Por Carlos Hernández Torres
Estos días, en medio de los trámites legislativos, ha reflotado la discusión sobre el sistema de pensiones en Chile. En ella, se ha insistido en argumentar de manera “técnico-económica” la incapacidad del sistema de AFP en entregar pensiones dignas (50% de los pensionados a diciembre 2019 se autofinanciaron una pensión menor a $145.000, con un promedio total entre pensionados de $283.000 inferior al sueldo mínimo e incluyendo aportes del Estado). Sin embargo, creo que se hace insuficiente.
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Pienso que a este sistema perverso y único en el mundo se le combate también con pro-puesta, viable técnicamente, pero también fundada en una ética profundamente humanista, tal como la propuesta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores y Trabajadoras No+AFP.
Nuevo sistema de pensiones para Chile
La propuesta elaborada por la CNT No+AFP, en conjunto con diversas organizaciones el 2016, plantea una alternativa al modelo de pensiones de la dictadura basada en los principios de la seguridad social.
A nivel macro, se propone un sistema REPARTO con financiamiento TRIPARTITO - es decir, que contribuyan a la cotización el trabajador/a, el empleador y el Estado - y basado en la SOLIDARIDAD intergeneracional, en el sentido de que las cotizaciones de las personas activas se destinen a pagar las pensiones de los pasivos.
La nueva pensión se calcularía de acuerdo a los años de cotización, asegurando así el porcentaje de su ingreso imponible promedio de los últimos 10 años (tasa de reemplazo) al momento de jubilar, desde un 12% con 1 año de cotización, hasta un 80% con 40 o más años.
Se incluye también, en la propuesta, una “pensión universal no contributiva” igual al salario mínimo ($301.000 a diciembre del 2019) para aquellas personas que no han cotizado y una pensión mínima que va aumentando de acuerdo a sus años de imposición, desde un 102,5% ($308.525 a diciembre del 2019) del salario mínimo con 1 año de cotización, hasta un 164% ($493.640 a diciembre del 2019) con 40 años o más. Junto a ello, se propone una pensión máxima en relación a sus años de cotización en el sistema, utilizando de referencia la tasa de reemplazo para un sueldo de 100 UF.
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Este nuevo sistema de pensiones para Chile, se financia bajo el supuesto del aumento gradual de las cotizaciones a un 18% del sueldo, siendo 9% aporte directo del trabajador y un 9% por parte del empleador, el aporte directo del Estado a las pensiones de un 0,15% del PIB el 2019 a un 6% el 2042 y un Fondo de Reserva Técnico que administrará el traspaso de fondos de las viejas AFP, como también el superávit (el excedente entre ingresos y egresos) de los primeros años -considerando que aún tenemos una alta tasa de trabajadores activos con respecto a los pasivos- con el fin de asegurar a largo plazo la sostenibilidad del sistema.
Finalmente, la propuesta fue proyectada hasta el 2100 con indicadores macroeconómicos conservadores, resultando sostenible y con fondos de reserva suficientes. Cabe destacar que en la transición no se plantea la expropiación de los fondos actuales a los cotizantes.
Solidaridad
Los pueblos en su historia han tendido a nunca dejar a aquellos que no pueden trabajar (ancianos o dependientes) a su suerte, al cuánto han “ahorrado” en su vida personal. Por el contrario, en general se ha hecho patente la solidaridad intrínseca de la experiencia humana.
La solidaridad como un “hacerse cargo” de los excluid@s por el sistema, en este caso los que dejaron de ser “productivos”, es la alternativa humana a un mundo que nos dice “cada cual se rasca con sus propias uñas” y que hoy ofrece miseria a nuestr@s viejitos queridos.
Hoy se resquebraja uno de los pilares de la dictadura, el sistema de AFP, que no sólo posee una dimensión económica, sino que también sustenta la ideología del neoliberalismo chileno: el egoísmo.
Hoy, como ayer, se hace necesario que levantemos la bandera de la solidaridad, frente a la indolencia de una élite que la confunde con limosna, sobre todo entre quienes pareciéramos estar fuera de las consideraciones del poder: Jóvenes, mujeres, disidencias, trabajador@s y ancianos, pueblo chileno en general.