Realizan coloquio sobre impacto de la industria forestal y de los últimos incendios en región del Biobío

Juan Contreras Jara / resumen.cl

Este miércoles 28 de junio se desarrolló en Concepción el coloquio “Las lecciones del fuego: Impacto del modelo forestal sobre la integridad de los territorios en Biobío", organizado por el Museo de Historia Natural de Concepción, en conjunto a la ONG CETSUR.

La jornada, que comenzó a eso de las nueve y media de la mañana, se llevó a cabo en el Museo de Historia Natural de Concepción y contó con la participación de exponentes del ámbito académico, de organizaciones sociales campesinas y público en general. En ella se abordaron las principales causas, efectos y responsabilidades del impacto de la industria forestal al interior de los territorios y las comunidades, a través de variadas exposiciones, las que analizaron, desde distintas perspectivas y contextos, los últimos incendios forestales de enero y febrero pasado.

Una de las problemáticas discutidas fue la nocividad de la industria forestal en desmedro de la pequeña agricultura y de la soberanía alimentaria de los pueblos. Al respecto, la representante de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas [Anamuri], Jacqueline Arriagada, explicó que “lo primero que debemos identificar es la ocupación que hace la industria forestal de los territorios, de tierras que estaban destinadas a la siembra de alimentos para las comunidades. Esto provocó una dependencia de la industria alimenticia por parte de las comunidades campesinas e indígenas”.

Con respecto a las repercusiones que ha tenido la explotación de los territorios por parte de la industria forestal al interior del campesinado, Patricia Chavarria, directora del Archivo de Cultura Tradicional, afirma que “la industria forestal no solo acaba con los sembrados, plantíos y, por supuesto, con el agua. Hay una perdida mayor, que es cultural, de una forma armónica de ver el entorno a una netamente económica. Hay una pérdida de la posibilidad de autoabastecerse... lo más terrible es que el campesinado ha tenido que vender sus tierras a las mismas empresas forestales, debido a que ya nos son productivas”.

Consultada por las responsabilidades y el rol del Estado en el incentivo de este tipo de negocios extractivistas, la vocera del Movimiento Territorial de Pobladores de Chile, Mary Báez, comenta que “cuando hablamos de responsabilidades, hay que preguntarse, por ejemplo, quién manda a militarizar el Wallmapu, quién permite el atropello de las fuerzas policiales al interior de una escuela rural (en Temucuicui) con gases lacrimógenos y armamento militar. Entonces nos preguntamos ¿para quién trabaja el gobierno? Para las grandes forestales. Debemos generar organización, ya hemos acumulado bastante rabia pero aun no respondemos como debiéramos... La industria forestal precariza la vida al interior de los territorios, no nos da ninguna garantía. Como dice el documental: plantar pobreza”.

Sobre el avance indiscriminado de la industria forestal en Chile y sus repercusiones en cuanto a las relaciones al interior de los territorios que deben convivir con ellas, Massimiliano Farris, Doctor en Geografía y docente Universidad de Chile expresa que “claramente se ejercen relaciones de poder entre las comunidades y los intereses empresariales y estatales. Aquí hay un actor principal, hegemónico, que son las grandes industrias forestales. Por ejemplo, los horticultores de Boca Sur tienen un gran problema con la construcción de un puente que pasará por sobre sus terrenos de trabajo, resulta que ese puente es para que pasen los camiones de la industria forestal. Otro punto a abordar son las políticas de Estado en esta materia, por ejemplo el Indap (Instituto Nacional Agropecuario) posee una visión netamente economicista y productivista, interpretando las actividades (agrícolas, etc.) bajo lógicas de mercado. La expansión de los monocultivos, lo que provoca también es que existan menos posibilidades de generar una alternativa u otra actividad rural, agraria. Una de las primeras medidas gubernamentales debiese ser frenar el avance de la industria forestal, entendiendo que los monocultivos no permiten materialmente que se desarrollen otras actividades".

El pueblo Mapuche es uno de los principales actores afectados por el negocio forestal. Usurpación territorial, militarización y muerte ha dejado como resultado la expansión de esta industria. Sobre esta situación, Juan Carlos Painequeo, representante de la organización “Trawun”, comenta que “existen repercusiones de carácter cultural, político y económico. En el aspecto cultural, por ejemplo, la presencia de la industria forestal impide el vivir Mapuche, su cosmovisión, la práctica de ceremonias y la destrucción de lugares de significación cultural, espacios que servían para la obtención del lawen, etc. Con respecto a lo político, no hablamos solo de recuperación de tierras sino que del territorio, asumiéndolo como un todo más complejo con distintas connotaciones que tienen que ver netamente con la autonomía al interior de las comunidades... Es importante destacar que en el año 79, durante la dictadura militar, se le dio mayor estímulo a la industria forestal y a su vez se terminaron de separar las comunidades Mapuche, pasando a ser parceleros, por eso fue tan fácil de adquirir tierras por el empresariado, [y ahora] la recuperación territorial choca con la industria forestal”.

Otro punto que se abordó durante la jornada fue la agricultura y su interpretación mercantil por parte de las grandes industrias. Sobre esto Agustín Infante, agrónomo del Programa CET Biobío comenta que “existe una mala interpretación de lo que es la agricultura, se le ha dado el rol único de productora de alimentos y fibras, restándole participación en el cuidado del ecosistema, del cuidado de las comunidades, la mantención de la cultura. La agricultura tiene connotaciones sociales, ambientales, etc. El modelo agrícola a gran escala ha ido marginando el mundo rural, hace que el pequeño agricultor, endeudado, deje los campos y busque solución en la ciudad. Hoy en día los jóvenes abandonan cada vez más los campos”.

Sobre las propuestas a esta realidad, el agrónomo comenta que “la agroecología es un paradigma absolutamente distinto al del meramente productivo. Éste consiste, por ejemplo, en; el reciclaje, la diversificación, el apoyarse en la naturaleza para generar la producción y no en su contra, el rescate de los saberes campesinos, entre otros, pero fuera de objetivos meramente economicistas”.

Consultado por los últimos incendios forestales en la región del Biobío a principio de este año y las medidas para superar dicho impacto en la producción agrícola, Agustín Infante señala que se debe aprovechar de rediseñar el campo, de tal manera que exista una efectiva conservación del suelo y del agua, reforestar con especies nativas las zonas más marginales o afectadas, construir invernaderos, reciclar todo lo que haya quedado para producir material verde y abono e incorporar los animales”.

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