Por Jaime Magnan Alabarce
“Un corazón rutilado en 29 grados” es un poemario de rápida lectura, pero de lenta asimilación, porque hay un universo por descubrir en cada una de las propuestas poéticas que nos presenta su joven autor, donde el giro de la intencionalidad se produce en el momento menos pensado, al igual que en un cuento, pero aquí no hay historias ni vivencias, hay sentimiento neto.
Mac Caro, en una especie de declaración de principios advierte que “he tomado un puñado de piedras de otros poemas” para construir sus propios poemas, pero no es así. De las ruinas de lo que fue un edificio de gran esplendor –como lo es la manoseada temática del amor-, el autor genera su propia arquitectura, un laberinto donde no todos los caminos conducen a Roma. Porque su trabajo no sólo comprende un muestrario de poemas de amor, no; además incluye un poema, de fuerte contenido social, circunscrito a nuestra propia contingencia, dedicado a Lorenza Cayuhan, “…la que sojuzgada recibió al fruto del amor. La que resistió la pesantez cruel del juicio mal formado. La que baja los brazos únicamente para tomar a Sayen.”
Esta activista mapuche que ha saltado tristemente a la fama por haber dado a luz encadenada, es la anécdota hipócrita del absurdo sistema judicial chileno, reflejo de todos nuestros males, es la bandera de lucha para exigir que ninguna mujer merezca traer su descendencia de esta manera al mundo. El momento del parto, ese dar a luz, no es otro acto que la máxima expresión del amor y a ella nos debemos los sobrevivientes de esta vida.
El poema genera exabrupto, porque la concepción del amor no es idílica; es parte de la cotidianidad y por eso, imperfecta, aunque duela.
Vencedora del dolor ¿Cuál es tu motivación?
tus hijos, quizá tus nietos o el sueño de pisar la eternidad.
Tengo tantas preguntas, como tanto que aprender de ti
Vencedora del dolor. “VENCEDORA DEL DOLOR”
Así también, el poemario incluye un hermoso pasaje que invita a mirar hacia atrás.
Las semanas en que el viento es patrono de las hojas y de todo.
Los periodos en que los aguaceros departen lenguas de diluvios.
Los días en que el aroma de las flores funda suspiros prendados por doquier.
Las horas de la tarde en que el calor se resiste a eclipsarse tempranamente con el sol.
En todo momento, siempre en mi casa de madera de pino, hubo un mate.
Yo bebo mate, como mi padre, como mi abuelo. No necesito nada más, quizás un pedacito de pan, pero nada más. “YO BEBO MATE, COMO MI PADRE, COMO MI ABUELO”
Así mismo, hay otros poemas en los cuales se van incorporando otras temáticas, entre ellas el erotismo y el amor de padre a hija, construidos con un lenguaje sencillo que componen una belleza sobrecogedora, a veces, con un dejo de ironía.
Ella te habló de mí…
Yo me hubiese quedado colgando de un anillo de Saturno,
Esperando caer puntual, sobre el algodón más simétrico.
De esos que se transmutan en nubes, las mismas que sobrevuelan lugares portentosos como el que refutaste; que resististe descubrir conmigo. “CHALVAJISMO”
¿Se puede rutilar un corazón en 29 grados?
Para poder contestar la interrogante, tal vez, deberíamos prepararnos para caminar sobre el agua. Ejercicio absurdo, sino tenemos preparado el corazón. Una buena manera de hacerlo, es leer el poemario de Mac Caro, hacerlo propio como si fuera un diario de vida y mirar hacia adentro, y buscar nuestra mirada interior.