Durante la última semana de Marzo y la primera de Abril se estará presentando la obra teatral Pencopolitania en la sede de la corporación Artistas del Acero de Concepción. La obra cuenta con un elenco de 13 actores y es montada por la compañía penquista Teatro Reconstrucción.
La obra pretende reflejar la ciudad de Concepción: sus colores, espacios, historias, cultura, geografía, etc. A la vez, es esta característica uno de sus principales desafíos, porque intentar representar a una ciudad tan compleja y tan llena de contradicciones se hace una tarea del todo difícil.
El lenguaje utilizado es principalmente poético, en ese sentido la narración que hilvana la historia no responde a la clásica puesta en escena con un relato lineal, sino que éste va transitando por disimiles historias, aunque siempre unidas por el espacio en donde se desenvuelve la trama: la ciudad de Concepción.
La obra fue financiada por el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes y es dirigida por el actor santiaguino Rodrigo Perez, el mismo que dirigió la anterior puesta en escena de la Compañía Reconstrucción: El Pájaro de Chile. Por su parte la dramaturgia fue escrita en la zona por el joven escritor penquista Raúl Millán.
La necesidad de una reflexión colectiva en la práctica artística penquista
Sin duda, esta obra viene a diversificar la puesta en escena penquista, acoplándose a la tónica general en donde se puede apreciar cierta proliferación de producciones artísticas en la ciudad, tanto en el campo de la danza, como en el teatro. Esta diversificación en las temáticas y obras, eso sí, contrasta con la falta de discusión en torno a la práctica artística en general y a la teatral en particular. Hasta la actualidad no existen agrupaciones o instancias permanentes que se dediquen a generar un debate en relación a lo que entendemos por arte y cultura, así como las deficiencias en el modo de producción, circulación, fondo y forma de las obras que se realizan en la región. Tampoco hay un intento por tomar posición frente a las políticas públicas o privadas que se instalan dentro del campo del arte, sobre todo aquellas que no son satisfactorias para el desarrollo local.
Por otro lado, es evidente que faltan espacios que se construyan más allá de la esfera específicamente artística, es decir que no sólo se conformen para realizar “obras de arte”, sino para discutir lo que entendemos por arte y tomar posición colectiva en torno a esta materia, siempre en virtud de generar un dialogo y una reflexión más amplia y colectiva sobre el acontecer artístico en nuestra ciudad. Tratando así de ir superando la crítica facilista e individual, para dar paso a una reflexión colectiva anclada en el debate y la comunicación constante entre personas ligadas al campo del arte. Todo para consolidar posturas que puedan manifestarse de forma organizada en función de las necesidades de las diferentes comunidades artísticas de Concepción y sus alrededores.
Lamentablemente esta falta de diálogo y acción determina que muchas veces no existan los materiales o fondos para realizar actividades, o bien que actores y directores tengan que trabajar sin un sueldo mínimo que les permita tener una estabilidad en sus funciones, por otro lado también configura un estado de dependencia a la institucionalidad oficial, ya que no existen instancias autónomas que tengan una vocación por organizar un discurso y una práctica distinta a la hegemónica (más allá de intentos individualizados que son valorables, pero que no logran constituirse en una alternativa realmente potente y colectiva). La mera producción de obras, sin un debate real en torno al “cómo” y al “por qué” las generamos hace caer al mundo artístico penquista en un activismo sin reales proyecciones, ya que no está anclado en una discusión colectiva y propositiva llevada a cabo de forma sincera por todos sus integrantes.
El mundo artístico penquista está mostrando en los últimos tiempos la proliferación de obras en todas las ramas artísticas que demuestran una superación en los planos técnicos y estéticos que no pueden negarse. Pero la superación en estos campos no se condice con un avance cualitativo en la discusión colectiva en torno a lo que entendemos por arte y cómo podemos proyectarlo. Esta cuestión tiene que ver, más que con la búsqueda de la calidad estética de nuestras obras, con la capacidad de generar un discurso común en torno a los deseos y necesidades de la comunidad artística local. ¿Cómo pretendemos que se financie el arte local? ¿Cómo nos oponemos al centralismo en el ámbito cultural? ¿Cuál es nuestra postura frente a la construcción del nuevo Teatro Regional? Son sólo algunas preguntas que no tienen un posicionamiento más allá de las ideas individuales de cada uno de nosotros, aún no se conforman discursos comunes que permitan una práctica artística anclada en la realidad de nuestro territorio y no al mero capricho de las autoridades políticas de la capital o las grandes empresas que suelen controlar muchos de los fondos que se destinan a obras artísticas.
Es verdad que resulta difícil proyectar estos espacios y preguntas cuando los artistas ya tienen suficientes problemas derivados de las precarias condiciones a la hora de generar sus obras. Desde el hecho de que no reciben casi nada a cambio de su fuerza de trabajo, hasta la falta de circuitos culturales para la difusión de sus creaciones, hacen que el mero hecho de producir sus obras, en un ambiente adverso, ya sea un acto casi de heroísmo. Sin embargo, también es cierto que estos problemas que enunciamos no se solucionaran por arte de magia, o porque tal o cual partido político maneje el gobierno, sino que sólo encontraran una salida si se discuten colectivamente. Si se piensa fríamente, para esto sólo se necesita tiempo y un espacio, el resto son las ganas de llevar a cabo una discusión y una reflexión colectiva que posteriormente se pueda traducir en algún tipo de práctica autónoma y coordinada por parte de la comunidad artística local.
Dejando esta reflexión atrás, y entendiendo que responde a una problemática general en el campo artístico, y no a una obra en particular como Pencopolitania: los invitamos a presenciar esta pieza teatral que, por lo menos en el discurso verbal y escénico, pretende instalar diferentes problemáticas de forma crítica en torno al espacio que cotidianamente habitamos quienes vivimos en la ciudad de Concepción y sus alrededores. Con un lenguaje que provoca y una puesta en escena que se arriesga la obra pareciese prometer no dejar a nadie indiferente.
Fechas: 27, 28 y 29 de Marzo. 3 y 4 de Abril
Hora: 20:00 horas
Lugar: Artistas del Acero: O´higgins 1255 (entre Ongolmo y Paicavi, Concepción)
Valor: 3000 general y 2000 estudiantes