El movimiento estudiantil en los últimos 5 meses ha logrado dar un salto impresionante en la toma de conciencia política no solo del estudiantado sino que de un elevado porcentaje de la población chilena, en especial de los sectores de la llamada clase media, por décadas sumida en el consumismo y la desesperanza. Sin duda han comenzado a soplar nuevos vientos en este rincón del continente llamado Chile. El apoyo a las demandas estudiantiles (gratuidad, calidad, fin la lucro) y la forma de financiarlas ( reforma tributaria, nacionalización del cobre, nueva constitución, etc) han calado muy hondo en la conciencia de los chilenos y estos temas llegaron para quedarse.
Los cambios estructurales no se van a conseguir mientras tengamos un gobierno patronal, hay que conquistar un gobierno y un parlamento mayoritariamente dispuesto a implementar los cambios que el pueblo hoy reclama de múltiples formas. Hoy por hoy somos una abrumadora mayoría los que llegamos a la misma conclusión: NOS ESTAN CAGANDO (como muy bien lo ha expresado recientemente el periódico EL CIUDADANO).
Se ha avanzado una enormidad en la movilización y en la toma de conciencia, sin embargo todavía falta mucho camino que recorrer en la organización del pueblo por la base y en la articulación de una orgánica superior que tenga la vocación de poder, porque finalmente de eso se trata.
El fin de la dictadura no se logró con un lápiz y un papel como dice Ricardo Lagos. El pueblo de Chile logró sacudirse del dictador después de largos años de lucha multiforme y unitaria donde hubo que deponer las diferencias en función de un objetivo mayor, tuvimos que “barrer para adentro” y eso es lo que hay que continuar haciendo ahora, aquí nadie sobra, hay que articular un gran movimiento político y social con carácter genuinamente democrático desde la base social, pero no olvidando que la unidad que logremos será en la diversidad, en la sumatoria de las distintas “verdades”. Hay que desterrar todo intento de manipular, de hegemonizar, de pasar la maquina a los planteamientos ciudadanos, pero al mismo tiempo hay que estar disponibles para alcanzar acuerdos.
Lo central será lograr articularse en torno a un programa mínimo que recoja el grueso (sino todas) las demandas que ha venido planteando el movimiento social liderado por los estudiantes. Eso es lo que se necesita nada mas…pero tampoco nada menos. Esto solo será posible si las dirigencias sociales y políticas son capaces de sentarse a la mesa común de la unidad sin prejuicios y desterrando las desconfianzas y descalificaciones que solo llevan aguas al molino del enemigo.
Los cambios revolucionarios a que muchos aspiramos y que Chile necesita, solo serán posibles si logramos contar con el apoyo y la organización mayoritaria del pueblo. Y esto no será el resultado de la lucha, organización y participación de miles sino que de millones. La movilización estudiantil por si sola, no logrará instalar un gobierno de nuevo tipo que tenga la voluntad de implementar los cambios estructurales que la inmensa mayoría de los chilenos reclama. Se necesita contar con la participación de las organizaciones de los trabajadores, ambientalistas, de pueblos originarios, minorías sexuales, etc y por cierto de los partidos políticos que reconocen domicilio en la izquierda y el progresismo. Nadie sobra.
En las semanas , meses y años que vienen el gran desafío será ir generando un tejido social de tal magnitud que las demandas del movimiento estudiantil sean asumidas y enarboladas por las organizaciones sociales en todo chile y particularmente en lograr que la inmensa mayoría de los mas de 4 millones de jóvenes no inscritos en los registros electorales comprendan que deben involucrarse de manera activa, en los procesos electorales que vienen, hay que copar los municipios y el parlamento con nuevos rostros que tengan la voluntad política de hacer los cambios estructurales que se necesitan para hacer de chile un país mas justo y democrático. Las batallas mas importantes y definitorias aún no se han librado.
VALENTIN DURAN