San Fabián: la lucha arriera contra la explotación ambiental

por Movimiento social en defensa del río Ñuble Allá arriba, en la precordillera de la región del Bío-Bío, entre los cerros, se emplaza San Fabián, comuna fronteriza que consta de una población total de 3.780 personas de los cuales más del 60% pertenecen a pequeñas comunidades rurales cuyas principales actividades económicas se vinculan con la agricultura, la ganadería y con un creciente turismo comunitario y sostenible. Además, su territorio se encuentra atravesado en su totalidad por el río Ñuble. Sus montañas, ríos y su rica biodiversidad, hicieron que la UNESCO consignara a esta zona como Reserva Mundial del Hombre y de la Biósfera. Aquí vive además el huemul, el que encuentra en los cordones cordilleranos su hábitat más nortino dentro del territorio “chileno”. En este poblado, lleno de paisajes prístinos, también se produce el quiebre entre la vida campesina, las comunidades, las y los arrieros y los intereses de los grupos económicos de inversión. En este poblado también se reproduce lo más nefasto del extractivismo criollo, con el correspondiente despojo material e inmaterial que lo caracteriza. San Fabián y su río Ñuble se ven hoy amenazados por dos mega-proyectos hidroeléctricos: La “Central de pasada Ñuble”, en ejecución (de la Asociación de Canalistas del Maipo, filial Hidroñuble SpA) y el “Embalse Punilla” (del MOP a través de concesión), en proceso de licitación. La Central Ñuble se ubicaría entre los sectores El Caracol y Las Guardias, desviando el 92% del cauce de 20 km de río a través de un canal abierto en la falda de los cerros, con una generación de 136 mw instalados. Por otro lado, el Embalse Punilla es planteado como “multipropósito” (generación eléctrica y regadío, obra “estrella” de la administración Bachelet), represando el río con un muro de 136 metros de altura (la Torre Entel tiene 127 metros) e inundando 1.700 hectáreas de territorio cordillerano. Los efectos Según el mismo Servicio de Evaluación Ambiental, los proyectos provocarían una disminución crítica del hábitat de una flora y fauna hoy en peligro de extinción (especies como la vizcacha, el ciprés de cordillera, el pudú, y por supuesto el huemul) en una zona de alto interés ecológico. Todo esto sin considerar los riesgos geológicos, deficientemente estudiados, que representa el complejo volcánico Nevados de Chillán. Entre los efectos más adversos de este tipo de proyectos para las comunidades, se encuentran; su impacto directo sobre su sistema de costumbres, la degradación de su espacio vital y el socavamiento de su identidad y de sus formas de producción tradicionales, haciendo creer a las y los habitantes de un determinado territorio que sin la implementación de estas inversiones, se coartan las posibilidades del tan mentado desarrollo. En San Fabián, las empresas suplen las ausentes políticas del Estado que son incapaces de hacerse cargo de las necesidades más básicas de las comunidades, ofreciendo una serie de soluciones de corto plazo que finalmente sólo terminan fragmentando el tejido social construido durante décadas. Hidroñuble, a través del “dividir y conquistar” ha fragmentado unidades territoriales completas y el Estado, a través de los procesos de expropiación, hoy intenta desplazar y barrer a las pequeñas comunidades de arrieros y campesinos cordilleranos. La pelea Las acciones de conciencia y repudio han surgido espontáneamente, pero allá en las montañas sureñas pareciera que el cerco mediático es más fuerte. Aún así, ante la devastación, las mentiras y la prepotencia del Estado y del empresariado, las y los sanfabianinos se han levantado. Tras un arduo proceso de concientización y sociabilización de las problemáticas,emplazamientos directos a las autoridades, marchas históricas y cacerolazos en el “apacible” San Fabián de Alico, hoy el pueblo se levanta para defender su territorio. A la vista de la incompetencia de los entes fiscalizadores estatales, frente a las evidentes faltas, carencias y transgresiones a la RCA (Resolución Calificación Ambiental) por parte de la empresa Hidroñuble, ha sido la comunidad de San Fabián la que se ha organizado tanto en el frente legal como en el popular. En este contexto, en abril pasado, San Fabián salió a las calles, tomó las rutas y ejerciendo su soberanía, impidió el paso de la maquinaria hacia el valle del Ñuble. La interpelación era mínima: la paralización de las obras mientras la autoridad competente no materializase la adecuada fiscalización y la exigencia del fiel cumplimiento de la RCA. La respuesta, no se hizo esperar. La represión llegó a la cordillera, y la Reserva de la Biósfera, ya herida por las retroexcavadoras y los bulldozers, se llenó de las Fuerzas Especiales del Ministerio del Interior del Estado de Chile. El San Fabián cordillerano pudo mantenerse relativamente a salvo de la depredación forestal, y éste, ha sido su orgullo hasta ahora. Hoy, bajo el mismo patrón de acumulación que convirtió a la región del Bío-Bío en un sembradero de monocultivos, este San Fabián dice no a los megaproyectos hidroeléctricos. Frente a esto, frente al extractivismo voraz, frente al Estado empresarial y al desarrollo desigual, la organización de los territorios será nuestra única arma a través de la denuncia y la acción en todos los frentes de la comunidad misma, desde abajo y hacia arriba.   Publicado en Periódico Solidaridad
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