El esperado nuevo Hospital Dr. Oscar Hernández Escobar de Curacautín enfrenta un complicado panorama, al cumplirse más de un año de pausa en su construcción tras la quiebra de la constructora Claro, Vicuña y Valenzuela S.A. La quiebra de la firma viene a sumarse a la crisis crónica del proyecto, que ya lleva aplazándose más de seis años desde su anuncio oficial. La situación expone los desafíos que enfrenta el Estado ante el cierre de empresas constructoras y los impactos producidos en la atención de Salud Pública
Por Michelle Martínez
El nuevo Hospital Dr. Oscar Hernández Escobar, ubicado en Curacautín, en La Araucanía, es un proyecto que lleva más de seis años esperando concretarse, a partir de la necesidad de la comuna de acceder a un establecimiento de salud que sea capaz de solventar la demanda actual de pacientes. Sin embargo, producto de la quiebra de Claro, Vicuña y Valenzuela (CVV) S.A —la empresa que se encontraba a cargo de la obra desde 2020—, la faena de construcción ha estado pausada hace más de un año.
La situación actual se contrasta con lo planificado inicialmente por la seremi de Salud de La Araucanía, ya que a finales de 2022 se había anunciado que el cierre de la empresa no afectaría los plazos de las obras y que la construcción del Hospital de Curacautín continuaría a principios de este año. Después de meses sin novedades, recientemente la seremi de volvió a pronunciarse sobre el tema y confirmó que la faena se retomaría en enero de 2024.
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Según lo declarado a Resumen por Ernesto Yáñez, director del Servicio de Salud Araucanía Norte, «la concreción de este proyecto reviste especial relevancia para nosotros como Servicio de Salud Araucanía Norte, dado que esperamos que la comunidad de Curacautín pueda contar cuanto antes con un nuevo y moderno hospital (…) El impacto que esta obra tendrá en la población es enorme, dado que dotaremos a la comuna de Curacautín con un recinto de salud de más de 8.800 m2 de superficie total y que tendrá una vida útil de más de 30 años».
El director del servicio agrega que, «desde la quiebra de la empresa CVV, que hasta el mes de octubre del año 2022 ejecutaba las obras, como servicio hemos realizado un importante despliegue de nuestros equipos técnicos para poder levantar cuanto antes el proceso licitatorio. La oferta más conveniente según la comisión evaluadora es cercana a los $31 mil millones de pesos. Actualmente estamos a la espera que el decreto de identificación presupuestario sea tomado de razón por Contraloría, el cual nos permitirá adjudicar la ejecución de este proyecto a la empresa (que ganó la licitación)».
De acuerdo a lo declarado por el Servicio de Salud Araucanía Norte a Resumen, la construcción del hospital de Curacautín es un proyecto que data de 2017, que beneficiará a más de 15 mil personas, y que se ha enfrentado a la quiebra de dos empresas constructoras a cargo de su ejecución: Ingetal S.A en marzo del año 2019 y Claro Vicuña Valenzuela S.A en octubre del año 2022.
Desafíos del Estado tras el quiebre de Claro, Vicuña y Valenzuela S.A.
Claro, Vicuña y Valenzuela (CVV) S.A fue una de las más grandes empresas constructoras a nivel nacional, la que cumplió 65 años en el rubro antes de su quiebra. Su cierre se encontró envuelto en controversias producto de la larga cantidad de obras que estaban en manos de la sociedad. En 2022, la empresa difundió, a través de un comunicado, que cerca de treinta obras en ejecución a lo largo del país se verían frenadas por su quiebra, junto al anuncio de la desvinculación de más de 2.500 trabajadoras y trabajadores.
En relación al impacto que produjo el cierre de las obras a las y los trabajadores de la construcción del nuevo hospital de Curacautín, el director del SSAN explica que, «la empresa CVV cesó las faenas tras comunicar que iniciaría el proceso de liquidación, dejando cerca de 30 obras inconclusas a lo largo del país, incluido el hospital de Curacautín y un total de 107 trabajadores sin su fuente laboral en la comuna. Es importante señalar que tras la quiebra y como mandantes de esta obra asumimos el pago de las remuneraciones, cotizaciones previsionales y los finiquitos a aquellos trabajadores con los cuales la empresa mantenía deudas pendientes».
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Muchas de las obras que dejó pendiente CCV S.A en todo Chile se desarrollaron como parte de los convenios realizados entre la firma y el Ministerio de Obras Públicas (MOP). Entre los proyectos más destacados que quedaron pendientes para su ejecución, se destacan el Bypass de la comuna de Castro, en Chiloé, región de Los Lagos; la construcción del Puente Ciruelo, ubicado en el sector del Río San Pedro, en la Región de los Ríos; proyectos habitacionales en San Pedro de la Paz y Hualpén, comunas ubicadas en la región del Biobío, además del Puente Bicentenario en Concepción. A estas, se suma la iniciativa del proyecto del nuevo hospital de Curacautín.
El hecho de que las obras públicas sean retrasadas por la quiebra de sociedades no es algo nuevo. En el caso del Puente Bicentenario, la construcción de su infraestructura ha significado la realización de tres licitaciones —y esperándose una cuarta para el próximo año tras el cierre de CVV S.A—, las cuales se han traducido en más de 11 años de trabajos pospuestos.
Las necesidades en atención de salud tras seis años de espera
El emplazamiento del nuevo hospital se encuentra ubicado al costado del antiguo hospital de la comuna, el cual se ha mantenido en funcionamiento desde la década de los 60’. La importancia detrás de la construcción de este recinto de salud radica en el estado actual de la atención de salud en Curacautín, el cual se encuadra dentro de la modalidad de hospitales comunitarios, es decir, de recintos hospitalarios de urgencia que no poseen atención de especialistas del área de la salud y que su subvención depende de la cantidad de atenciones realizadas.
Sobre el panorama de la salud de la población, Luciano Villablanca, presidente de la Confederación Nacional de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud (Fenpruss) en Curacautín, explica a Resumen que, «la comuna, en la actualidad, no posee otro hospital, y tampoco tiene Centros de Salud Familiar (CESFAM), por lo que el principal acceso a la salud de los más de 15 mil residentes de Curacautín depende en gran medida del antiguo hospital y de las derivaciones que se hacen a los hospitales de Victoria y Angol. Es una situación de precariedad que tiene que ver con el funcionamiento de todos los hospitales comunitarios del país».
«Después de las obras del nuevo hospital en 2017, se dividió la atención ya que las construcciones se realizan al lado del mismo hospital antiguo. Todo lo que es urgencia, diálisis, hospitalización, laboratorios, se mantuvo en el hospital antiguo. La atención primaria completa, que incluye kinesiología, pediatría, adulto mayor y pacientes crónicos, se reubicó en unas casas patronales en la calle Patricio Chávez. Con el pasar de los años la ubicación ha supuesto problemas para la gente, porque ambas instalaciones se encuentran mutuamente distantes» señala el vocero.
Respecto al estado actual de la atención de salud en la comuna, el dirigente de Fenpruss concluye que, «el antiguo hospital como tal no da abasto para la población, la modalidad comunitaria del recinto no permite recibir suficientes fondos, lo que implica que existe menos presupuesto para el personal y esto afecta tanto a la población como a los funcionarios, porque hay mayor carga laboral. Hay un total de 170 trabajadores registrados en el recinto, pero esta cifra no es la misma que la cantidad de personal que realiza sus funciones en las jornadas diarias. En 2021, se estableció que, tras el término del proyecto, se aumentaría la dotación de personal, el cual debería llegar a 239 funcionarios, pero esa cifra no se podrá alcanzar si es que no terminan pronto las construcciones».