No se podía dejar pasar esta fecha. El 11 de noviembre de 1983, la comunidad local y nacional se conmocionaba al saber del gesto de un padre, que desesperado por no saber qué había ocurrido con dos de sus hijos, detenidos días antes por agentes de la CNI, se quemó a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción. 31 años después, un grupo de familiares, amigos y ex integrantes del Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, lo recordaron.
Y lo hicieron en el mismo lugar donde Sebastián se inmolara. Desplegaron un gran lienzo de plástico negro con la leyenda: “Que la CNI devuelva a mis hijos”, las mismas palabras que dijera poco después de prender fuego a sus ropas y correr hacia la Plaza de la Independencia en medio del estupor y la incredulidad de quienes presenciaron la escena, la tarde de aquel 11 de noviembre de 1983.
Ahí estaba María Candelaria -la hija por cual dio la vida- junto a su madre, Elena Sáez quien esta vez presenció el acto de recuerdo desde una silla de ruedas, en silencio, con mirada triste y concentrada.
“11 de noviembre de 1983/ 11 de noviembre de 2014/ 31 años desde/ la inmolación de Sebastián Acevedo/ 31 años después/ en Chile no hay justicia/ 31 años después/ no podemos callar / lo que hemos visto y oído…”
La tradicional letanía que por mucho tiempo marcara las acciones del Movimiento Contra la Tortura Sebastián Acevedo, volvió a escucharse en medio del bullicio citadino.
“31 años después/ los torturadores siguen libres/ las víctimas piden justicia/ y Chile no está en paz. .. 31 años después/ estamos en la calle/ seguiremos cantando/ denunciando el sufrimiento/exigiendo justicia…”
Y luego de las palabras, el canto, aquellas estrofas que también marcaron ese tiempo: “Por el pájaro enjaulado/ por el pez en la pecera/ por mi amigo que está preso/ porque ha dicho lo que piensa. Por las flores arrancadas/ por la hierba pisoteada/ por los árboles podados/ por los cuerpos torturados /Yo te nombro libertad…”
Ahí estaba presente el gesto de amor de Sebastián hacia sus hijos María Candelaria y Galo Fernando, que agentes de la CNI habían detenido el 9 de noviembre. Pero su inmolación no fue sólo por ellos, dice su hija María. “Ese gesto de amor fue también con otros compañeros que en ese momento estaban detenidos y siendo torturados en recintos de la CNI en la región”, asegura.
Y aunque el paso de los años va borrando los recuerdos, María Candelaria Acevedo piensa que lo 40 años del golpe de Estado, conmemorados durante 2013, permitieron también que muchos jóvenes se acercaran a la historia de Sebastián.
“Nosotros tuvimos mucha concurrencia de estudiantes universitarios que querían conocer la historia, y eso es importante porque ayuda a la memoria, no solo de Sebastián, sino de otros hechos ocurridos para que tengan difusión y nunca más vuelva a ocurrir algo así por solo pensar distinto”.
Terminado el canto, se procedió a cumplir un gesto que había quedado pendiente del año pasado: la instalación de una sencilla placa en las gradas de la catedral con la leyenda: “ Aquí Sebastián Acevedo prendió su cuerpo en llamas en señal de protesta por la violación de los derechos humanos y la tortura cometidas durante la dictadura militar”.
Una nueva jornada de homenaje se había cumplido.
Texto y fotos: M.E.Vega
Fuente: http://www.tribunadelbiobio.cl/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=9053&Itemid=100