Que los medios de comunicación dominantes son un poder en sí mismos, no es una novedad. Que son funcionales al poder, tampoco. El propio auto reconocimiento de ellos como un “cuarto poder”, no nos debe sorprender. Sin embargo, hay situaciones en las que uno se cuestiona y se hace preguntas.
Nadie condena el hecho de la muerte de una persona, siempre es un hecho lamentable. Pero cabe preguntarse ¿se da la misma cobertura a los naufragios que terminan con la vida de pescadores artesanales todos los años?, ¿Se dio la misma cobertura en los medios de la muerte de Manuel Gutiérrez? ¿Salieron más de 20 páginas en LUN hablando de su muerte y de su vida? Claramente, para la prensa, no tiene la misma importancia la muerte de Felipe Camiroaga, frente a la muerte de Manuel Gutierrez. Si aceptamos que la muerte de una persona es mas importantes que otra, estamos aceptando que la vida de una persona vale más que otra. Y eso es lo que efectivamente está sucediendo. Para los medios de comunicación hegemónicos la vida de algunos vale mas que la de otros.
¿Por qué la de muerte de rostros de televisión y personajes influyentes es más importante que la muerte de un joven de 16 años?
Podríamos decir que existen dos aristas en juego. En primer lugar, vale considerar la condición de clase de los involucrados en el accidente. Por un lado, tenemos la muerte de un joven de sectores populares, de un nivel socioeconómico bajo, en definitiva pobre, por otro, tenemos a gente de niveles socio-económicos altos, pertenecientes a cúpulas de poder y medios de comunicación. La balanza está claramente desequilibrada. Para la actual sociedad, dividida en clases sociales, resulta más importante la vida de quienes tienen una condición socioeconómica mayor.
La segunda arista se puede encontrar por medio de la formulación de la siguiente pregunta. ¿Cuál de los dos
hechos es más provechoso políticamente para los poderosos? Sin duda la muerte de Manuel Gutiérrez no agradaba mucho a la clase política chilena. Su muerte restaba legitimidad al actual sistema político y social. El fallecimiento de un niño, a manos de carabineros, en ningún caso es un hecho que pueda ser capitalizado por la clase política. El hecho nos devela un sistema que utiliza la violencia para solucionar los problemas y desigualdades sociales. Nos permite visibilizar el carácter represivo de un Estado que deja que carabineros utilice su fuerza indiscriminadamente contra civiles inocentes. Es un hecho que resta legitimidad al gobierno, que lo obliga a dar explicaciones y les hace perder su preciada estabilidad social, su “paz” como ellos la llaman.
Tampoco conviene a los poderes empresariales que la clase política sea desacreditada, ni deslegitimada, pues es ella la que mantiene, en forma actual, el modelo social que les entrega las grandes ganancias que ostentan, en desmedro de los sectores populares, exactamente del que provenía Manuel. Por consiguiente, tampoco favorece a los medios de comunicación, ya que al verse afectados, la clase política y colateralmente los empresarios, los medios también ven disminuidos sus intereses y ganancias. No debemos olvidar que los medios de comunicación hegemónicos obtienen sus recursos de la publicidad del Estado y las mega empresas. En ningún caso darán cobertura a la muerte de personas que puedan deslegitimar a la clase política y a la empresarial (a menos, claro está, de que exista presión social de por medio).
Ni siquiera se le dio la importancia política de que fue asesinado por carabineros. Institución, que con la complacencia de los medios, se lavó las manos con la renuncia del general en Jefe de carabineros Gordon. La clase política chilena también se lavó las manos, externalizando sus responsabilidades a la institución de carabineros. Ningún político pagará por la muerte del joven Manuel.
Sin embargo, la muerte de una persona, de la cual se puede sacar provecho por parte de la clase política y empresarial si puede ser explotada por los medios de comunicación. La muerte de Camiroaga y el resto de la tripulación entregan varios beneficios al sistema social imperante. En primer lugar, aumenta el rating de los canales de televisión, los cuales juegan con el morbo y la farandulización de la realidad para obtener mayores niveles de sintonía, por otro lado la clase política asume una posición de voceros oficiales y legítimos frente a la muerte de los involucrados en el accidente de Juan Fernández, en termino simple ganan tribuna gratis y adquieren el rol de mediadores entre un accidente y la “pena” de la sociedad. Por último, la muerte de los rostros de televisión y empresarios da espacio para que se posterguen otros hechos noticiosos que no son del agrado de la clase política, un ejemplo claro es el conflicto estudiantil.
Los medios de comunicación prestaron casi nula cobertura a la reunión entre los actores educativos y el gobierno. Reunión masivamente esperada por más de tres meses por amplios sectores de la sociedad. La muerte de Camiroaga y el resto de tripulantes se transformó en la única noticia relevante en el acontecer nacional, desplazando el resto de problemáticas. Esto nos confirma la capacidad que poseen los medios de comunicación hegemónicos para establecer las pautas informativas a nivel nacional. Los amplios sectores de la sociedad tienen que atenerse a la pauta editorial de los medios, los cuales, como acabamos de ver, siguen los intereses de otros grupos sociales como lo son el Estado y las mega empresas, sus principales entes financiadores.
Por último cabe una reflexión moral dentro de la problemática. ¿Cuál muerte es más importante a nivel moral para la sociedad? En el caso de la muerte de los tripulantes del avión, estamos frente a un penoso acontecimiento fortuito, o sea es una acción que se produjo debido a un accidente. Sin embargo la muerte de Manuel Gutiérrez, no responde a un accidente, sino que a un modelo de sociedad. Un modelo que implanta soluciones sociales a través de la violencia. La muerte de Manuel no fue un accidente, más bien responde a decisiones políticas del gobierno. La decisión confrontacional y represiva del gobierno frente a la protesta social es lo que determinó el asesinato de una persona inocente. Frente a los dos sucesos ¿Cuál debería importarnos más como sociedad? Creemos que precisamente aquellos que podemos evitar como colectividad, aquellos que podemos combatir y en el único caso en donde podemos tener incidencia y ejercer presión social para que nunca vuelvan a ocurrir, es decir: el de la muerte de Manuel Gutiérrez.
En un momento álgido de la política nacional, en la que Chile (como tanto les gusta a los chilenos) ha sido reconocido a nivel mundial, los medios más que informar, desinforman. Y más que desinformar, engañan y encubren. La creciente indefensión informativa de la sociedad civil es preocupante. La capacidad de los medios hegemónicos para implantar temas es sorprendente. La situación se produce por la nula soberanía comunicacional que tenemos nosotros y nosotras. Los canales de televisión y los diarios nacionales de mayor popularidad pertenecen a mega-consorcios comunicacionales que tienen una visión común frente a los problemas. Permanentemente fabrican consenso al implantar la falsa idea de que existe libertad de opinión y diversidad en las fuentes de información. Sin embargo la verdad es que la mayoría sigue la misma pauta editorial, supeditada a los intereses de sus dos grandes auspiciadores: El Estado y el Mercado. Nunca debemos confiar en lo dicho por los medios hegemónicos, ya que su accionar no busca la difusión sincera de la información, sino la diseminación de una comunicación que no afecte los intereses de los poderosos.
No nos cansaremos de acusar, en definitiva, al aparato estatal y sus formas políticas e ideológicas de manejar a las personas. Debemos denunciar acá no solo a los medios en forma aislada, como que fueran ellos el único problema, sino a lo que está detrás: un sistema político, social, económico y cultural que nos ataca día a día, que nos engaña día a día, que nos hace ignorantes y sumisos. Que nos hace entristecer o alegrarnos con estupideces, que juega con nuestros sentimientos de manera morbosa y burda. Estamos frente a medios que encubren y respaldan a las instituciones que nos oprimen (policía, Iglesia, Estado, la transnacional, etc). Frente a la realidad descrita resulta importantísimo el empoderamiento comunicacional e informativo de la sociedad civil. La creación de medios de comunicación al servicio de la población es trascendental para romper el cerco informativo y construir comunicación original y critica.
Hace poco tiempo el gobierno ha decretado 2 días de duelo nacional para los muertos en la tragedia de la isla Juan Fernández. Sin embargo, para Manuel Gutierrez, Claudia Lopez, Rodrigo Cisternas, Daniel Menco, Matias Catrileo y los tantos que han muerto a manos de carabineros no hubo duelo nacional. No nos queda más que llevar sus muertes en nuestra memoria, ya que ninguna ceremonia institucional los recordara y sus muertes solo quedaran como una cifra amarga en esta supuesta democracia.
Escrito por algunos estudiantes de la toma del departamento de Historia de la Universidad de Concepción
Lienzo hecho por los estudiantes de Historia junto a los de artes en la U de conce
Extraído de Metiendo Ruido
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