Flavio Araneda Hidalgo / resumen.clEl Gobierno de Chile implementará un plan de inyección de dinero en la región de La Araucanía, el llamado Plan Impulso Araucanía, que consideró 491 proyectos de inversión en un plazo de ocho años, equivalente a US$ 8 mil millones para el periodo estimado en 2018 a 2026.
De esta manera, el Estado chileno busca, a través del impulso de proyectos de obras públicas, salud, educación, medio ambiente y emprendimientos vía Corfo, resolver las demandas históricas del pueblo Mapuche. Si bien el Gobierno parte de la premisa que busca estimular el desarrollo económico regional y establecer una suerte de paz, las comunidades mapuche que se circunscriben en región de la Araucanía siguen fuertemente militarizadas y asediadas por la policía chilena.
Pese a que el Plan Impulso Araucanía se presenta con el discurso de “avanzar en el reconocimiento, valoración y apoyo de la cultura, tradiciones, lenguas de nuestros pueblos originarios”, está lejos de ser una realidad para las comunidades mapuche.
Rodrigo Curipan, Werkén de la Comunidad Ralquilko, en Collipulli, afirmó que la estrategia del actual Gobierno es blindar al empresariado que está instalado en la zona. “Quieren dejar tranquilo al sector privado y a su vez, dividir las fuerzas en el mundo Mapuche. El contenido del Plan Impulso Araucanía no es muy distinto a lo que otros gobiernos han tratado de implementar. Esta mesa de diálogo es cuestionable desde el momento en que ellos no reconocen los crímenes que han cometido contra el pueblo mapuche”.
El Werkén de la Comunidad Ralquilko, de Bajo Malleco, también se refirió a la Ley de Cuotas para promover la llegada de indígenas al parlamento chileno y la creación del Ministerio de Asuntos Indígenas y el Consejo de Pueblos. “Se habla de participación política de los mapuche en los escaños en el Congreso. Pero el pueblo mapuche no está demandando un reconocimiento constitucional. Somos sindicados como violentistas. Nosotros partimos de un piso político válido para nuestro pueblo y el Estado no quiere hablar de los problemas de fondo y le muestra al país que vivimos en un gueto, que no nos queremos desarrollar por no participar en sus políticas. Exigimos libre determinación, no domesticación por parte del gobierno de turno”.
La Comunidad Ralquilko de Bajo Malleco -así como muchas otras comunidades comprometidas con la recuperación territorial- plantea el ejercicio de la autodeterminación mediante su propia organización política, lejos de las estrategias y tácticas del Estado chileno para someter al pueblo mapuche. “Quieren establecer una mesa de paz. ¿Cómo van hablar de paz si no reconocen lo que ha pasado en todos los territorios mapuche?. El gobierno le miente a la sociedad chilena, los empresarios de la zona son los que llevan la batuta de este plan. Su institucionalidad nos deja como violentistas [...] Aún hay presos políticos. Todo esto se refleja con el nivel de militarización de la zona”, aseguró Curipan.
“Nosotros no podemos creer en el Estado chileno, porque son los mismos chilenos quienes sufren a diario los altos niveles de colapso y corrupción en los sistemas de salud, vivienda, educación, etc. Si la constitución dice que los respalda, en la práctica vemos constantes protestas para hacer valer esos derechos. Entonces no le creemos a este Plan Impulso del actual gobierno” concluyó el Werkén.
Foto: Camilo Tapia