El retrato de las hermanas Quintremán a 10 años del acuerdo de la apertura de la represa Ralco, el incendio que destruyó el Mercado y el ex jefe operativo de la CNI, Alvaro Corbalán, tratando de ocultar su rostro en la reconstitución del crimen del militante comunista Víctor Hugo Huerta, son parte de las imágenes que componen la muestra Fragmentos de un año, en la que un conjunto de 22 reporteros gráficos de medios e independientes de la región exponen sus mejores fotografías del período 2011-2013.
La muestra, que es parte de las conmemoraciones de los 60 años de la Escuela de Periodismo de la UdeC, fue organizada en conjunto por el Departamento de Comunicación Social y el Consejo Regional del Colegio de Periodistas y estará abierta hasta este viernes en el hall del recién inaugurado edificio de la facultad de Ciencias Químicas.
En la apertura de la exposición, su coordinador, el académico de la carrera de Periodismo, Andrés Latini, resaltó el valor testimonial de la fotografía de prensa que también, dijo, es un aporte a la noticia escrita.
“La foto es una imagen que forma parte del presente, de un momento histórico, cuenta un poco lo que ha sucedido dentro de una época, un tiempo”, indicó, señalando, asimismo, la importancia de su conservación.
Al explicar el sentido de la exposición, el docente, también fotógrafo y parte de la muestra, expresó que la idea es compartir con la comunidad universitaria y penquista en general, el “producto de lo que va recogiendo cada reportero en el día a día”.
En representación de los expositores, el reportero gráfico, periodista y corresponsal de la agencia UPI, Alipio Ortega, explicó que el interés de los fotoperiodistas “es contarle a la gente, a través de una imagen, lo que ocurre en un momento preciso de la historia y la idea es que, si se trata de un hecho relevante, pueda ser conocido por las nuevas generaciones”.
Para Ortega en su trabajo, los reporteros tienen la posibilidad de convertirse en artistas “que podemos plasmar algo en un cuadro, cada uno según el estilo que más le guste o que su medio le exija; pero es algo cierto: siempre, al menos una imagen, es la que nosotros queríamos obtener por gusto personal”.
Retratando el carácter del oficio, Alipio Ortega contó que los fotógrafos, a través de sus lentes, son observadores de alegrías, llantos, miedos, catástrofes y desastres naturales y, que muchas veces, antes de lograr una imagen, han debido pasar horas de espera, de “hambre, sueño y cansancio; además de soportar frío, lluvia, sol y, por qué no decirlo, una que otra regada del guanaco y algo de los gases de Carabineros; pero pese a todo ello, estoy seguro que ninguno de los que hoy estamos aquí y que tenemos una cámara fotográfica como herramienta, pediría hacer otra cosa”, afirmó.
Por Jeanette Valenzuela /Panorama