<<La química de los acontecimientos es tan tremenda que hay hombres que siendo de carne recristalizan en agresivas tallas de acero, y no se sabe qué admirar más, si el misterio de su molecularidad o la violencia bárbara del destino que así los fragua en carbono mayor>> Roberto Arlt
En el mes de junio pasado la Pollera Ediciones, bajo el ojo de Felipe Reyes, sacó a la luz ROBERTO ARLT. LA QUIMICA DE LOS ACONTECIMIENTOS: CRONICAS Y COLUMNAS DESDE CHILE. A partir de un seguimiento biográfico del escritor y el contexto de su estadía en Chile el libro da cuenta de la aguda mirada de Arlt sobre el acontecer chileno de la época. Sus apreciaciones sobre la cultura y la política son abordadas en una serie de artículos-crónicas publicados entre los meses de diciembre de 1940 y octubre de 1941 para el “Diario El Mundo” y “Nueva Gaceta”.
Gloria Sepúlveda / resumen.cl
Roberto Arlt nació en Buenos Aires el 26 de abril de 1900 y murió en la misma ciudad el 26 de julio de 1942, tenía 42 años y tras estar muy enfermo, su cuerpo no resistió. Entorno a su biografía no hay acuerdos, puesto que cambió su nombre. Lo que se puede asegurar es que su familia tuvo un difícil pasar económico que no mermó su pasión por la escritura. Prolífico y agudo, su obra abarca el periodismo, la novela, el cuento y el teatro. Entre sus obras narrativas más conocidas destacan “El juguete rabioso” (1926) que iba a llamarse “La vida puerca”, “Los siete locos” (1930), “Los lanzallamas” (1931) y “Amor brujo” (1932). Arlt fue un gran cuentista y precisamente en Chile aparece “El criador de gorilas” (1941) publicado por Zig- Zag donde se cruzan con la crónica y recogen sus paso por España y el norte africano (Tetuán, Tánger y Ceuta) en los que relata con asombrosa maestría y tino la compleja cultura marroquí con giños también al budismo.
Cuando el escritor argentino llega a Chile, según consigna Reyes, se encontraba en una compleja situación personal. Ayudaba económicamente a madre, a su ex mujer y su hija adolescente se había fugado con un capitán de aviación, Roberto a la vez, se enamoró de Elizabeth Shine con quien mantuvo una compleja relación, Reyes recoge fragmentos de sus cartas en donde ella declara: “A veces él me pegaba en la calle pero yo le devolvía […] Era un sufrimiento, pero también era una necesidad estar juntos. Era un amor a pesar de nosotros” (p. 10). Las palabras de Elizabeth resultan reveladoras en nuestro siglo tras la persecución de violencia contra la mujer, no somos quienes para aventurarnos a juzgar. En otra carta a su hija Mirtia, Arlt escribe: “Como de costumbre, somos la piedra del escándalo de las honradas pensiones. Es el amor” (p. 21). Con ese contexto Arlt viaja a Chile como corresponsal de “El mundo” y la venía de su director, Carlos Muzio – Sáenz Peña.
Su salida de Buenos Aires intenta mermar la difícil situación personal que atravesaba. Instalado en Santiago comienza un periplo que da cuenta de una visión crítica en torno a la sociedad chilena. En “Nerviosidad de la política chilena” publicada en “El mundo” en 1940 escribe sin tapujos sobre el ambiente de un país que viene recuperándose de la crisis económica de los años 30 y del terremoto del año 39. Bajo el mandato de Pedro Aguirre Cerda, cuyo inolvidable lema “Gobernar es Educar”, Arlt da cuenta de las tensiones entre el Frente Popular (radicales, socialistas y comunistas) y el Frente anticomunista (compuesto por los conservadores y radicales). Declara su intención de “penetrar en el oscuro mundo de los negocios” (p. 32) donde la derecha chilena tiene su fuerte y con la llegada del Frente popular ve mermada su influencia al tiempo que crecen los sindicatos. Vencidos los liberales y conservadores en sus provincias declaran que no participarán en las próximas elecciones y el propio presidente debe calmar los ánimos. Sin embargo, los desencuentros continúan entre ambos bandos: “Un gobierno del Frente Popular, sólidamente apoyado por las masas, pugna y es enjuiciado por una minoría derechista” (p. 35).
En “Estructura política de Chile” Arlt desmenuza el panorama político ad portas a las elecciones que se avecinan para marzo de 1941, la derecha avizora que perderá los comicios: “La única salida que les queda es la contrarrevolución” (p.38). El conglomerado compuesto principalmente por “terratenientes, financieros, industriales y políticos” (ibíd.) alertas al cambio “estarían organizando clandestinamente brigadas de choque” al tiempo que alzan la voz en los medios “El Diario Ilustrado” y “El Imparcial”. En otra arista de la derecha se encuentra la Falange Nacional, “rama juvenil desprendida del Partido Conservador” (ibíd.), inspirada en el fascismo español que luego engendrará las bases de lo que hoy conocemos como Democracia Cristiana.
Vemos que la historia reciente de Chile se viene escribiendo mucho antes de 1973 donde las fracciones derechistas radicales y socialistas “no miran con buenos ojos la tendencia proletaria del Frente Popular” (p.39). Se suman a las tensiones nacionales, sabotajes, huelgas y la Segunda Guerra Mundial que se batalla en otras latitudes genera que los grandes capitales eviten invertir en el país.
La contrarrevolución intenta hacer lo suyo a través del “sabotaje económico” (p. 41) y la conspiración con el objetivo de “aplastar a las fuerzas rojas para salvar a Chile del caos” (Ibíd.). Por otro lado, el Frente Popular contrarresta la ofensiva organizando brigadas “y acusan diariamente al Frente Nacional Anticomunista de estar creando el clima que haga propicio el estallido de la guerra civil” (pp. 41-42). Lo que sucede en 1941 parece no ser muy distinto a lo que ocurrió en el trienio de la Unidad Popular. El Frente Popular intenta llevar a cabo una reforma agraria que busca la repartición equitativa de la tierra en Chile, que hasta el día de hoy pareciera funcionar según las leyes de los latifundistas que ven el territorio como un fundo al que explotar.
Arlt reúne antecedentes que grafica en “Deficit de salario y alimentación” como un “drama económico” (p.46) que el Frente Popular intenta balancear. Sin embargo personeros nazistas (así los denomina Arlt, recordemos el contexto de la Segunda Guerra Mundial) intentan explicar según sus argumentos la situación precaria del país arrastrada desde la crisis del ´29. Arlt consigna el déficit de salario con la capacidad de adquirir alimentos lo que ubica a Chile “en el primer puesto entre las naciones en las escalas de mortandad infantil” (p. 48) lo que provoca bronconeumonías, pulmonías y desnutrición. Ante este panorama queda claro por qué Salvador Allende dictaminó la entrega de medio litro de leche a cada niño y niña y madre embarazada en el segundo año de su mandato. Pasarán treinta años entre medio.
En otro de sus escritos, Arlt no tiene deferencia con Benjamín Subercaseaux. En “Chile a través de un aristócrata” el escritor argentino siente curiosidad por “Chile o una loca geografía” publicado en 1941, texto que Arlt considera superficial ya que “refleja la modalidad social de su autor” (p.55) a lo que añade “Hay momentos en el que el lector que conoce Chile se queda dudando si el libro que lee versa sobre Chile o sobre un país imaginario” (Ibíd.) debido a que los conventillos, cites, pueblos y “ciudades coloniales aplastadas por una miseria cruel, que escalonan de Norte a Sur al país de Chile, no aparece en ninguna parte” (ibíd.) El escritor argentino lee con sorpresa cómo Subercaseaux critica la situación de la mortandad infantil al escribir sobre las madres campesinas y proletarias como culpables de la pobreza del población y no la “oligarquía vasco- catalana de Chile que deja perecer intencionalmente a su campesinado de hambre” (p.56).
¿Qué observaría hoy Roberto Arlt a 79 años de su estadía en Chile? ¿Animaría el proceso democrático que el país está a punto de llevar a cabo? Seguro miraría con orgullo cómo la clase trabajadora sorteando los desafíos de la época intenta heredar a futuras generaciones de ciudadanos un país más justo algo que nuestros antepasados no alcanzaron a vivenciar.Roberto Arlt“La química de los acontecimientos”La Pollera. Edición de Felipe Reyes107 pp.