Sindicato de Estibadores de San Vicente: 57 años en la historia de la Región y de los Trabajadores

Patricio Villa / resumen.cl

Este 12 de agosto, el Sindicato de Estibadores de San Vicente cumplió 57 años. Por estos años ha pasado también parte de la historia del país y de la región.

La cuna fue Huachipato

Aunque la construcción del Puerto de San Vicente fue en la década de 1960, la historia de este sindicato empieza algunos años antes. Esto porque el 12 de Agosto 1954, trabajadores del muelle de Huachipato crearon el Sindicato Profesional de Estibadores y ramas similares de la Compañía de Acero del Pacifico S.A. de San Vicente.

Según los testimonios de los actuales trabajadores, en ese momento existía una disputa por quién lograba acceder a trabajar en los puertos, por lo que la constitución de este Sindicato, años antes de la construcción del Puerto de San Vicente, era una especie de anticipación a los hechos para quedarse trabajando en tal puerto.

¿Qué motivaba a estos viejos a querer trabajar en el puerto como estibador y no en otra pega? La plata. Desde los años 40 en adelante, el estibador marítimo obtuvo una mejora considerable en su remuneración. Sucesivas huelgas, comenzadas a principios del siglo XX en los puertos salitreros del norte, habían contribuido a ello.

Otro factor muy importante es lo estratégico de su función para la economía. Muchos trabajadores pueden paralizar sus actividades por días, pero si esto nota en los gananciales de las empresas, su nivel de presión es menor. Cuando los estibadores paralizan, las empresas acostumbradas a ganar millones caen en el vacío, por lo que (unas antes y otras después) prefieren acceder a sus peticiones. En este sentido, la reciente lucha de Lirquén retrata esta situación.

Entre marítimos y portuarios

Cuando se inauguró el Puerto, ya estaba constituido el Sindicato desde donde saldrían a los trabajadores que le darían vida. Este puerto lo construyó el Estado en el marco del proceso industrializador del país, por lo que quien lo administraba era EMPORCHI (Empresa Portuaria de Chile).

Todos los trabajadores que laboraban “en tierra”, dentro del recinto portuario eran trabajadores de EMPORCHI y se les denominaban “portuarios”.  Todos los que laboraban al interior de los buques, en distintas funciones eran denominados “trabajadores marítimos” y los obreros que habían formado el sindicato llegaron a trabajar como tales.

Los obreros de San Vicente estaban afiliados a la COMACH, la Confederación de Trabajadores Marítimos de Chile que negociaba, un tarifado nacional y llegó a alcanzar logros tales como: Que las empresas sólo podían trabajar con personal sindicalizado y con matrícula (permiso) marítima, sin poder seleccionar. También debían respetar el número de hombres por cuadrilla, fijada para cada labor. Por otra parte, se logró que en los puertos se trabajara en dos turnos de 6 horas (mañana y tarde), fijando sólo 230 días laborales por año.

Medios Pollos

Un elemento característico de los estibadores de la época, fueron los “medios pollos”. Se le llamaba así  al acuerdo entre un trabajador con matrícula marítima y otro que no tenía. El que tenía, se la cedía al que no y por ello le cobraba la mitad del valor del turno; el “medio pollo”. Los viejos se acuerdan y afirman: “y seguía siendo plata”. Hay algunos que llegan a decir que, incluso hubo “cuartos pollos”.

Los trabajadores aclaran que el “medio pollo” no era muestra de holgura económica y flojera, sino que era una respuesta solidaria ante sus condiciones laborales. Por estos años, el trabajador portuario, si bien había conquistado un salario superior al promedio de los trabajadores, no tenía (y nadie tenía) derecho a que se le pagara una licencia médica, si es que se enfermaba o se accidentaba, tampoco a que se le pagara una pensión de invalidez o de jubilación. Por eso, mientras el titular no podía laborar, un suplente lo reemplazaba, usando su matrícula y su lugar en el sindicato.

El suplente que reemplazaba, comenzaba a perfilarse como el heredero de la matrícula, luego del fallecimiento del titular. Esta fue una expresión del origen del sindicalismo en general; las sociedades de socorro, que practicaban la solidaridad como forma de sobrellevar la explotación y la pobreza que pesaba sobre los obreros y sus familias.

1981, la Ley Maldita

Durante estos años, los trabajadores del Puerto de San Vicente y de muchos otros puertos, accedieron a condiciones de vida que se vieron deterioradas a partir de la entrada en vigencia de la Ley 18.032, llamada “Ley Maldita”.

En esta Ley, la Dictadura implementaba su “Plan Laboral” para los trabajadores marítimos y entre sus efectos podemos contar la cancelación de las matrículas de trabajador marítimo. Desde ese momento cualquier persona pudo trabajar en el puerto. La saturación del rubro propició la formación de múltiples agrupaciones de trabajadores, dispuestas a pelearse los convenios con empresas, bajándose cada vez más el salario. Es de esta manera que el ingreso bajó a menos del 20% de lo que ganaban antes.

Junto con esto, las empresas pudieron seleccionar a su antojo a los trabajadores, por lo que los intentos de lucha y organización fueron duramente castigados. Si bien, el Sindicato de Estibadores de San Vicente, junto a otros de la región y del país, recuperaron el derecho “a nombrada”, en Lirquén aun no se recupera y fue uno de los puntos que quedó pendiente en la reciente lucha.

Otras medidas establecidas en esta Ley, fue el fin de la exclusividad de las faenas que realizaban. Muestra de ello fue que hasta esta fecha, los sindicatos tenían por nombre “de profesionales”, pues se referían a una función específica. Sin embargo, desde 1981, junto con la entrada de empresas privadas a faenas que eran exclusivas de EMPORCHI, se “flexibilizaron” también sus funciones. Hasta aquí llegó la diferencia entre marítimos y portuarios. En otras palabras; te pueden mandar a molo, a patio o a abordo.

El privilegiado sistema de jornada laboral de 2 turnos de 6 horas en el día, se cambió por uno de 3 turnos por día (mañana, tarde y noche), de 7.5 horas cada uno. Cabe señalar que bastantes accidentes al interior de los puertos se dan en el “tercer turno”, que es el que comienza a las 23 horas y termina a las 06:30 o a veces a las 07:30. El cansancio y la oscuridad lo propicia, sin embargo, para las empresas, el negocio no puede parar.

En 1985, los marítimo portuarios, después de una reorganización, realizaron un paro nacional que duró 5 días, luego que sufrieran los embates represivos propios de la Dictadura, llegando a tener dirigentes relegados a otros lugares.

Es necesario mencionar que este paro se realizó sin que la antigua COMACH participara en él, pues sus dirigentes habían sido activos opositores al gobierno de Salvador Allende y en ese momento estaban comprometidos a fondo con la Dictadura, afiliándose a organizaciones sindicales internacionales, financiadas por EE.UU.

Aunque el Sindicato de Estibadores de San Vicente se mantuvo firme, junto a otros, no se logró revertir las paupérrimas condiciones en que estaban.

Cayó  la Dictadura, pero no la Ley Maldita

La Ley que marcó a estos obreros preparaba el camino para la privatización de los puertos. Por ello es que EMPORCHI prácticamente se disuelve en 10 empresas pequeñas y comienza a acelerarse la entrada de empresas privadas a realizar funciones que antes eran estatales.

Este proceso culmina con la concesión de gran parte de los puertos a los grandes grupos económicos del país. En el caso de San Vicente, fue entregado el año 2000 al fallecido Ricardo Claro, junto a empresarios de EE.UU. La privatización del puerto representaba la cesantía para muchos de sus trabajadores, por lo que debieron luchar para conseguir mejores garantías para el retiro y fue en este proceso donde se revitalizó la organización de los marítimo portuarios.

Aquí consiguieron mejoras que no las hubiesen alcanzado sin haberse movilizado. Con este aprendizaje, el Sindicato trabajó en función de la unidad y la organización del sector marítimo portuario, ahora ya llamado portuario.

Resultado de ello fue el paro regional del 2003, que reunió a gran parte de los puertos de la región, demandando mejoras a las empresas que operaban en los puertos. Coronel, Talcahuano, Muelle Huachipato y San Vicente obtienen un 30% de aumento de salario por turno, bonos por trabajar el “tercer turno”, con lluvia y domingos y festivos. Además se recuperó la capacidad de negociación de los trabajadores, mutilada en Dictadura.

En este constante trabajo organizativo, se destaca la persistencia de Dante Campana, ex presidente del Sindicato de San Vicente, fallecido hace dos años y recordado por su gente como quien los llamaba constantemente a fortalecer la unión y la solidaridad, pues estas eran imprescindibles para las luchas venideras.

Paralelamente a que el Sindicato sigue sumando obreros a sus filas, también convierte en práctica los discursos, pues reacciona con solidaridad ante la desgracia de algún compañero o incluso ante las necesidades de la comunidad.

Actualmente se encuentran trabajando en la Unión Portuaria del Bío Bío, que agrupa a los trabajadores portuarios de la región. Su acción solidaria fue determinante para el triunfo de los portuarios de Lirquén.

Hasta ahora, junto a la Unión, han participado de dos paralizaciones laborales, en apoyo a las demandas educacionales que hoy levanta el movimiento social. Su respuesta ha sido mucho más anticipada que la que ha tenido la CUT, demostrando una genuina preocupación por los temas que les afectan a los trabajadores padres de hijos endeudados y víctimas de una educación que perpetúa la pobreza.

La progresiva toma de conciencia política que han vivido los portuarios de San Vicente, no sólo se expresa en sus apoyos al movimiento social, sino que también en el intento por reconstruir su historia e identidad.

A las 10 de la mañana del 22 de Septiembre de 1973, militares bajo las órdenes del propio Manuel Contreras, llegaron a la sede del Sindicato de Estibadores del Puerto de San Antonio para detener a un dirigente, y luego dirigirse a los domicilios de tres de ellos.

Estaban acusados de haber intentado paralizar el puerto de San Antonio y desobedecer las órdenes de la autoridad designada. Fueron asesinados por la patrulla militar que los retenía. Sus nombres eran Héctor Rojo, Samuel Núñez, Armando Jiménez y Guillermo Álvarez.

Después de 31 años, las familias pudieron dar sepultura a estos trabajadores, mientras Manuel Contreras cumple presidio al interior de una cabaña en el penal Cordillera, ubicado al interior del Regimiento de Telecomunicaciones del Ejército de Santiago.

En recuerdo y honor, y como denuncia de este impune crimen, los estibadores de San Vicente planean proponer el 22 de septiembre como el Día del Trabajador Portuario.

*Este artículo no hubiese sido posible sin el aporte del propio Sindicato de Estibadores de San Vicente, que proporcionó información recopilada y donde vuelve a destacarse la figura de Dante Campana, quien incentivó la reconstrucción de la historia de este sindicato y de este gremio. 

Foto: Trabajadores apoyando la lucha estudiantil.

Se conmemoró por primera vez el Día del Trabajador Portuario

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