa los 70.000 millones de dólares, en tanto Estados Unidos poco colabora en su reducción.
En el escenario descrito irrumpe el Huracán Irma, el que deja a la isla sin servicios básicos, de los cuales se ha restablecido alrededor del 50% de electricidad, yel 93% del agua potable. Murieron alrededor de 985 personas, hay unas 45 personas desaparecidas y 70.000 viviendas públicas destruidas, y se produjo un aumento del fenómeno de emigración.
La respuesta de la comunidad
Ante esta situación, las comunidades, junto a instituciones locales, se organizaron de la siguiente forma: primero atender necesidades urgentes, llegar a las comunidades para constatar situación de salud.
En segunda instancia realizar censos y manejo de ayuda. Ejemplo de esto es la organización de comedores comunitarios que les permite llegar a familias que aún no poseen alimentos suficientes para enfrentar el día a día o no poseen dinero que les permita adquirirlos, ya que hay muchas personas que se encuentran sin empleo.
Otro ejemplo es lo que desarrollan a nivel emocional, porque el proceso de reconstrucción no sólo es de infraestructura sino de bienestar emocional, por ello están desarrollando diversas actividades que les permitan enfrentar el estrés postraumático sobre todo en niños/a y jóvenes. Para ello realizan frecuentemente, actividades recreativas que les permitan, en parte, reparar el daño emocional.
Finalmente, diseño y planificación de proyectos sostenibles: Formación de promotoras de salud comunitarias y conceptualización de esfuerzos en salud mental – manejo de trauma.
Durante la jornada se pudo analizar el control que ejerce Estados Unidos sobre Puerto Rico, colonia del Imperio, quienes se encuentran al debe en el proceso de reconstrucción: sigue primando el interés de sacar provecho económico de los recursos que hay en el archipiélago, pero no de dar una vida digna a sus habitantes y que ellos ejerzan soberanía en su territorio.
En la jornada se concluyó que nuevamente son los sectores populares, apoyados de algunas instituciones, las que dan respuesta ante una necesidad, sobretodo en este escenario de emergencia.
Esta conclusión es compartida en nuestro país, cuando los pobladores de barrios marginados se organizaron ante el terremoto/tsunami de 2010 y los incendios forestales que afectaron a comunidades completas en los últimos años, los vecinos/as junto a algunas instituciones desarrollaron diversas propuestas para enfrentar las problemáticas que trajo la emergencia.*Hijos del cañaveral, Residente